La cadena que alimenta el c¨®lera en Zimbabue
Un pa¨ªs arruinado y sin medios sufre el peor brote de esta epidemia de su historia
Dicen los que han vivido alguna vez en los ¨²ltimos a?os en Zimbabue que el pa¨ªs se ha quedado sin cementerios donde enterrar a tantos muertos cada semana. Una tr¨¢gica estampa que se convierte ahora en espeluznante: el pa¨ªs, que en otro tiempo fue un ejemplo de ?frica, sucumbe al peor brote de c¨®lera de su historia mientras mantiene las mismas miserias de siempre y subsiste el yugo asfixiante del presidente Robert Mugabe, en el poder desde 1979 y acechado estos d¨ªas por la comunidad internacional por su despotismo en mitad de la ruina.
Seg¨²n el ¨²ltimo balance realizado por Naciones Unidas (ONU), el mal del c¨®lera avanza sin control. Desde el pasado agosto ya ha provocado la muerte de cerca de 800 personas y los casos declarados de enfermos ascienden a m¨¢s de 15.700 en el ¨²ltimo mes. Una epidemia sin precedentes, con mayor virulencia que en 1992, que podr¨ªa tener cifras mucho m¨¢s alarmantes seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Las agencias de ayuda no tienen datos fiables m¨¢s all¨¢ de la capital y otras ciudades importantes.
El c¨®lera es la ¨²ltima guerra para la poblaci¨®n de un pa¨ªs que no tiene armas para combatirlo. As¨ª lo reconoce en declaraciones a ELPA?S.com el Oficial de Protecci¨®n de UNICEF en Zimbabue, Jos¨¦ Bergua: "El c¨®lera es una enfermedad muy peligrosa si no se detiene a tiempo porque puede matar a alguien en dos o tres horas, pero es muy f¨¢cil de tratar. El problema es que todo esto es una cadena. Cada d¨ªa hay una crisis que influye en la otra. Y en Zimbabue ahora no hay capacidad de respuesta".
El problema del agua
Bergua, de 40 a?os, se encuentra en Harare, la capital del pa¨ªs y principal foco de la epidemia, que ha llegado a extenderse como una met¨¢stasis aguda por casi todo el pa¨ªs. Desde Harare Bergua dirige parte de la ayuda humanitaria de UNICEF, que se encarga del grave problema de la distribuci¨®n de agua potable, mientras la OMS intenta controlar la epidemia. Los alimentos o las condiciones sanitarias ayudan a la propagaci¨®n de la enfermedad pero el agua es el transmisor m¨¢s preocupante.
"En Harare hay agua pero no sabemos c¨®mo llega. Tratamos de utilizar pastillas para depurarla y tambi¨¦n hemos transportado medio mill¨®n de barriles de agua potable. La bacteria del c¨®lera se mata con tan s¨®lo hervir el agua pero el problema es que no tienen le?a ni electricidad para hacerlo", cuenta el responsable de UNICEF.
A este problema hay que a?adir factores que est¨¢n por encima de cualquier previsi¨®n y esfuerzo humano, como lamenta Bergua: "Estamos en verano en estos momentos y es ¨¦poca de lluvias por lo que las cosas empeoran. Se transmite mucho m¨¢s r¨¢pida la epidemia. La gente viaja y se mueve mucho por el pa¨ªs".
Estos movimientos han empezado a ser masivos por miedo a la epidemia. Miles de personas huyen del c¨®lera hasta el punto de intentar cruzar la frontera de manera ilegal. Ante esta afluencia incontrolada de personas, las autoridades de Sud¨¢frica han declarado como "zona catastr¨®fica" la regi¨®n fronteriza con Zimbabue. "En Sud¨¢frica, los sistemas sanitarios son mejores y por eso la gente se desplaza. El Gobierno de Sud¨¢frica no ha cerrado fronteras, porque est¨¢ colaborando, pero quiere un paso organizado de gente y llamar la atenci¨®n de la comunidad internacional", dice el cooperante.
Pa¨ªs colapsado
Pero m¨¢s catastr¨®fico que este brutal brote de c¨®lera es el sistema sanitario del pa¨ªs, otro de los principales motivos por el que no se puede hacer frente a la epidemia. UNICEF y la OMS vienen denunciando desde hace a?os que los servicios est¨¢n colapsados en un pa¨ªs que lleg¨® a tener en los setenta los mejores hospitales del sur de ?frica.
"La hiperinflaci¨®n repercute directamente en los hospitales pues falta luz, no hay medicamentos ni personal. Los hospitales est¨¢n cerrando porque los funcionarios y el personal de servicios sociales no van a trabajar. No les compensa. Reciben salarios absolutamente rid¨ªculos. M¨¢s o menos, lo equivalente a un d¨®lar diario", cuenta Bergua. "Sucede igual con los profesores, por eso tambi¨¦n cierran colegios. Los profesores prefieren dar clases particulares antes que ir a la escuela y as¨ª cobran en d¨®lares americanos y de forma directa", a?ade.
Bajo el poder opresivo de Mugabe, el h¨¦roe de la independencia de la antigua Rodesia del Sur y ahora eterno presidente, Zimbabue, que arrastra siete a?os de recesi¨®n econ¨®mica, tiene una tasa de desempleo de m¨¢s del 70% y una inflaci¨®n que se ha disparado hasta el 31.000.000%. Mientras Mugabe pone en circulaci¨®n billetes de 100 millones de d¨®lares de Zimbabue, el pa¨ªs sobrevive atascado en una carest¨ªa atroz. "Acceder a tu dinero es una aut¨¦ntica odisea. La espera en un banco es eterna y puedes estar d¨ªas haciendo cola. Luego, con el dinero que consigues sacar, no te llega ni para una barra de pan", explica el responsable de UNICEF.
M¨¢s enfermedades
El c¨®lera es el ¨²ltimo gran golpe en una alarmante situaci¨®n que se arrastra de lejos. La ONU estima que el 25% de los 12 millones de zimbabuenses se han exiliado desde 2000. Y pese a la violencia de la epidemia, el c¨®lera no es la peor batalla en Zimbabue. La malaria y, especialmente, el sida son a¨²n m¨¢s preocupantes. Seg¨²n datos de UNICEF, uno de cada cinco ni?os es hu¨¦rfano a causa del sida.
"El c¨®lera es una urgencia puntual, tr¨¢gica por la cantidad de gente que est¨¢ matando, pero no hay que perder de vista el sida, que mata mucha m¨¢s gente que el c¨®lera cada a?o. El sida sigue siendo la prioridad y es una enfermedad que combatir con m¨¢s largo recorrido", asegura Bergua. Ya no quedan cementerios pero, con este panorama, habr¨ªa que a?adir que tampoco quedan oraciones para Zimbabue.
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