Biden asegura que merece la pena intentar negociar con los talibanes
El vicepresidente estadounidense alerta ante el Consejo del Atl¨¢ntico Norte del deterioro de la seguridad en Afganist¨¢n
Joseph Biden, vicepresidente de Estados Unidos, ha defendido este martes en Bruselas, ante los aliados de la OTAN y en la UE, la necesidad de hablar con los talibanes para tantear una salida a la guerra de Afganist¨¢n. "Merece la pena intentarlo", ha declarado. El n¨²mero dos de Barack Obama ha pedido a los aliados el m¨¢ximo compromiso y contribuci¨®n en Afganist¨¢n, no necesariamente militar, y les ha asegurado que la nueva Administraci¨®n buscar¨¢ el consenso en la estrategia a seguir contra los extremistas enquistados a caballo de Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, "la zona desde donde se han lanzado todos los ataques en el mundo desde el 11-S".
"La gente est¨¢ cansada de guerra y est¨¢ cansada de esta guerra", ha reconocido Biden en una conferencia de prensa, introduciendo un tono de realismo en el enfoque que busca la nueva Administraci¨®n de Estados Unidos. Washington parece querer hacerse eco de las encuestas que revelan un cansancio de la opini¨®n p¨²blica ante una guerra que comenz¨® en 2001 para desalojar a los talibanes y a la que no se ve cierto final. "No estamos ganando la guerra, pero estamos lejos de perderla", ha se?alado el vicepresidente.
El combate va a seguir, pero ahora empleando contra los talibanes muchas m¨¢s herramientas que las militares, que tantas dificultades crean a los europeos: reconstrucci¨®n, desarrollo, financiaci¨®n internacional, elecciones, gobernanza, formaci¨®n de fuerzas de seguridad, lucha antidroga, cooperaci¨®n regional y negociaci¨®n interna. Con la Administraci¨®n de George W. Bush, el presidente Hamid Karzai inici¨® unos t¨ªmidos intentos de discusiones con los talibanes que dieron pocos resultados. Quiz¨¢ por la falta de apoyo desde Washington.
Ahora, Obama avala esa v¨ªa. "Merece la pena intentarlo", ha dicho su vicepresidente. "Entrar en contacto y ver si los hay que quieran participar en la construcci¨®n de un Estado afgano estable y seguro". Biden ha hecho un desglose estad¨ªstico del frente talib¨¢n: "El 5% son irreductibles; el 25% no est¨¢n seguros de la fuerza de su compromiso con la insurgencia y el 70% est¨¢n en ello por el dinero". Tambi¨¦n ha se?alado que el grueso de los talibanes son de la etnia past¨²n -tradicionalmente dominadora en Afganist¨¢n, a la que pertenece el propio Karzai- y que el 60% de los patanes viven en Afganist¨¢n y el 40% en Pakist¨¢n. De ah¨ª el enraizamiento del extremismo en ambos pa¨ªses y la decisi¨®n estrat¨¦gica de Estados Unidos de tratar la dupla Afganist¨¢n-Pakist¨¢n como un solo ente geopol¨ªtico, lo que convierte en in¨²til el intento de solucionar los problemas a un lado de la frontera sin resolverlos en el otro.
Aun subrayando que en Afganist¨¢n se planificaron los ataques del 11-S y que desde la zona fronteriza de Afganist¨¢n y Pakistan "se han lanzado todos los ataques en el mundo desde el 11-S", incluido el de Bombay, Biden considera que "no hay soluci¨®n puramente militar ni para Afganist¨¢n ni para Pakist¨¢n". De ah¨ª, el visto bueno a la v¨ªa negociadora. Con dos condiciones: "Lo que se haga tiene que hacerlo el Gobierno afgano. Pero sin que ello socave al Gobierno".
En una visita a Bruselas realizada en los estertores de la Administraci¨®n de Bush, el ministro afgano del Interior, Mohamad Hanif Atmar, defendi¨® ante sus interlocutores de la UE la negociaci¨®n con los talibanes. "Usar la palabra talib¨¢n para definir a los terroristas es un error", dijo Atmar, un joven ministro no tintado de corrupci¨®n y apoyado por Occidente. "Yo era ministro de Educaci¨®n y ten¨ªa m¨¢s de 100.000 talibanes en las madrasas [escuelas cor¨¢nicas] y en la escuelas. Talib¨¢n es una palabra ¨¢rabe que quiere decir 'buscar el conocimiento'. Hay talibanes que son respetables y amantes de la paz. Los que quieran renunciar a la violencia, respetar la Constituci¨®n y sumarse al proceso pueden aprovechar la oportunidad". Atmar se aten¨ªa a la letra, pero el esp¨ªritu, al otro lado de la frontera, es otro: en Pakist¨¢n, las madrasas son un semillero de extremistas.
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