Una fosa com¨²n con m¨¢s de 3.000 cad¨¢veres revela los horrores del r¨¦gimen de Sadam
Cientos de personas buscan en la aldea de Al Mawil restos de sus familiares
La aldea iraqu¨ª de Al Mawil, 85 kil¨®metros al sur de Bagdad, se ha convertido en un escenario dantesco tras el hallazgo de una fosa com¨²n con los cad¨¢veres de hasta 3.000 personas asesinadas durante el r¨¦gimen de terror de Sadam Husein. Las escenas all¨ª recuerdan a las vividas en Kosovo. Los familiares de los desaparecidos se agolpan en torno a la tierra excavada junto a cientos de bolsas de pl¨¢stico con los restos humanos que se van recuperando. En medio de la desesperaci¨®n y el dolor, algunos de ellos buscan a sus allegados hurgando con las manos desnudas entre los huesos y los jirones de ropa.
Pero el hallazgo no ha sido una sorpresa para muchos. Seg¨²n Peter Bouckaerte, de la organizaci¨®n Human Rights Watch (HRW), muchos de los habitantes del lugar sab¨ªan de su existencia pero lo guardaron en secreto durante los 12 a?os que ocup¨® el poder el ex dictador iraqu¨ª. El mismo funcionario ha asegurado que, dado el tama?o de la fosa, y en comparaci¨®n con otras que ha estudiado en lugares como Kosovo, podr¨ªan aparecer hasta 10.000 cad¨¢veres.
El enviado de HRW cree que tal vez un 90% de los restos se queden sin identificar. Seg¨²n ¨¦l, la simple extracci¨®n de restos sin orden y sin la presencia de forenses ni de las fotograf¨ªas pertinentes, va a impedir reunir pruebas incriminatorias.
Muchos de los cad¨¢veres presentan agujeros de bala en el cr¨¢neo y en el t¨®rax y pertenecen sobre todo de militares, identificables por los restos de uniformes, pero tambi¨¦n a mujeres y ni?os y hasta a minusv¨¢lidos. En principio, se tratar¨ªa de los ca¨ªdos en la sublevaci¨®n que tuvo lugar en todo el sur chi¨ª de Irak en 1991, justo tras la primera Guerra del Golfo, y que fue aplastada a sangre y fuego por el r¨¦gimen.
Un secreto guardado durante 12 a?os
El granjero Sayed Jaber Muhsin al Hosseini, propietario del terreno, ha guardado este terrible secreto durante 12 a?os. "Desde el 7 de marzo hasta el 6 de abril (de 1991) vinieron hombres de las fuerzas de seguridad y agentes del partido Baaz con grupos de presos. Excavaban, incluso hasta tres veces al d¨ªa, agujeros donde met¨ªan a entre 120 y 150 personas vivas, y luego empezaban a disparar. Cuando no quedaba uno con vida, los cubr¨ªan de tierra". "Si alguna vez hablas de lo que has visto, esto mismo te pasar¨¢ a ti y a tus hijos", le amenazaron los agentes del Baaz.
Un grupo de marines han llegado al lugar y han distribuido las bolsas de pl¨¢stico donde meter a los cad¨¢veres y agua para los que participan en la b¨²squeda. Una excavadora ofrecida por un empresario local es la que va removiendo la tierra y la extrae llena de huesos, ropa y enseres personales que luego son ansiosamente inspeccionados por los cientos de familiares llegados desde toda la provincia y hasta de Basora (500 kil¨®metros al sur).
La anciana Siham Yas Jadeir busca desesperada a dos sobrinos suyos que fueron secuestrados de su casa "poco despu¨¦s de la Intifada" junto a un amigo militar, metidos en unos coches militares y desaparecidos desde entonces. Entre sollozos, explica que ha venido a buscarlos porque la madre de los desaparecidos muri¨® el pasado a?o "de pena". Sentados en los mont¨ªculos de tierra removida, los hombres y las mujeres chi¨ªes, vestidas de negro riguroso, esperan que la excavadora extraiga m¨¢s tierra con la esperanza de encontrar un trozo de los suyos.
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