El fundador del 'boom' latinoamericano
Vargas Llosa se iba de Barcelona y regresaba a Per¨². Pertenec¨ªa nada menos que a una generaci¨®n insurgente, que se defin¨ªa a trav¨¦s de la revoluci¨®n cubana. ?Cu¨¢nto ha llovido! Pero el art¨ªculo incide en lo que ahora mismo sigue siendo lo permanente: queda la obra literaria, la de una generaci¨®n y la de la otra. El final es fant¨¢stico. Romanones dec¨ªa que ¡®jam¨¢s¡¯ quiere decir ¡®por el momento¡¯. Para MVM una obra es inmortal ¡°aceptando lo precario de la inmortalidad literaria
Del alfiler al elefante
Por MANUEL V?ZQUEZ MONTALB?N
Aunque ya no sea tema dominante en la reflexi¨®n sobre las literaturas latinoamericanas, la muerte de Miguel ?ngel Asturias relanzar¨¢ el tema del boom de las literaturas latinoamericanas, porque de alguna manera la obra del escritor guatemalteco fue el primer s¨ªntoma del boom narrativo, como la de Neruda y Vallejo fue el primer s¨ªntoma de un boom po¨¦tico que luego no llegar¨ªa a mucho m¨¢s. Otro motivo de que el tema recupere su atractivo es la despedida de Barcelona de Mario Vargas Llosa, dispuesto a retornar a su Per¨² natal despu¨¦s de una tan larga estancia entre nosotros, que hasta cierto punto ya le consider¨¢bamos uno de los nuestros. Es curioso. Tuve que hacer un esfuerzo de reflexi¨®n y memoria para comprender que Mario Vargas Llosa regresaba a Per¨² por la elemental motivaci¨®n de que es peruano.
Dentro de la l¨®gica interna de la novela escrita en castellano, hay que relacionar forzosamente a Vargas Llosa y Miguel ?ngel Asturias cuando tratan de asumirla desde una perspectiva espa?ola. Como lectores, pasamos de El Se?or Presidente, de Asturias, o La ciudad y los perros, de Vargas Llosa. Entre una y otra novela, casi veinte a?os de distancia, entre otras distancias, pero sin duda los mecanismos de lectura de la obra de Asturias nos sirvieron de mucho para ¡°aprender a leer¡± a los grandes narradores latinoamericanos posteriores. Algunas constantes de la narrativa latinoamericana contempor¨¢nea ya estaban en Asturias: el redescubrimiento del lenguaje, la incorporaci¨®n de una mitolog¨ªa y una simbolog¨ªa bicultural (indigenista y europea), la posici¨®n pol¨ªtica cr¨ªtica. Si Asturias, como Neruda o Vallejo, se hab¨ªan definido en funci¨®n de la guerra de Espa?a o de la II Guerra Mundial, los Vargas Llosa y la larga y espl¨¦ndida compa?¨ªa se definieron en funci¨®n de la revoluci¨®n cubana. Podr¨ªa decirse, sobre todo si hay un cierto esp¨ªritu de tolerancia para las frases redondas, que Asturias pertenec¨ªa a una promoci¨®n de residentes y Vargas Llosa a una promoci¨®n de insurgentes.
No quisiera impregnar de necrol¨®gica la despedida de Vargas Llosa. El paralelismo ha surgido irresistible porque a cierto nivel literariamente existe y porque en el mismo d¨ªa recibimos la noticia de la muerte del guatemalteco y de la marcha del peruano. Asturias siempre se mostr¨® un tanto reticente ante la competencia de los ¡°j¨®venes¡±; le cost¨® aceptar que en los Vargas Llosa, Garc¨ªa M¨¢rquez o Cort¨¢zar estaban los nuevos caminos para una literatura cuya larga marcha hacia Europa iniciaran en los a?os veinte y treinta los Gallegos, Neruda, Vallejo, Asturias. En parte, Asturias se revolv¨ªa contra un bandazo de la moda lectora, sobre todo espa?ola, que de la noche a la ma?ana cambiaba la fe literaria en los viejos por la de los j¨®venes. Es una caracter¨ªstica de la Espa?a ¡°consumista¡± el perder la fidelidad por los viejos jabones en pastilla y por los viejos santones de la pol¨ªtica o de la cultura.
Y sin embargo, la obra de Asturias conserva la misma vigencia que las condiciones que la motivaron. Asturias no consigui¨® jam¨¢s convencernos de que el autor de El Se?or Presidente o de Hombres de ma¨ªz tuviera algo que ver con el articulista y conferenciante de estos ¨²ltimos a?os. Cualquier lector del futuro recuperar¨¢ al Miguel ?ngel Asturias narrador y comprobar¨¢ la excelencia de una obra inmortal, siempre aceptando lo precario de la inmortalidad literaria.
10 de junio de 1974. Tele/eXpres
A Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, primera entrada del blog (21 de abril)
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