Nietos de Saturno
?Y que esos amagos de la ley de Saturno sean rechazados! ?Y cu¨¢l es la ley de Saturno? Aquella ley cl¨¢sica, o dicho cl¨¢sico, o refr¨¢n cl¨¢sico, que dice que la Revoluci¨®n, como Saturno, devora a sus propios hijos. ?Que esta Revoluci¨®n no devore a sus propios hijos! ?Que la ley de Saturno no imponga sus fueros! ?Que las facciones no asomen por ninguna parte, porque ¨¦sos son los amagos de la ley de Saturno, en que unos hoy quieren devorarse a los otros!.
Sucedi¨® en La Habana, en la noche del 26 al 27 de marzo de 1964, cerca ya de las dos de la madrugada. Estas palabras altisonantes y solemnes forman parte del largo testimonio de Fidel Castro ante la Sala Primera del Tribunal Supremo de la Rep¨²blica, en un juicio singular que termin¨® con una ejecuci¨®n sumaria. Convocado a hora intempestiva y con toda la elite del r¨¦gimen sentada en la sala.
Se enjuiciaba a un supuesto delator por haber entregado a cuatro militantes contra la dictadura de Batista. Pero estaba en juego mucho m¨¢s: las relaciones de Castro con la Uni¨®n Sovi¨¦tica; las rivalidades entre los comunistas cubanos primigenios y el comunista sobrevenido que era Fidel Castro; o la autoridad suprema del jefe supremo.
Lo cuenta y muy bien Miguel Barroso en su novela ¡®Un asunto sensible. Tres historias cubanas de crimen y traici¨®n¡¯ (Mondadori), una novela que no es novela sino historia verdadera. ?Vaya si Saturno iba devorar y estaba ya devorando a sus hijos! Aquello s¨®lo era el aperitivo, ahora investigado gracias al inter¨¦s de los hijos de los hijos, esos nietos de Saturno que quieren conocer hasta el ¨²ltimo detalle de la desgracia que se abati¨® sobre sus padres y sobre ellos mismos. Gracias tambi¨¦n a que todav¨ªa quedan unos pocos supervivientes de aquellos tiempos turbulentos y oscuros.
Volver¨¦ a escribir sobre esta historia y este libro, pero por hoy quiero s¨®lo glosar aqu¨ª el negro humor del comandante revolucionario y su invocaci¨®n saturniana, que s¨®lo a ¨¦l y a su hermano han protegido hasta ahora.
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