La visita del reh¨¦n
Los m¨¦todos de protesta en las c¨¢rceles venezolanas se multiplican: secuestros de familiares, masivas huelgas de hambre y autolesiones
Llegaron como familiares de presos y se convirtieron en rehenes. M¨¢s de 200 personas permanecen secuestradas desde hace m¨¢s de tres d¨ªas en una c¨¢rcel venezolana, cuyos reclusos protestan por retrasos en sus procesos judiciales y malos tratos por parte del personal de custodia.
Los secuestrados son familiares y amigos de los presos que acudieron el domingo pasado a visitarlos en el Centro de Reclusi¨®n Judicial de los Andes, en el Estado de M¨¦rida.
Buena parte de los rehenes est¨¢n all¨ª por su propia voluntad, pues es una manera de respaldar a sus parientes privados de libertad. Otros, sin embargo, fueron forzados a permanecer en el penal. As¨ª se lo hicieron saber a funcionarios gubernamentales, que tratan de negociar una salida a la situaci¨®n.
Una fiscal del Ministerio P¨²blico lleg¨® el martes hasta los bloques 2 y 3 de la penitenciar¨ªa para conversar con los l¨ªderes de la protesta y advertirles de que incurr¨ªan en un nuevo delito, el de privaci¨®n ileg¨ªtima de la libertad de otras personas.
La mayor¨ªa de los familiares retenidos, espec¨ªficamente 150, son mujeres. Inicialmente quedaron dentro de la c¨¢rcel 21 ni?os, incluyendo algunos con apenas unos meses de edad. Sin embargo, despu¨¦s de las primeras negociaciones con las autoridades, varios de los peque?os fueron liberados.
Los reclusos exigen que el Gobierno nacional destituya a la directiva del penal y que la Guardia Nacional aligere las medidas de control, alegando que los efectivos militares incurren en abusos de autoridad con frecuencia.
Ismael Serrano, director nacional de Rehabilitaci¨®n y Custodia (la oficina encargada de las c¨¢rceles), inform¨® de que en un lugar del penal se habilit¨® un centro de atenci¨®n m¨¦dica para atender cualquier problema de salud que se presente entre los secuestrados. Tambi¨¦n tomaron medidas para alimentar a los familiares de los presos.
Las negociaciones contin¨²an. Ismael Serrano asegura que la situaci¨®n est¨¢ en calma pero es "at¨ªpica", puesto que los presos no han hecho reclamaciones ni peticiones concretas.
Violencia y armas
El Centro de Reclusi¨®n Judicial de los Andes, con una poblaci¨®n penal de 845 hombres, no se encuentra entre las c¨¢rceles m¨¢s violentas de Venezuela, pero no escapa a los problemas que aquejan al sistema penitenciario del pa¨ªs suramericano.
Las c¨¢rceles venezolanas parecen a veces guiones de pel¨ªculas del g¨¦nero. Adem¨¢s del secuestro de familiares, los presos de las c¨¢rceles de Venezuela, unas 21.000 personas, suelen protagonizar protestas tales como huelgas de hambre (el pasado abril, un tercio de la poblaci¨®n carcelaria mantuvo durante tres d¨ªas una masiva huelga de hambre), motines y las llamadas "huelgas de sangre", que consisten en infligirse toda clase de heridas y coserse los labios con hilo y aguja.
El secuestro de los familiares es una de las modalidades de protesta que se ha hecho frecuente en los ¨²ltimos a?os. Las familias suelen ser numerosas, y hay una gran cantidad de menores de edad, lo que obliga a la intervenci¨®n del organismo con competencia en ese campo, el Consejo Nacional de los Derechos de Ni?as, Ni?os y Adolescentes. En previsi¨®n de ese tipo de acontecimientos, algunos directores de centros penales han optado por prohibir que los reclusos reciban visitas de sus hijos.
En buena parte de las c¨¢rceles venezolanas, los enfrentamientos entre bandas causan gran cantidad de muertos y heridos. Es habitual que los reclusos posean armas blancas y de fuego, lo que, obviamente, revela que existe complicidad con las fuerzas de custodia. Seg¨²n la organizaci¨®n no gubernamental Observatorio de Prisiones, en 2007 murieron 498 presos en hechos violentos y m¨¢s de 1.020 sufrieron lesiones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.