Obama deber¨ªa escuchar a este hombre
La principal virtud del tercer candidato m¨¢s votado en Afganist¨¢n es decir siempre lo que piensa
El Obama afgano no es negro sino de origen mongol, que tambi¨¦n es un problema. Se llama Ramazan Bashardost, tiene 45 a?os, pertenece a la etnia minoritaria de los hazaras y es posible que nunca llegue a presidente porque los hazaras est¨¢n condenados a los peores trabajos, a los m¨¢s duros y peor pagados. Quitando esto ¨²ltimo -porque los sobresueldos deben ser muchos si la mano es larga y la ¨¦tica corta-, el puesto presidencial re¨²ne varios de los requisitos: es duro, peligroso e ingrato.
Bashardost es el tercer candidato m¨¢s votado en las m¨¢s que peculiares elecciones de Afganist¨¢n con cerca de un 10% de los votos, seg¨²n los datos parciales dados por la Comisi¨®n Electoral Independiente. Pese a ser diputado desde 2005 y disponer de oficina, recibe y escucha dentro de una tienda de lona levantada delante del ultra protegido edificio del Parlamento, al que con tanta seguridad no le entra aire fresco.
Desde esa tienda ha partido una campa?a original y valiente en la que no ha necesitado contratar a expertos extranjeros en mercadotecnia que sepan colocar valores basura (esos de consumo y olvido r¨¢pido) donde antes hab¨ªa una buena frase para vender desodorante. La principal virtud de este hombre -que se mueve sin guardaespaldas y da m¨ªtines en zonas consideradas talibanes- es decir siempre lo que piensa que, por una extra?a coincidencia, es lo que piensa la mayor¨ªa del pueblo afgano que tiene tiempo (y ganas) para pensar.
"Me han llamado de parte de [Richard] Holbrooke [el enviado especial de Obama para la zona] para que acuda a la embajada americana porque quiere reunirse conmigo, pero les he contestado que nunca acudo a embajadas y menos a la americana pero que estar¨¦ muy contento de recibirlo en mi tienda. Ellos han dicho que eso no era posible por razones de seguridad. Les he recordado que llevan ocho a?os en mi pa¨ªs con miles de soldados y que su obligaci¨®n ser¨ªa en todo caso darnos seguridad a todos los afganos, no solo al se?or Holbrooke", asegura en un ingl¨¦s acentuado, calmo, agradable y comprensible en cada palabra y en cada silencio. Deber¨ªa probarlo Obama. Le gustar¨¢.
Le gustar¨¢ porque el contenido del discurso de Bashardost no tiene nada que ver con el que seguramente escucha el presidente de Estados Unidos de sus asesores, generales y diplom¨¢ticos. Seg¨²n ¨¦l, en Afganist¨¢n hay una guerra civil: los talibanes guerrean contra los se?ores de la guerra a los que ya derrotaron en 1996 y a los que tratan de derrotar de nuevo con el peque?o inconveniente de que ahora tienen delante a m¨¢s de 100.000 soldados extranjeros que, por alguna raz¨®n extra?a, han tomado partido al defender a los antiguos muyahidines que ya destrozaron el pa¨ªs.
El candidato que jam¨¢s ser¨¢ presidente, aunque no oculta que le gustar¨ªa, sostiene que Obama se ha metido en los mismos zapatos de George W., que son los de los anteriores presidentes estadounidenses, al copiar una estrategia basada en las pol¨ªticas de hace 30 a?os y en la Guerra Fr¨ªa. Seg¨²n ¨¦l, m¨¢s tropas no traer¨¢n la paz, y Obama puede acabar mal, como Bush; o peor, como en Vietnam.
"Para los talibanes, Karzai es un se?or de la guerra. Sucede lo mismo con Abdul¨¢ Abdul¨¢. Son parte del mismo pasado. Lo que necesita Afganist¨¢n es alguien nuevo, alguien limpio. Pakist¨¢n interfiere en los asuntos afganos porque tiene miedo a India e Ir¨¢n y Teher¨¢n e India interfieren porque tienen miedo a Pakist¨¢n. Tenemos que encontrar a alguien que no sea una amenaza para sus vecinos y que pueda trabajar para que Afganist¨¢n deje de ser un narco-Estado, un lugar pobre y en guerra, y que trabaje tambi¨¦n por la igualdad de la mujer".
Bashardost no lo dice pero pone cara de estar pensando en ¨¦l. Tiene fama de honesto entre la gente porque cuando fue ministro de Planificaci¨®n quiso ordenar el tr¨¢fico de la ayuda humanitaria salpicado de desag¨¹es por los que el dinero se esfuma. Choc¨® con otros ministerios y otros intereses. Ahora parece un Don Quijote luchando contra los molinos de viento. Para ser el Obama afgano solo necesita un buen equipo y estructurar un programa de Gobierno. Ideas y energ¨ªa, de momento, no le faltan. Un pueblo harto y con ganas de cambio, tampoco.
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