"Los huracanes se han llevado lo poco que hab¨ªa"
Los huracanes sucesivos han dejado a decenas de miles de cubanos sin nada
"Hemos perdido todo. Llevamos 13 d¨ªas sin agua y sin luz. No tenemos comida, ni modo de cocinar. Nuestra situaci¨®n es desesperada y hasta el momento no hemos recibido ayuda". As¨ª hablaba el jueves Delbis Garc¨ªa, de 46 a?os y madre de tres hijos, en el poblado de Paso Real de San Diego. De su casa s¨®lo quedan algunas tablas. Pero sobra el p¨¢nico y la impotencia en su voz, y los nervios le juegan malas pasadas. El 31 de agosto, el potente hurac¨¢n Gustav, de categor¨ªa cuatro en una escala de cinco, golpe¨® con tal fuerza esta peque?a localidad de Pinar del R¨ªo que rompi¨® un anem¨®metro del Instituto de Meteorolog¨ªa tras registrar una racha de viento de 340 kil¨®metros por hora. "Fue como si el fin del mundo hubiese entrado a tu casa", intenta describir una vecina.
La devastaci¨®n en el lugar es impresionante. En Paso Real y en el cercano pueblo de Los Palacios, la cabecera municipal, el Gustav destruy¨® total o parcialmente 13.000 hogares, el 79 % de los existentes. La red de distribuci¨®n el¨¦ctrica fue aniquilada, al igual que el sistema telef¨®nico, y todos los centros productivos, educacionales y de salud sufrieron da?os severos. Cuando empezaban las labores de recuperaci¨®n y el ej¨¦rcito tra¨ªa las primeras ayudas y cubiertas para techos, lleg¨® Ike.
Incre¨ªblemente, este cicl¨®n de categor¨ªa uno repiti¨® el 9 de septiembre la misma trayectoria de Gustav en Pinar del R¨ªo. El anem¨®metro de Paso Real, ya arreglado, registro r¨¢fagas de 190 kil¨®metros por hora. "Casi nos volvemos locos. Esto ha sido lo m¨¢s grande de la vida.", dice Odalis ?lvarez en su domicilio situado en la calle central de Los Palacios, a 90 kil¨®metros al oeste de La Habana.
Pese a que ha perdido casi todas sus pertenencias, incluidas el refrigerador, los ventiladores y un viejo televisor sovi¨¦tico de blanco y negro, ha corrido con suerte: su casa se qued¨® sin techo pero resisti¨® y su familia se ha salvado. El sistema de Defensa Civil cubano, que en este municipio evacu¨® a m¨¢s de 18.000 personas -l 50 % de su poblaci¨®n -, advirti¨® de la fuerza de Gustav. Pero Odalis no pens¨® que la cat¨¢strofe ser¨ªa tanta y permaneci¨® en su vivienda. "Nos salvamos de milagro: por unos segundos pudimos refugiarnos con mi mama y los ni?os en casa de unos vecinos".
Dos d¨ªas despu¨¦s del azote de Gustav las autoridades les dieron tejas de fibra de cemento para reparar el destrozo, pero cuando las estaban colocando lleg¨® la alarma cicl¨®nica de Ike. "Nos dio tiempo a desmontarlas, pero miles de personas han perdido de nuevo sus techos". Sobre el futuro, es pesimista: "con lo que gano no se c¨®mo voy a recuperar lo perdido, y en el pa¨ªs el desastre es tan grande que aunque quiera el Estado no puede". Ya grega. "hace falta ayuda de afuera, de su pa¨ªs, de Rusia, de donde sea".
En un hecho singular, ayer el diario Granma corroboraba lo que dec¨ªa Odalis intuitivamente. "Imposible resolver la magnitud de la cat¨¢strofe con los recursos disponibles, pero nuestra gente es la primera prioridad", destacaba al peri¨®dico al entrevistar al general Carlos Lezcano, presidente del Instituto Nacional de Reservas Estatales. Lezcano aseguraba que todas las reservas existentes, incluidas las militares, se dedican a enfrentar el desastre. El objetivo inmediato es atender a los damnificados. Pero es que los damnificados son cinco, seis millones, nadie sabe.
Odalis recibi¨® cubiertas para reparar el techo pero no su vecino, que por iron¨ªa del destino se llama Carlos Casanueva. "Con el primer hurac¨¢n iban a darnos ayuda, pero ahora no se que pasar¨¢", dice, mientras remienda el techo de su casa con tablas y chapas viejas. Las necesidades en toda la isla son tremendas. Localidades de oriente como Gibara y Baracoa, a 1.000 kil¨®metros de Los Palacios, est¨¢n pr¨¢cticamente destruidas. En Holgu¨ªn, 90.000 casas se han derrumbado total o parcialmente y se ha perdido el 90% de la cosecha de pl¨¢tano. La Isla de la Juventud es un territorio bombardeado.
"Lo que viene es muy duro, aqu¨ª no ha quedado en pi¨¦ una mata de aguate, vamos a pasar hambre", vaticina Lu¨ªs Garc¨ªa, un familiar de Casanueva que cree que ahora est¨¢n "en veremos" los planes liberalizadores de Ra¨²l Castro para reactivar la agricultura. "Aqu¨ª iban a repartir tierras a quienes quisieran cultivar arroz, pero me imagino que ahora eso se ir¨¢ a pique".
En Paso Real empieza a llover y al sentir las primeras gotas la hija de Delbis, Adriuli, de 4 a?os, empieza a llorar. "Esta aterrorizada, cree que viene otro cicl¨®n". Muchos damnificados se sienten impotentes y pierden los nervios, como Delbis. "No tenemos nada, vamos para dos semanas sin luz y aqu¨ª no ha venido nadie ni nos han dado nada". Su vecino, el barbero Misael P¨¦rez, dice m¨¢s: "necesitamos ayuda ya. Este pueblo siempre ha estado abandonado, y ahora los huracanes se han llevado lo poco que hab¨ªa", afirma su vecino.
Son palabras duras. A la salida de Los Palacios se ven camiones militares llevando y trayendo tablas y tejas, y brigadas el¨¦ctricas tratan de restablecer el suministro el¨¦ctrico. Todo esta volcado hacia la recuperaci¨®n, pero el golpe ha sido demasiado fuerte. En la radio dan la noticia de dos nuevos muertos, ya van siete.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.