Brasil frena el choque entre Caracas y Bogot¨¢
Colombia defiende ante la cumbre de Unasur el uso de sus bases por EE UU.- Venezuela exige ver el documento ¨ªntegro del acuerdo militar
Los 12 pa¨ªses suramericanos miembros de Unasur mantuvieron este viernes una tensa reuni¨®n en la ciudad argentina de Bariloche para intentar desactivar la crisis causada por el acuerdo de Colombia de permitir que tropas norteamericanas utilicen siete bases propias. La cumbre puso de manifiesto las profundas diferencias que existen en Am¨¦rica Latina, pero finaliz¨® con un comunicado que deja abierta la posibilidad de que el Consejo Suramericano de Defensa, dependiente de Unasur, examine nuevas medidas de confianza mutua y verificaci¨®n que disminuyan el nivel de enfrentamiento y desconfianza. El documento garantiza el respeto a la soberan¨ªa de Colombia, como exig¨ªa el presidente ?lvaro Uribe, pero afirma que "la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede, con medios y objetivos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberan¨ªa e integridad de cualquier naci¨®n suramericana".
La cumbre se desarroll¨® en un clima de alta tensi¨®n y tuvo que ser el presidente de Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, inspirador de Unasur, quien a ¨²ltima hora de la tarde, diera un pu?etazo en la mesa, lamentando que la reuni¨®n fuera retransmitida por televisi¨®n, y exigiendo que terminaran los duros enfrentamientos personales que se desarrollaban a varias bandas, para intentar un r¨¢pido acuerdo de m¨ªnimos. Su llamamiento no consigui¨® tranquilizar completamente los ¨¢nimos pero tuvo resultado.
La cumbre, que se celebr¨® ante las c¨¢maras por deseo del presidente ?lvaro Uribe, no logr¨® ning¨²n acuerdo sustancial: Colombia no acepta que nadie ponga en duda su derecho a firmar acuerdos con terceros pa¨ªses para luchar contra el narcotr¨¢fico y el terrorismo, y la mayor¨ªa de los pa¨ªses presentes desconf¨ªa de que ese acuerdo no vaya a implicar, en realidad, una mayor injerencia militar de Estados Unidos en la regi¨®n.
En cualquier caso, la reuni¨®n implic¨® algo importante: por primera vez en la historia, los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina han debatido entre ellos un cuesti¨®n altamente pol¨¦mica y delicada: la presencia militar de pa¨ªses terceros, un asunto que siempre ha tenido una enorme repercusi¨®n en Am¨¦rica Latina y que sigue suscitando fuertes pol¨¦micas.
El debate tuvo aspectos muy significativos. El presidente brasile?o dio la impresi¨®n de que su principal preocupaci¨®n era mantener vivo el organismo suramericano. Ofreci¨® todo tipo de muestras de respeto a la soberan¨ªa colombiana, pero no ocult¨® su inquietud por el uso conjunto de las bases. Lula dej¨® entrever una de sus grandes preocupaciones: la posici¨®n de los "pa¨ªses ricos" respecto a la Amazon¨ªa, que comparten varios pa¨ªses latinoamericanos. "Ellos se creen que la Amazonia es suya, pero no es as¨ª. Es nuestro problema, y somos nosotros quienes deber¨ªamos reunirnos para tratar los problemas ambientales", sugiri¨®.
El presidente brasile?o plante¨® tambi¨¦n la posibilidad de que Unasur solicite una cumbre con el presidente norteamericano, Barack Obama, para debatir el papel de Estados Unidos en Am¨¦rica Latina, una iniciativa a la que se opuso Colombia, que record¨® que Washington ya est¨¢ presente, de pleno derecho, en otro organismo, la OEA.
El protagonista de la reuni¨®n fue, sin embargo, el presidente colombiano. ?lvaro Uribe intent¨® presentar el acuerdo que permite el uso de siete bases colombianas por parte de tropas estadounidenses como una simple ampliaci¨®n de la cooperaci¨®n militar que ya existe entre los dos pa¨ªses, enfocada en la lucha contra el narcotr¨¢fico y el terrorismo. Ley¨® una larga lista de acuerdos anteriores y record¨® que Colombia ha sufrido enormemente por culpa del narcotr¨¢fico y el terrorismo. Reproch¨® a los otros pa¨ªses latinoamericanos que su apoyo se haya limitado a declaraciones verbales y se?al¨® que Estados Unidos era el ¨²nico que hab¨ªa ofrecido a su pa¨ªs una ayuda pr¨¢ctica y eficaz.
En todo el discurso del presidente colombiano hubo una sola referencia al contenido exacto del acuerdo con Estados Unidos. "El art¨ªculo 3", afirm¨®, "establece que las bases no se pueden usar para asuntos internos de otros Estados", una aclaraci¨®n que pareci¨® insuficiente a los dem¨¢s presidentes, seg¨²n dejaron de manifiesto casi todos los dem¨¢s oradores.
Tanto el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, como el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, intentaron centrar la discusi¨®n, no en las intenciones de Colombia, sino de Estados Unidos. Pidieron a Uribe que facilitara a Unasur el texto completo del acuerdo e insistieron en que las facilidades militares que se conceden en el pacto con Estados Unidos rebasan ampliamente las caracter¨ªsticas de la lucha contra el narcotr¨¢fico.
Ch¨¢vez ley¨® varios p¨¢rrafos de un documento norteamericano que est¨¢ colgado en Internet y que, seg¨²n afirm¨®, resume las necesidades estrat¨¦gicas de la Fuerza A¨¦rea de Estados Unidos y alude a la necesidad de usar bases en distintos pa¨ªses.
La presidenta argentina, anfitriona, intent¨® finalmente la salida del embrollo: plantear el asunto de las bases colombianas en un entorno m¨¢s general en el que se discutan, con detalle y en el plano t¨¦cnico, medidas de confianza militar rec¨ªprocas. Y plante¨® la posibilidad de que una misi¨®n del Consejo Suramericano de Defensa visite Colombia. La presidenta de Chile, Michele Bachelet, apoy¨® plenamente la idea.
Todo el mundo contuvo la respiraci¨®n para ver si Ch¨¢vez y Uribe, que se hab¨ªan intercambiado largos reproches, aceptaban la moment¨¢nea salida de la crisis. La ¨²ltima intervenci¨®n de Ch¨¢vez estuvo a punto de lanzar otra vez todo por el aire con una velada acusaci¨®n de que paramilitares colombianos hab¨ªan intentado matarlo. Uribe exigi¨® pruebas y la temperatura subi¨® muchos grados. Fue entonces cuando Lula dio un simb¨®lico pu?etazo, pidi¨® que se acabaran los enfrentamientos y se examinara el documento final, que fue aprobado sin mayores problemas.
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