Las otras guerras de Pakist¨¢n
El pa¨ªs arrastra desde su creaci¨®n varias lacras pendientes
A menudo se ha acusado a los paquistan¨ªes, y no solo a su Gobierno, de relativizar el peligro que representa la insurgencia talib¨¢n. Una encuesta del International Republican Institute (IRI) publicada la semana pasada confirma que para el 90% de ellos el terrorismo no es la preocupaci¨®n prioritaria. Aunque el sondeo se realiz¨® antes de la operaci¨®n militar en Swat y el avance de los extremistas desde ese distrito alarm¨® a todo Pakist¨¢n, la mayor¨ªa de sus habitantes se siente mucho m¨¢s amenazada por la pobreza o el desempleo.
Para vencer a los talibanes, no basta con triunfar militarmente en Swat y en el resto de la Provincia de la Frontera Noroccidental. Las ¨¦lites gobernantes deben plantearse acabar con varias de las lacras que Pakist¨¢n arrastra de su creaci¨®n en 1947 y que no han hecho sino agravarse en los ¨²ltimos a?os. Son las otras guerras que este pa¨ªs de 170 millones de habitantes, el sexto m¨¢s poblado del planeta, tiene pendientes.
La pobreza (y el feudalismo). Las cifras lo sit¨²an a la cola del ¨ªndice de desarrollo humano de la ONU (el 139 de 179 pa¨ªses, por detr¨¢s no solo de su archirival India sino incluso de Bangladesh que se independiz¨® de Islamabad en 1971). Adem¨¢s la distribuci¨®n de la riqueza es de las m¨¢s desiguales del mundo (un 10% de los paquistan¨ªes se lleva el 30% de los ingresos). El Gobierno admite que un 33% de los habitantes vive por debajo de la l¨ªnea de pobreza (con menos de un euro diario, seg¨²n el Banco Mundial). Los economistas locales elevan ese porcentaje al 40%.
En el d¨ªa a d¨ªa eso se traduce en que un 40% de los paquistan¨ªes no tiene acceso a agua potable y un 50% carece de alcantarillado. Sus ¨ªndices de mortalidad infantil son los m¨¢s altos del Sureste Asi¨¢tico. Contribuye a ello un sistema feudal que tiene a la mitad de la poblaci¨®n rural endeudada de por vida con sus se?ores, lo que les impide beneficiarse de su trabajo. La inflaci¨®n ha doblado el precio de los alimentos desde 2005. Desesperadas, muchas familias abandonan a sus hijos. La Fundaci¨®n Edhi recoge entre cinco y seis reci¨¦n nacidos cada d¨ªa en sus casas cuna.
Un sistema judicial indigno de tal nombre. En contra de la Constituci¨®n, no todo el mundo es igual ante la ley. Los jueces trabajan para los terratenientes metidos a pol¨ªticos que los cooptan. Denunciar un robo de tierras, abusos o enga?os del tipo que sea supone enfangarse en los tribunales durante d¨¦cadas sin tener ninguna garant¨ªa de que al final triunfe el Estado de derecho. De ah¨ª el extendido apoyo a la shar¨ªa (seg¨²n el sondeo del IRI, el 80% aprobaba su implantaci¨®n en Swat y los distritos colindantes y el 56% respaldar¨ªa que se extendiera al resto del pa¨ªs). La ley isl¨¢mica se percibe como un sistema de justicia r¨¢pido, ecu¨¢nime y barato.
La violencia y la impunidad. Los salteadores de caminos campan por sus respetos en grandes zonas del pa¨ªs. La prensa local se hace a menudo eco de asaltos a autobuses por hombres armados, incluso a plena luz del d¨ªa y en las autov¨ªas. En muchas ciudades, la gente tiene miedo de salir despu¨¦s de la puesta de sol. Como en el caso de violaciones o abusos sexuales, la polic¨ªa se muestra impotente y los responsables de los asaltos, a menudo protegidos por poderosos patrones, quedan impunes en la mayor¨ªa de los casos.
La corrupci¨®n y las mafias. Los paquistan¨ªes est¨¢n hartos de tener que pagar bajo cuerda por los servicios que el Estado les debe como ciudadanos. Desde la obtenci¨®n de cualquier documento hasta la admisi¨®n en un hospital, pasando por un trabajo en la Administraci¨®n, el sistema solo funciona cuando se engrasa con un soborno. Adem¨¢s, amplios sectores de la econom¨ªa est¨¢n en manos de mafias, como la del transporte o la de la madera, que utilizan bandas de matones para proteger sus intereses.
Analfabetismo. Apenas se invierte en educaci¨®n un 2,5% del PIB (frente al 3% que oficialmente dedica a Defensa). Mientras los hijos de las ¨¦lites se educan en las mejores universidades de Estados Unidos, el pa¨ªs carece de un sistema p¨²blico de ense?anza b¨¢sica decente. Solo dos de cada tres ni?os entre 5 y 9 a?os est¨¢n escolarizados, seg¨²n UNICEF. Y la cifra se reduce en el caso de las ni?as (una de cada dos). De ellos, apenas el 56% acabar¨¢ la primaria (un 35% en el caso de las ni?as) y sus conocimientos suelen ser m¨ªnimos.
Las escuelas son a menudo edificios cochambrosos, sin pupitres ni pizarra. La mayor¨ªa de los padres no pueden pagar los materiales escolares, ni ven el beneficio del esfuerzo cuando los estudios no dan acceso a un sistema meritocr¨¢tico que permita avanzar socialmente. De ah¨ª, el atractivo de las madrazas (escuelas cor¨¢nicas), que ofrecen educaci¨®n y alojamiento gratuitos. Aunque no todas sean cantera de terroristas, su curr¨ªculo fomenta una forma de pensar muy cercana a la de los extremistas y su formaci¨®n tampoco prepara a los j¨®venes para el mercado de trabajo.
El sectarismo. Aunque el pa¨ªs se cre¨® como refugio para los musulmanes de la India, un 5% de su poblaci¨®n profesa otras religiones. Hind¨²es, cristianos, sijs y peque?os grupos de parsis, ahmadis, budistas e incluso animistas, sufren ataques espor¨¢dicos por parte de extremistas isl¨¢micos. Incluso los chi¨ªes, que constituyen un 20% de los musulmanes paquistan¨ªes (la segunda comunidad m¨¢s numerosa de esa rama del islam despu¨¦s de la iran¨ª) se ven reducidos a ciudadanos de segunda por el ascenso de la ideolog¨ªa radical sun¨ª. Aunque en teor¨ªa le ley protege a las minor¨ªas, no existen pol¨ªticas antidiscriminatorias.
La insurgencia en Baluchist¨¢n. Los nacionalistas baluches llevan contestando el control de Islamabad desde que su regi¨®n fue incorporada por la fuerza a Pakist¨¢n en 1947. La discriminaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica ha alentado varias revueltas de esa minor¨ªa ¨¦tnica que constituye el 3,6% de la poblaci¨®n. Consideran que el Gobierno central se lleva las riquezas naturales (la zona contiene el 40% de las reservas de gas natural del pa¨ªs) sin preocuparse de su desarrollo. Con el regreso de los civiles al poder el a?o pasado, se abrieron algunas v¨ªas de di¨¢logo, pero el reciente asesinato de tres de sus l¨ªderes, presumiblemente a manos de los servicios secretos, ha vuelto a elevar las tensiones y la popularidad de los grupos armados separatistas como el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Baluche.
La ONU pide ayuda urgente para los 1,7 millones de desplazados de Pakist¨¢n
Naciones Unidas ha pedido hoy a la comunidad internacional ayuda urgente por valor de 454,6 millones de d¨®lares (324,7 millones de euros) para los 1,7 millones de desplazados en Pakist¨¢n que ha ocasionado la reciente ofensiva del Ej¨¦rcito contra los talibanes en el valle de Swat.
"La escala de este desplazamiento es extraordinaria en volumen y velocidad", y puede dar lugar a un problema humanitario a largo plazo, ha dicho en un comunicado el coordinador en funciones de la ONU en Pakist¨¢n, Martin Mogwanja.
Un total de 165 proyectos presentados por las organizaciones de ayuda y 52 agencias de la ONU requieren una financiaci¨®n total de 543,1 millones de d¨®lares (388,1 millones de euros), aunque 88,5 (63 en euros) han sido ya comprometidos o suministrados para las acciones previstas.
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