Livni da el primer paso firme para convertirse en primera ministra
Los laboristas acceden a formar una coalici¨®n de Gobierno en Israel
Se ha cumplido la condici¨®n necesaria, aunque no suficiente. La presidenta de Kadima, Tzipi Livni, ha conseguido forjar un pacto con el Partido Laborista para formar Gobierno en Israel. Dos semanas de reuniones, cenas en privado con el l¨ªder laborista, Ehud Barak, y un sprint final de 18 horas de negociaci¨®n han permitido llegar a un acuerdo que se anticipaba imprescindible a la luz de la cat¨¢strofe financiera global. No puede permitirse Israel afrontar un largo periodo electoral y la consiguiente inestabilidad pol¨ªtica en esta coyuntura tan turbulenta. No obstante, el camino a¨²n no ha concluido. Ambos partidos aportan 48 diputados. Ser¨¢ necesario lograr 13 m¨¢s para disponer de mayor¨ªa en un Parlamento de 120 esca?os. Livni deber¨¢ ahora persuadir al Shas, el partido de los ultraortodoxos sefard¨ªes, que vender¨¢ caros sus 12 asientos en la C¨¢mara.
El acuerdo entre Livni y Barak otorgar¨¢ a este ¨²ltimo una condici¨®n privilegiada en el Ejecutivo. Ser¨¢ viceprimer ministro y jugar¨¢ un papel fundamental en las negociaciones con Siria y la Autoridad Palestina. Asimismo, los asuntos trascendentales deber¨¢n ser pactados entre los dos partidos primordiales de la coalici¨®n antes de ser sometidos a votaci¨®n en el Gabinete. Barak exig¨ªa m¨¢s, mucho m¨¢s. Pretend¨ªa encabezar personalmente el di¨¢logo con Damasco. Pero Livni -todav¨ªa responsable de la diplomacia y que ya fue marginada pese a su cargo por el primer ministro en funciones, Ehud Olmert- no ha dado su brazo a torcer. Tambi¨¦n deseaba el jefe laborista la dimisi¨®n del ministro de Justicia, Daniel Friedman, por su celo en limitar dr¨¢sticamente las competencias del Tribunal Supremo. Tambi¨¦n a este respecto ha tenido que ceder Barak. Como ha debido retroceder en su pretensi¨®n de ampliar al Presupuesto del Estado para el ejercicio entrante.
La debacle financiera internacional ha acelerado el siempre arduo tira y afloja que se desata a la hora de formar un Gobierno en Israel, un pa¨ªs en el que el fragmentad¨ªsimo escenario pol¨ªtico propicia todo tipo de componenda y en el que la divisi¨®n izquierda-derecha parece anacr¨®nica. Asegura el Ministerio de Hacienda que las entidades financieras israel¨ªes est¨¢n a salvo y que el pa¨ªs cuenta con capacidad y recursos para sortear una crisis econ¨®mica inminente. Livni, aunque ello le ha acarreado cr¨ªticas, no suelta prenda sobre sus planes para aliviar las penurias que se avecinan para los m¨¢s desfavorecidos.
Sin embargo, en el panorama pol¨ªtico permanecen, como siempre, desaf¨ªos ajenos a los avatares financieros: el programa nuclear iran¨ª, el rearme de Hezbol¨¢ en L¨ªbano, las negociaciones con el presidente palestino y el quebradero de cabeza de Ham¨¢s. Y es precisamente al asunto de las moribundas conversaciones con el presidente palestino, Mahmud Abbas, al que se aferra el jefe de la oposici¨®n, Benjam¨ªn Netanyahu, en su intento por boicotear la formaci¨®n del nuevo Ejecutivo.
Netanyahu, partidario de adelantar las elecciones
Netanyahu, favorito en los sondeos, desea elecciones anticipadas. Para ello se reuni¨® ayer con el l¨ªder espiritual del Shas, el rabino Ovadia Yosef. Trat¨® de persuadirle para que este partido rechace su entrada en el Gobierno. Sabedor de que Livni puede acceder a parte de las demandas de los ultraortodoxos -subsidios para las familias numerosas por valor de 200 millones de euros-, Netanyahu ment¨® la bicha: "No se unan al Ejecutivo. Livni entregar¨¢ Jerusal¨¦n". La presidenta de Kadima dispone de tres semanas para convencer a los ultraortodoxos. Todo es posible.
Para el Partido Laborista, que dirigi¨® las riendas de Israel durante las tres primeras d¨¦cadas tras la fundaci¨®n del Estado, la tesitura actual es endiablada. Es un partido que ha ido perdiendo paulatinamente su identidad. Algunos de sus ministros han practicado pol¨ªticas propias de los halcones m¨¢s duros de la derecha en la represi¨®n de los palestinos. La coalici¨®n con Kadima, que naci¨® en abril de 2006 en el primer Gobierno de Olmert, ha contribuido a difuminar m¨¢s todav¨ªa su imagen de marca. Pero ahora no ten¨ªa alternativa. Las encuestas, en caso de celebrarse elecciones, le convierten pr¨¢cticamente en un partido marginal. Le otorgan una decena de esca?os.
Barak ha optado por intentar rehabilitar el partido desde el Gobierno. Su tarea es cicl¨®pea. No faltan los analistas pol¨ªticos que opinan que Barak se equivoca. Tambi¨¦n el Likud sufri¨® un tremendo varapalo en los comicios de marzo de 2006, cuando logr¨® 12 magros esca?os. Y desde los bancos de la oposici¨®n le ha resultado m¨¢s sencillo escapar del socav¨®n. Hoy los sondeos le conceden m¨¢s de 30 diputados.
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