Reina entre dos fuegos
Novia, amante y esposa de ¡®capos¡¯ y polic¨ªas, Sandra ?vila habla desde la c¨¢rcel en M¨¦xico
Los narcos ya imponen autoridades a la luz del d¨ªa, imponen a los presidentes municipales, los jefes de seguridad, los que les importan¡±. Sandra ?vila Beltr¨¢n habla con conocimiento de causa. Sabe qu¨¦ se cuece en el interior de las bandas criminales enfrascadas en una espiral de violencia por el control del tr¨¢fico de droga en M¨¦xico. En este mundo naci¨® y creci¨®. Emparentada con figuras conocidas del negocio -la Fiscal¨ªa asegura que es sobrina de Miguel ?ngel F¨¦lix Gallardo, El Padrino, jefe de jefes del narco mexicano en los a?os ochenta-, esta mujer de 45 a?os ha sido novia, amante y esposa de capos y comandantes de polic¨ªa.
Las autoridades mexicanas y la DEA (agencia antidrogas de EE UU) la persiguieron durante a?os, consider¨¢ndola como pieza clave en el trasiego de coca¨ªna a trav¨¦s de la zona mar¨ªtima de Colombia a Estados Unidos. Y le pusieron nombre de novela: La Reina del Pac¨ªfico. Hasta su captura en la ciudad de M¨¦xico, el 28 de septiembre de 2007. Una mujer atractiva en un mundo de machos, due?a de una fortuna importante, fascinada con las joyas -la Fiscal¨ªa le decomis¨® 179 piezas-, siempre cerca de los poderosos dentro y fuera de la ley, siempre en el filo de la navaja, con una vida donde la riqueza y la muerte han sido protagonistas.
Es una mujer atractiva en un mundo de machos, due?a de una fortuna importante, fascinada por las joyas
El hombre m¨¢s buscado de M¨¦xico, fugado de prisi¨®n en 2001, fue visto por Sandra en una fiesta de altos cargos oficiales
Ahora est¨¢ a punto de cumplir un a?o presa en la c¨¢rcel de Santa Marta Acatitla (distrito federal). Y despu¨¦s de un silencio prolongado ha decidido hablar. Lo ha hecho con un periodista veterano y respetado: Julio Scherer Garc¨ªa, director de Excelsior en la ¨¦poca dorada de este diario y de revistas de referencia como Plural y Proceso. Durante meses, don Julio, de 82 a?os, visit¨® una o dos veces por semana a La Reina del Pac¨ªfico. Las conversaciones transcurrieron en la sala de juntas del penal. "Sin testigos", aclara el periodista. De aquellos di¨¢logos ha salido un libro, La Reina del Pac¨ªfico: es la hora de contar, que acaba de publicar en M¨¦xico la editorial Random House Mondadori.
La hora elegida por Sandra ?vila para hablar coincide con un periodo extremadamente violento en su pa¨ªs. Secuestros, tiroteos, asesinatos, decapitaciones son moneda com¨²n en numerosos puntos de la geograf¨ªa mexicana. Las v¨ªctimas son, en su mayor¨ªa, delincuentes y polic¨ªas vinculados con el crimen organizado, pero los ¨²ltimos zarpazos de las bandas de secuestradores han golpeado a familias ajenas a ese mundo. El Gobierno, acorralado, ha convocado a todos los poderes del Estado para hacer un frente com¨²n contra la inseguridad. A la hora de contar, Sandra ?vila descarga su ira contra el presidente mexicano, a quien acusa de imputarle sin pruebas: "El d¨ªa de mi captura, Felipe Calder¨®n se lanz¨® en mi contra. Dijo que soy el enlace con los carteles de Colombia. Lleg¨® a decir que soy una de las delincuentes m¨¢s peligrosas de Am¨¦rica Latina y en su ignorancia me llam¨® La Reina del Pac¨ªfico o del Sur, as¨ª, literalmente".
Por la vida de esta mujer discurre un reguero de muerte. El mayor de sus siete hermanos fue asesinado en su ciudad natal, Tijuana. Anteriormente, su primer esposo, Jos¨¦ Luis Fuentes, comandante de la Polic¨ªa Judicial, fue apu?alado cuando su ¨²nico hijo apenas ten¨ªa a?o y medio. "Era muy noble, pero muy violento", recuerda. "Siempre andaba armado con su pistola y el cuerno de chivo al hombro. Era valiente, sus guardias morir¨ªan por ¨¦l y ¨¦l morir¨ªa por sus guardias. No se me quita de la cabeza que Jos¨¦ Luis muri¨® a traici¨®n. El cuchillo por la espalda, de lo que el mundo del narco est¨¢ lleno". ?Por qu¨¦ el crimen? "Alguien estorbaba", relata Sandra ?vila. "Ese alguien era mi esposo. Ten¨ªa muchas relaciones con comandantes, con militares, con gente de gobierno. En ese ambiente supongo que daba protecciones y hac¨ªa arreglos".
Su segundo marido, Rodolfo L¨®pez, con quien convivi¨® cinco a?os, no corri¨® mejor suerte. Fue agente de la Fiscal¨ªa y trabaj¨® en el Instituto Nacional del Combate a las Drogas. "Mi marido ten¨ªa una empresa de tr¨¢ilers. Yo sab¨ªa qu¨¦ transportaban, pero no conoc¨ªa los pormenores del negocio". Muri¨® apu?alado cuando estaba ingresado por una infecci¨®n grave en el hospital de Hermosillo (Sonora). Un comando de tres encapuchados elimin¨® o neutraliz¨® a los vigilantes. Tres a?os despu¨¦s secuestraron al hijo de 15 a?os de Sandra ?vila: lo liberaron a los 18 d¨ªas, despu¨¦s de pagar un mill¨®n y medio de d¨®lares a cambio de su vida. La madre cree saber que las fuerzas de seguridad estaban implicadas. "Me di cuenta de que el polic¨ªa traidor, desde la casa, avisaba a los secuestradores. El comandante antisecuestros de Guadalajara fue quien mand¨® al polic¨ªa a espiar a nuestra casa. Los polic¨ªas protegen a los delincuentes o act¨²an como ellos".
Algunas de las amistades peligrosas de La Reina del Pac¨ªfico tienen nombre y apellido. Como Rigoberto Campos Salcido, un pariente lejano. Pasaron los a?os, y Sandra ?vila y Rigo se encontraron en un hotel. Nada que ver con el tipo flaco de los viejos tiempos. Ahora andaba rodeado de gente armada. Ten¨ªa nuevo empleo: jefe de la Interpol en Tijuana. Mataron al esposo de La Reina, y siguieron las represalias. Hasta que un d¨ªa se enter¨® de que Rigoberto Campos qued¨® sin brazos. "Unos dicen que los perdi¨® trabajando en su rancho, en Mexicali; otros, que lleg¨® la gente hasta ¨¦l y se los cortaron".
La Reina del Pac¨ªfico no niega su pertenencia al mundo del narco, el mundo que la vio crecer, donde conoci¨® la amistad, el amor, donde se hizo famosa. En su c¨ªrculo familiar est¨¢n los Beltr¨¢n F¨¦lix y los Beltr¨¢n Leyva, dedicados al narcotr¨¢fico desde hace tres d¨¦cadas. Entre sus amistades destacan Joaqu¨ªn Guzm¨¢n Loera, El Chapo, m¨¢ximo jefe del poderoso cartel de Sinaloa; Ignacio Coronel Villarreal, Nacho Coronel; Ismael Zambada Garc¨ªa, El Mayo; los hermanos Caro Quintero. Todos ellos, grandes jefes.
Su apodo ha quedado inmortalizado en el corrido Fiesta en la Sierra, que cantan Los Tucanes de Tijuana, uno de los grupos m¨¢s populares de M¨¦xico. Evoca la fiesta de cumplea?os de un jefe narco en un rancho al que los invitados, gente importante, capos de la droga y altos oficiales, llegaron en helic¨®pteros o avionetas. Sandra ?vila, que estuvo en aquella fiesta, lo explica as¨ª en el libro: "Los aviones, blancos, alineados, se parec¨ªan a los estacionamientos de autom¨®viles". En una zona apartada, lejos de la gente, lejos de la m¨²sica y junto al hijo de un comandante, estaba El Chapo Guzm¨¢n, el hombre m¨¢s buscado de M¨¦xico desde que se escap¨® de la c¨¢rcel en enero de 2001. Una muestra de la connivencia entre crimen y poder. "Al Chapo lo buscan por el mundo", a?ade. "?Qui¨¦n lo solt¨®? El Gobierno. Yo lo vi en una fiesta. ?Cu¨¢ntos m¨¢s no lo habr¨¢n visto en otros lugares, en otras fiestas?", se pregunta La Reina del Pac¨ªfico.
Su vida no ha sido un cuento de hadas. Dos maridos y un novio murieron asesinados. ¡°Ya puedo decir que he enviudado tres veces. Vivo entre dos fuegos: el Gobierno, que me sacrifica a su pol¨ªtica, y el narcotr¨¢fico, que me destruye con la muerte de personas que son mi vida, yo misma¡±. -
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