Fuertes cr¨ªticas al Gobierno argentino durante una marcha contra la inseguridad
La creciente inseguridad ciudadana se ha convertido ya en uno de los grandes temas electorales, de cara a las legislativas del pr¨®ximo 28 de julio
La creciente inseguridad ciudadana que padecen los argentinos se ha convertido ya en uno de los grandes temas electorales, de cara a las legislativas del pr¨®ximo 28 de julio. El mi¨¦rcoles en la noche (madrugada de Espa?a), grupos de ciudadanos se congregaron en peque?as marchas tanto en Buenos Aires como en otras ciudades del pa¨ªs para expresar su preocupaci¨®n y exigir "mano dura".
La presidenta Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner reproch¨® a la oposici¨®n que convierta ese tema en una bandera pol¨ªtica, para defender sus propios intereses, pero lo cierto es que la sensaci¨®n de inseguridad que experimentan los argentinos, y muy especialmente los bonaerenses y porte?os, es enorme y que el relato de robos, con mayor o menos violencia, ocupa cada vez m¨¢s espacios preferentes en todos los medios de comunicaci¨®n y en las conversaciones privadas.
No es f¨¢cil establecer cu¨¢nto de realidad y cu¨¢nto de simple percepci¨®n o sensaci¨®n existe en la renovada exigencia de seguridad. Es indudable que la criminalidad ha aumentado considerablemente en Argentina en la ¨²ltima d¨¦cada, aunque este pa¨ªs (y su capital) sigan teniendo ¨ªndices de criminalidad y violencia inferiores a los de otros pa¨ªses latinoamericanos, como Brasil, Colombia o M¨¦xico. Las ¨²ltimas estad¨ªsticas oficiales del ministerio de Justicia argentino hablan de 3.095 delitos por cada 100.000 habitantes, lo que supone que uno de cada 32 argentinos ha sido v¨ªctima de de la delincuencia, fundamentalmente robos y hurtos.
El Ministerio de Seguridad de Buenos Aires afirma que entre enero y noviembre de 2008 se produjeron en esta provincia (que no incluye a la capital) 90.000 delitos "prevenibles", es decir unos 11 a la hora. Quiere decirse que el llamado conurbano (cintur¨®n empobrecido de Buenos Aires) en el que los Kirchner suelen obtener excelentes resultados electorales, sufre actualmente una ola creciente de delincuencia.
Para colmo, est¨¢ extendido el temor de que elementos de la bonaerense (la polic¨ªa provincial) est¨¦n implicados en actividades delictivas y manejo de bandas (de hecho, varios oficiales han sido detenidos por organizar el secuestro de un industrial). Los bajos sueldos y la deficiente preparaci¨®n profesional se han convertido en un caldo de cultivo excelente para la plaga de la corrupci¨®n policial.
La preocupaci¨®n de los argentinos por la inseguridad es una de las m¨¢s altas del mundo, seg¨²n una encuesta desarrollada en 2006 en 40 pa¨ªses de Am¨¦rica, Europa y Asia. Pero probablemente ese sentimiento no est¨¦ s¨®lo relacionado con la delincuencia callejera sino tambi¨¦n con la inseguridad econ¨®mica (los argentinos perdieron sus ahorros en el corralito de 2001), la corrupci¨®n pol¨ªtica y la ineficacia judicial. Convencidos de que no pueden hacer nada contra esos otros tipos de inseguridad, intentan protegerse de la callejera con un formidable despliegue de guardias de seguridad privados. Centenares de miles de guardias privados vigilan edificios de apartamentos, countries (urbanizaciones cerradas), colegios, comercios, terrazas al aire libre o restaurantes.
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