Combates a 50 grados
Los talibanes intensifican su campa?a de ataques. - La operaci¨®n en Helmand puede desbordar la violencia a las regiones del oeste del pa¨ªs
Los marines no son los ¨²nicos que se encuentran en plena ofensiva. Los talibanes tambi¨¦n han comenzado la suya. Hace un mes, el mul¨¢ Mohamed Omar rompi¨® su silencio para ordenar a sus fieles que intensificaran los ataques una vez terminadas las cosechas del opio y del trigo. La primera concluy¨® a principios de mayo, la segunda a mediados de junio. Una vez liberados de sus tareas agr¨ªcolas, los talibanes, muchos de los cuales son combatientes a tiempo parcial o estacionales, se lanzaron a la lucha espoleados por el t¨®rrido verano y los refuerzos recibidos durante el invierno. Los 50 grados que ahora se registran en el sur afgano parecen ser el entorno preferido por los talibanes para combatir.
Los comandantes insurgentes con los que este peri¨®dico ha conversado advierten que la presi¨®n sobre las fuerzas internacionales se mantendr¨¢ hasta bien pasadas las elecciones de agosto. "Vamos a doblar nuestros ataques en las pr¨®ximas semanas. Tenemos los recursos y los combatientes. Este verano, insallah [si Dios quiere], ser¨¢ duro para los extranjeros", asegura Fateh Mohamed, el jefe talib¨¢n que coordin¨® el ataque suicida que en noviembre pasado mat¨® a dos soldados espa?oles al sur de la provincia de Herat.
Los resultados de esa ofensiva insurgente son visibles hoy por todo Afganist¨¢n. No solo por el n¨²mero de ataques contra las fuerzas internacionales o por su creciente complejidad, sino por la aplastante sensaci¨®n de inseguridad que se respira en las calles, entre la poblaci¨®n. Incluso en lugares que hasta hace poco eran considerados seguros. "Yo vivo en Herat y esto ahora mismo es como una isla. O mejor dicho, como una c¨¢rcel. Si quiero viajar a Kabul o a cualquier otra ciudad tengo que hacerlo en avi¨®n y eso es muy caro para nosotros. Por tierra, lo m¨¢s seguro es que me secuestren o me maten, porque hay que pasar por territorios donde la seguridad no es buena o est¨¢n controlados por los talibanes", comenta un peque?o empresario afgano que pide el anonimato.
La provincia de Helmand ha presenciado buena parte de esta nueva ofensiva insurgente. La direcci¨®n del movimiento talib¨¢n, con el mul¨¢ Omar a la cabeza, se encuentra en Quetta, en la provincia paquistan¨ª de Baluchist¨¢n, pero la coordinaci¨®n de la lucha se lleva desde la provincia de Helmand, donde est¨¢ la mayor parte de sus comandantes. As¨ª las cosas, es de esperar que los marines encuentren una fuerte resistencia en su avance, tal y como les ha ocurrido a los brit¨¢nicos, desplegados all¨ª desde 2006.
?reas indefensas
Sin embargo, no es la resistencia en Helmand lo que m¨¢s les preocupa a los estadounidenses. "Al fin y al cabo, si se quedan y luchan, los matamos y punto", comentaba un oficial norteamericano que ha luchado regularmente con los talibanes en los ¨²ltimos meses. "El problema es que se vayan a luchar a alg¨²n sitio donde tengamos menos fuerzas". Ese escenario es la pesadilla que amenaza ahora a regiones del oeste del pa¨ªs, donde est¨¢n basadas las tropas espa?olas. "Esto es como una tarta que aplastas con las manos. Cada vez que nuestros chicos presionan la tarta del sur, la crema se escapa por los costados. Y aqu¨ª en el oeste vamos a ver mucho de eso en los pr¨®ximos meses", comenta a este peri¨®dico el coronel John Bessler, el norteamericano que comanda a los equipos que entrenan a la polic¨ªa y al Ej¨¦rcito afganos. Bessler ten¨ªa bajo su mando a los dos soldados espa?oles fallecidos en noviembre.
De hecho, ya est¨¢ sucediendo. La operaci¨®n en Helmand cuenta con m¨¢s de 4.000 marines, pero en la provincia de Farah, a unos pocos kil¨®metros, apenas hay unos pocos cientos de efectivos internacionales. Los talibanes solo tienen que cruzar una frontera que solo existe en la mente de los planificadores militares para volver a operar en la impunidad. Ocurre en lugares como Shiwan, donde en 2007 murieron dos paracaidistas espa?oles. All¨ª, talibanes llegados de Helmand, con la ayuda de unos 400 militantes extranjeros y varios cientos de reclutas locales, hostigan sin parar a las fuerzas internacionales sin que estas puedan realizar una operaci¨®n al estilo de la de Helmand, para sacarlos de la zona. No hay soldados suficientes y los que hay, como los italianos, no tienen el mandato para combatirlos. Solo les queda esperar a que les ataquen, responder, salir de all¨ª y volver a empezar el d¨ªa siguiente, sin demasiadas esperanzas de mejora.
Los servicios de inteligencia occidentales temen que las repercusiones de la operaci¨®n en Helmand puedan llegar incluso hasta zonas mucho m¨¢s lejanas y m¨¢s importantes para el contingente espa?ol, como la provincia de Badghis, bajo responsabilidad del contingente espa?ol. All¨ª, en bastiones talibanes como Bala Murghab, la situaci¨®n es ya cr¨ªtica para las fuerzas internacionales. "Mis hombres s¨®lo pueden alejarse de la base unos dos kil¨®metros. M¨¢s all¨¢ saben que los talibanes les atacan seguro. Y los talibanes all¨ª no salen corriendo. Se quedan y luchan, pero no tenemos los recursos que hay en el sur para combatirlos", dice el coronel Bessler.
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