M¨®naco difunde un parte m¨¦dico para acallar los rumores sobre el agravamiento de Rainiero
El estado de salud del monarca, de 81 a?os y hospitalizado con una afecci¨®n pulmonar, no ha variado en las ¨²ltimas horas
El Gobierno de M¨®naco ha difundido esta tarde un parte m¨¦dico sobre la salud del jefe de Estado, Rainiero de M¨®naco, forzado tal vez por las especulaciones desatadas a consecuencia del silencio de los m¨¦dicos en las ¨²ltimas horas. El estado del monarca no presenta "ninguna modificaci¨®n notable", como hab¨ªan aducido las autoridades para no explicar que no se hubiera hecho p¨²blico un parte hospitalario hasta ahora.
"Bajo la influencia del tratamiento y de las di¨¢lisis renales, est¨¢n estabilizados los par¨¢metros biol¨®gicos" de Rainiero, seg¨²n indica el informe de sus tres m¨¦dicos, que han anunciado el pr¨®ximo parte para "dentro de 48 horas". El Gobierno espera as¨ª evitar los rumores sobre el estado de salud del monarca, de 81 a?os, hospitalizado hace unos d¨ªas por problemas respiratorios. Fuentes pr¨®ximas al monarca hab¨ªan indicado que la ausencia de noticias no ten¨ªa "ning¨²n tipo de significado particular", sino que se deb¨ªa a que "la situaci¨®n" era "id¨¦ntica a la v¨ªspera" y el "pron¨®stico reservado". "No hay agon¨ªa ni coma", puntualizaban esas fuentes a la agencia de noticias France Presse.
En el ¨²ltimo parte, difundido ayer, el Gobierno afirm¨® que el estado del monarca era "extremadamente reservado", expresi¨®n que no usaban desde el s¨¢bado, aunque se hab¨ªan estabilizado sus funciones vitales. El soberano, que lleva m¨¢s de 55 a?os como jefe de su micro Estado mediterr¨¢neo, no ha querido, a pesar de verse disminuido f¨ªsicamente por sus dolencias soltar las riendas del poder gracias a las cuales hizo de su pa¨ªs el roquedal m¨¢s pr¨®spero del planeta.
Rainiero dejar¨¢ un pa¨ªs encauzado en la prosperidad, pero una familia real marcada por los esc¨¢ndalos, que no ha podido atajar con toda la autoridad que se le atribuye. Hab¨ªa heredado de su abuelo Luis II en 1949 un M¨®naco arruinado, cuyo modelo de casino y retiro de arist¨®cratas estaba agotado en la Europa de la posguerra, y lo convirti¨® en plaza financiera internacional -gracias a un r¨¦gimen de para¨ªso fiscal- y centro tur¨ªstico a cuyo atractivo contribuy¨® el glamour aportado por su esposa, Grace Kelly. El resultado es un pa¨ªs que vive un desarrollo urban¨ªstico galopante y que va ara?ando nuevos solares al mar, 49.000 millones de euros en dep¨®sitos bancarios en 2003 y m¨¢s de 39.500 empleos en un pa¨ªs de 32.000 habitantes, de los cuales s¨®lo 6.000 son monegascos.
En el terreno familiar, las cosas no le han salido tan redondas, y no s¨®lo por el destino tr¨¢gico de la princesa Grace —muerta en un accidente de circulaci¨®n en septiembre de 1982—, sino tambi¨¦n por la aireada cr¨®nica sentimental de algunos miembros. Devaneos que han sido la comidilla de los lectores de la prensa rosa de la que ¨¦l mismo se hab¨ªa servido para promocionar sus proyectos de pol¨ªtico-empresario. Rainiero culpaba del giro tormentoso en las relaciones de su familia con la prensa a la transformaci¨®n del mundo editorial desde que ¨¦l se cas¨® con Kelly en 1956.
Entonces, contaba el soberano, "la b¨²squeda de la exclusiva era m¨¢s suave. A la prensa le gustaba hablar sobre todo de la felicidad. De ah¨ª una cierta tolerancia de los interesados. Ahora los tiempos son m¨¢s duros. Hacen falta esc¨¢ndalos a cualquier precio. (...) Nuestras reacciones de descontento son normales". La saga familiar, en cualquier caso, ha ofrecido en bandeja a la prensa suculentos esc¨¢ndalos en el ¨²ltimo cuarto de siglo de la mano sobre todo de las hijas de Rainiero, y en particular de la peque?a de la familia, Estefan¨ªa. La hija mayor, Carolina, tambi¨¦n ha causado disgustos a su padre.
Alberto, pese a ser el heredero, ha estado mucho m¨¢s a resguardo de las portadas embarazosas, a lo que ha contribuido su aparente timidez, que algunos atribuyen a una actitud m¨¢s severa y exigente por parte de su padre. Una actitud que no ha conseguido uno de sus principales objetivos: casarlo. Cuando se le preguntaba si un soltero podr¨ªa ser el pr¨ªncipe soberano en M¨®naco, Rainiero respond¨ªa que su hijo "deber¨¢ encontrar una esposa. Llegar¨¢ el momento en que tendr¨¢ que pensar". A lo que Alberto puntualizaba que "no hay ninguna obligaci¨®n escrita o moral en nuestra constituci¨®n para que yo est¨¦ casado".
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