Un sistema electoral en crisis
Alemania va a las urnas el domingo con una ley electoral que ha sido declarada inconstitucional por el tribunal que interpreta su Ley Fundamental. Adem¨¢s es muy probable que la mayor¨ªa que asegure la Canciller¨ªa para Angela Merkel s¨®lo se alcance precisamente gracias al mecanismo que los jueces han declarado anticonstitucional. Este resorte electoral, que concede esca?os adicionales a los partidos por encima de los que le corresponder¨ªan en proporci¨®n a sus votos, puede producir un efecto parecido al que permiti¨® en 2000 a Bush vencer en su carrera hacia la Casa Blanca, obteniendo m¨¢s compromisarios con menos votos que Al Gore. El Tribunal Constitucional alem¨¢n exigi¨® en una sentencia de 2008 la reforma parlamentaria de la ley electoral para antes de 2011, dejando as¨ª estas elecciones de 2009 en un limbo de legitimidad que puede afectar al pr¨®ximo Gobierno y abrir una crisis institucional.
La ley electoral alemana obliga al ciudadano a emitir dos votos, uno para la elecci¨®n de un solo candidato por circunscripci¨®n por el sistema mayoritario y otro para una lista cerrada por el sistema proporcional. Este doble sufragio prima a los partidos peque?os y garantiza su presencia parlamentaria, siempre que superen el 5% de votos. Los Verdes, por ejemplo, s¨®lo obtuvieron un esca?o directo en 2005, pero gracias a la votaci¨®n de su lista alcanzaron un total de 50 esca?os.
Para que el sistema funcione el Bundestag no puede tener un n¨²mero fijo de diputados, puesto que con frecuencia el n¨²mero de esca?os adjudicados supera el m¨ªnimo de 598 distribuidos en dos mitades, 299 mandatos directos y 299 mandatos de lista de partido. Estos esca?os de m¨¢s, o adicionales, son los que ahora est¨¢n en discusi¨®n y pueden decantar la mayor¨ªa del futuro gobierno.
S¨®lo en dos ocasiones anteriores, en 1994 con Kohl y en 2001 con Schr?der, el canciller fue elegido gracias a ellos. Esta vez su n¨²mero puede ser muy elevado e incluso producir el efecto perverso de que una coalici¨®n con menos votos tenga m¨¢s esca?os que otra coalici¨®n alternativa. Parad¨®jicamente, una fuerte ca¨ªda del voto de la CDU-CSU puede proporcionarle hasta 20 esca?os adicionales, puesto que seguir¨¢ manteni¨¦ndose como el partido m¨¢s votado en muchas circunscripciones uninominales. El mismo efecto apenas contar¨¢ para los socialdem¨®cratas del SPD.
La importancia de los esca?os adicionales crece en el sistema de cinco partidos de la Alemania unificada, que ha sucedido al de los tres de la Alemania de Bonn. Estimulan el llamado "voto dividido", que significa votar en un sentido en la circunscripci¨®n y en otro distinto en la lista. En 1957 s¨®lo ejerc¨ªan el "voto dividido" el 6,4% de los electores, mientras que en 2005 alcanz¨® ya el 24%. Es habitual que las grandes formaciones lo favorezcan para salvar al partido con el que se quieren coaligar de la barra m¨ªnima del 5% exigida para entrar en el Bundestag.
El sistema favorece tambi¨¦n el llamado "voto t¨¢ctico": dar el voto directo a quien est¨¦ mejor situado para llevarse el mandato ¨²nico de la circunscripci¨®n, aunque no sea del propio partido sino de los posibles coaligados, y votar en cambio al partido propio en la lista cerrada. Todos, como es evidente, para sacar m¨¢s diputados.
El Tribunal Constitucional se ha visto obligado a pronunciarse en varias ocasiones sobre estos disputados esca?os suplementarios y ha identificado una "desviaci¨®n" de la voluntad popular, aunque hasta ahora la hab¨ªa considerado "tolerable". En su sentencia de 2008 los declara lisa y llanamente anticonstitucionales y obliga al legislativo a cambiar la ley electoral antes del 30 de junio de 2011.
Una iniciativa parlamentaria intent¨® abordar la reforma antes del pasado verano, para poder ir a las elecciones con la disputa resuelta. El SPD, especialmente interesado en la enmienda, tuvo que rechazar una iniciativa que hubiera significado el final de la Gran Coalici¨®n con la CDU-CSU, pues ¨¦sta es la hipot¨¦tica beneficiaria de esta perversi¨®n del sistema. Su aprobaci¨®n requer¨ªa una mayor¨ªa parlamentaria con los Verdes y La Izquierda, que hubiera anticipado un frente de izquierdas antes de la campa?a.
Esta grieta en el sistema electoral, sumada al voto oculto de izquierdas, el alto n¨²mero de indecisos (un tercio del electorado), y la abstenci¨®n que se prev¨¦ alta, condicionan el valor de los pron¨®sticos y de las encuestas. Es dif¨ªcil que el SPD se acerque a la CDU-CSU, como sucedi¨® en 2005. Pero no cabe descartar que unos malos resultados socialdem¨®cratas, incluso los peores de su historia, signifiquen su desalojo del poder; como nada hay escrito respecto a que un incremento del voto al FDP, en constante crecimiento desde 1998, conduzca directamente a su entrada en el Gobierno. De ah¨ª la preocupaci¨®n que suscita la eventualidad de que un resultado muy cerrado quede desempatado por ese pu?ado de esca?os suplementarios que no son fruto directo de la voluntad de los electores
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