Periodismo de se¨ªsmo
Los terremotos forman parte del d¨ªa a d¨ªa informativo de los periodistas indonesios
Incluso para la joven jefa de informativos de Padang TV, un terremoto de 7,6 es la noticia de su vida. De esa magnitud fue el se¨ªsmo que el 30 de septiembre arras¨® la costa oeste de Sumatra (Indonesia). "Aqu¨ª estamos acostumbrados a los terremotos peque?os, de grado tres o cuatro, pero nunca hab¨ªamos visto nada como esto", cuenta Vinna Melwanti, de 27 a?os. Y tan acostumbrados. Indonesia se asienta sobre el llamado anillo de fuego del Pac¨ªfico, una zona que sufre unos 7.000 temblores al a?o, la mayor¨ªa moderados.
Con tanta actividad s¨ªsmica, cubrir este tipo de sucesos es casi una especialidad en el periodismo de la zona, algo equiparable a la cr¨®nica de sucesos de nuestros diarios. Los reporteros de la televisi¨®n local de Padang, ciudad de 900.000 habitantes que se halla cerca del epicentro del terremoto y que ha quedado parcialmente destruida, dedican habitualmente muchos minutos en sus informativos a criticar al Gobierno cuando no cumple los programas de prevenci¨®n de cat¨¢strofes anunciados. Los retrasos en la construcci¨®n de una calle para huir en caso de tsunami fueron denunciados en m¨¢s de una ocasi¨®n en las noticias. "Explicamos a la gente c¨®mo actuar en caso de emergencia", cuenta Vinna. Es decir: echarse al suelo, coger la salida m¨¢s cercana y ?salir corriendo!
"El reportero no se asusta"
"Y si se produce un se¨ªsmo, como habitualmente no es muy grave, el reportero lo cubre como si nada, no se asusta; es rutina", explica esta mujer bajita, menuda y morena, nacida en Yakarta, que trabaja 12 horas diarias, va a todas partes con su moto y no sabe lo que son las vacaciones desde hace dos a?os. "La gente de aqu¨ª sabe c¨®mo sobrevivir... si el terremoto es moderado, claro", a?ade. Desde enero pasado, por ejemplo, hab¨ªan sufrido unos siete, todos peque?os. El lunes por la tarde mismo hubo apenas perceptible. Los redactores de Padang TV salieron de su local, situado en un bajo abierto a la calle. Caminaron unos pocos metros por la acera. Se giraron. Vieron que nada se mov¨ªa ya. Sonrieron. Y, en cinco segundos, volvieron dentro. Nadie se inmut¨®. Falsa alarma. El se¨ªsmo de la semana pasada super¨®, sin embargo, todas las expectativas. Se trata del mayor registrado en la historia de la ciudad. El m¨¢s poderoso hasta la fecha sucedi¨® en 2005. Hubo tres muertos. En ¨¦ste, el balance provisional arroja m¨¢s de mil.
"Cuando empez¨® el temblor, lo primero que hice fui huir; somos periodistas, pero tenemos la misma tentaci¨®n de huir que cualquier otro. Crees que vas a morir, porque te das cuenta en seguida que ¨¦ste es mayor que cualquier otro que hayas vivido. En pocos minutos todo pas¨® y en una hora volvimos al trabajo. Mandamos varios equipos a hospitales, zonas afectadas, lugares oficiales", explica Vinna. Desde ese d¨ªa no han parado.
Maximizar recursos
Los te¨®ricos de las llamadas sinergias empresariales y, en especial, los que propugnan la integraci¨®n de las redacciones period¨ªsticas deber¨ªan pasarse por el local de este canal para ver un caso claro de c¨®mo aprovechar recursos. Desde el terremoto, que dej¨® inutilizable temporalmente la redacci¨®n de la televisi¨®n, est¨¢n instalados en unos 100 metros cuadrados alrededor de 90 periodistas. El plat¨® est¨¢ en la terraza que da a la calle. Y no s¨®lo est¨¢n ellos. Ese espacio lo comparten con los periodistas de otras tres medios: Padang Express, un diario; Posmetro Padang, un peri¨®dico especializado en sucesos y juicios, y Padangtoday.com, un diario de Internet. Todos forman parte, junto a Padang TV, de un grupo de comunicaci¨®n local.
La televisi¨®n local ha dado una amplia cobertura, casi las 24 horas, de los devastadores efectos del terremoto. Y en la pantalla se han podido las im¨¢genes m¨¢s crudas, aunque Vinna asegura que no muestran cad¨¢veres de ni?os. En el plat¨®, abierto a la calle, se mezclaban estos d¨ªas el ruido ensordecedor del generador de luz y la m¨²sica que suena constantemente en la televisi¨®n.
En ese ambiente, Vinna es la jefa de decenas de hombres, la mayor¨ªa mayores en dad que ella, lo que no deja de causarle alg¨²n que otro encontronazo. "En Indonesia los hombres tienen el poder. Aqu¨ª todos tienen un gran ego. Piensan que las mujeres tenemos que quedarnos en casa, en la cocina. Cuando empec¨¦ a ascender, tuve algunos problemas con algunos chicos que no conf¨ªan en una mujer l¨ªder", explica la periodista con un poso de feminismo tranquilo, sin afectaci¨®n, m¨¢s propio del budismo que del Islam.
La vida de Vinna ha sido dura estos d¨ªas. No s¨®lo por las horas de trabajo y de estr¨¦s (por menos de 300 euros al mes), sino tambi¨¦n porque, al llegar a casa, estuvo varios d¨ªas sin electricidad. Ahora vive con su madre y su sobrina, que residen en Yakarta, pero se trasladaron a Padang para el ramad¨¢n. Por la noche llega a casa no antes de las diez, traqueteando en su moto entre las ruinas y esquivando cascotes. No hay cena en el plato. Los terremotos al menos sirven para guardar la dieta.
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