Un d¨ªa en el cautiverio de Ingrid Betancourt
La ex candidata al gobierno de Colombia relata el sufrimiento que pas¨® en los campamentos de la guerrilla durante m¨¢s de seis a?os
Algunas horas despu¨¦s de su liberaci¨®n, en una rueda de prensa en la embajada de Francia en Bogot¨¢, Ingrid Betancourt describi¨® c¨®mo normalmente era un d¨ªa en el cautiverio, declaraci¨®n que ha sido recogida por el diario El Tiempo de Colombia:
"Era una levantada a las cuatro de la ma?ana, precedida de un insomnio probablemente desde las tres de la ma?ana. Esperar las noticias, el contacto con los espacios radiales que nos daban la posibilidad de comunicarnos con nuestras familias, en particular con La Carrilera a las cinco, que todos los d¨ªas permit¨ªa esa comunicaci¨®n, y los fines de semana Voces del Secuestro, Noches de Libertad. (Escuch¨¢bamos) tambi¨¦n otro programa, Alas de Libertad, a las seis de la tarde todos los d¨ªas. Con eso amoblamos (pas¨¢bamos) nuestros d¨ªas. Quitada de las cadenas a las cinco de la ma?ana, servida del tinto a las cinco. Tra¨ªan las botas m¨¢s o menos en ese momento".
Horas muertas
"Hacer la cola para esperar el turno para 'chontear'. 'Chontear' es un t¨¦rmino muy guerrillero que es ir al ba?o dentro de unos huecos espantosos porque no hay letrinas, no hay nada. Entonces nos tocaba esperar turno para ir detr¨¢s de unos matorrales a hacer nuestras necesidades en esos huecos. Despu¨¦s, hacer cola para que nos dieran el desayuno. Ese desayuno por lo general era una arepa, probablemente algo de chocolate, un caldo.
Despu¨¦s, tratar de encontrar qu¨¦ hacer durante largas horas hasta las once y media del d¨ªa. Hay una situaci¨®n en el secuestro y es que al final ya nadie tiene qu¨¦ decirse. Y por lo tanto usted llega a un campamento de secuestrados y todo el mundo est¨¢ en su caleta en silencio. Los unos duermen, los otros meditan, los otros oyen radio, si pueden, con antenas hechas de alambre, de bombril amarrado a un palo tirado a la copa de un ¨¢rbol para lograr una antena que tenga mayor alcance.
Yo me acuerdo que para m¨ª era una tortura lavarme el cabello porque no me daban tiempo. Yo estaba con hombres que no necesitan lavarse el cabello, que no tienen tantas cosas para lavar que yo. Y por lo tanto ellos estaban listos a los 10 minutos y yo a los 25 minutos todav¨ªa estaba ba?¨¢ndome y me sacaban a gritos, era muy humillante.
'Hallanaves' y 'maji?as'
Despu¨¦s de eso, ir a la caleta. Vestirse, con mucho cuidado de que no se le cayera a uno la toalla mientras se pone la ropa interior. Con mucho cuidado de que no vaya a atacar a uno una 'hallanave' o un escorpi¨®n o cualquier bicho mientras uno se est¨¢ cambiando porque a todos nos pic¨® alg¨²n bicho, nos volvimos expertos. Todos los d¨ªas alguien dice ?uy! me acaba de picar una 'hallanave'. Y entonces uno dice bueno ?y d¨®nde est¨¢? No, no tengo ni idea, por ah¨ª debe estar. Una 'hallanave' es una hormiga muy grande y el dolor que produce es como el de la picada de un escorpi¨®n. Hay unas hormigas muy peque?itas que se llaman las 'maji?as', que se caen de los ¨¢rboles y cuando le rozan a uno la piel se orinan encima de uno y producen un quem¨®n muy fuerte. Entonces est¨¢ uno luchando constantemente contra todas esas plagas.
Despu¨¦s de eso llega la comida, se tiene uno que comer lo que traigan muy r¨¢pidamente, lavarse los dientes, limpiar las botas, meterse en la caleta o por lo menos organizar el toldillo, guindar (colgar) hamaca. Muy r¨¢pidamente cae la noche y ya tiene uno que estar en la hamaca. Las botas tienen que estar de un lado para que las recojan y se las lleven, porque tienen miedo de que nos fuguemos con las botas y no nos dejan tener zapatos por la noche. Nos ponen las cadenas y, entonces, si tenemos un guardi¨¢n de mal humor nos va a agarrar y nos va a poner la cadena apretada que no nos deja dormir. Si de pronto est¨¢ simp¨¢tico nos va a decir que ¨¦l, tan buena gente que es, nos la va a dejar un poquito m¨¢s larga. Puede uno, de pronto, negociar, yo al final logr¨¦ negociar que me pusieran la cadena en el pie porque no lograba dormir. Las cadenas eran muy gruesas, los candados eran muy gruesos. Yo terminaba con las clav¨ªculas peladas por el roce de la cadena.
La radio como salvaci¨®n
Y, se acuesta uno, prende el radio y los oye a todos ustedes. Oye La Luci¨¦rnaga, oye el Cocuyo, oye Hora 20, oye todo lo que uno pueda o¨ªr. Se trata uno de meter en todo lo que sean noticias para pensar en otra cosa, para tener tema de conversaci¨®n el d¨ªa siguiente. Se duerme uno como un plomo tratando de olvidar la pesadilla en la que uno est¨¢ y se levanta uno al d¨ªa siguiente, probablemente habiendo so?ado cosas como por ejemplo que estoy con mis ni?os corriendo, vi a mi hermana... Y de pronto se levanta uno a una pesadilla, con la cadena en el cuello, con sed, con ganas de orinar. Le toca a uno orinar al frente de los guardias. Ustedes se imaginar¨¢n lo que era para m¨ª orinar al frente de los guardias por la noche. Que le ponen a uno la linterna, porque hay mucha sevicia y mucha maldad. Bueno, todo lo que no les cuento porque son cosas como tan m¨ªas y es muy doloroso.
Cuando de pronto pasa un helic¨®ptero por encima comienza uno a sudar la gota gorda porque uno ya sabe que quiere decir: empacar equipos y salir corriendo. Todos inmediatamente. Ni nos hablamos, todo mundo comienza, toda la ropa est¨¢ empacada en pl¨¢sticos, empacar todo en pl¨¢sticos r¨¢pido. Y la hamaca, el toldillo, sacar la carpa, doblarla r¨¢pido, meter todo... No le cabe a uno en el equipo, siempre quedan cosas por fuera, siempre tiene uno que botar cosas, quedan calcetines, botas, todo queda botado ah¨ª en un reguero de cosas. Por ese p¨¢nico que nos da a todos por irnos por si queda el helic¨®ptero que haya un ataque a¨¦reo, una bomba, y sale uno corriendo y pone esos equipos que pesan...
Y esas marchas. Lo peor, lo peor, las marchas. Una marcha, levantada a las cuatro de la ma?ana, empacada de todo el equipo sin luz, donde obviamente se le ha subido a uno el comej¨¦n. Obviamente se va a poner uno la ropa y est¨¢ con hormigas.
Sale uno a las cinco, seis de la ma?ana, apenas puntea el d¨ªa. Los que caminan r¨¢pido llegan a las dos de la tarde, pero los que caminamos despacio llegamos al cambuche a las cuatro, cinco de la tarde y est¨¢ cayendo el sol. Hay que armar caleta, hay que irse a ba?ar, hay que comer, lavar las ollas y, obviamente, esa ropa que queda sudada... Nosotros siempre dec¨ªamos bueno, hay dos alternativas: sucio seco, no se lava; sucio mojado, se lava. Y como sucio mojado es siempre todos los d¨ªas, en conclusi¨®n, siempre lav¨¢bamos la ropa y por lo menos met¨ªamos la ropa al agua. Torcer bien la ropa, extenderla lo mejor que se pueda y por la ma?ana esa sensaci¨®n de ropa mojada a las cuatro de la ma?ana era una tortura. Esperar que nos quiten las cadenas, despu¨¦s meter las cadenas en el equipo y cambiarnos nosotros..."
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