La econom¨ªa de los Derechos Humanos en M¨¦xico
El Senado mexicano designar¨¢ a un nuevo ombudsman, cargo que adem¨¢s de responsabilidades conlleva privilegios
Parece natural que en un pa¨ªs con una tradici¨®n tan autoritaria como M¨¦xico despierte un gran inter¨¦s el nombramiento del nuevo presidente de la Comisi¨®n Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). M¨¢s a¨²n, la liberaci¨®n hace unas cuantas semanas de la ind¨ªgena Jacinta Francisco Marcial, quien pas¨® tres a?os en prisi¨®n al ser injustamente acusada del secuestro de seis agentes federales, muestra como la violaci¨®n de los derechos humanos es un tema actual y muestra tambi¨¦n que son los grupos m¨¢s desprotegidos, ind¨ªgenas, mujeres, personas en situaci¨®n de pobreza, quienes est¨¢n m¨¢s expuestos a ver sus derechos humanos vulnerados.
Por ello, no deber¨ªa de sorprendernos el gran n¨²mero de personas que registraron su candidatura de manera oficial, 33 al cierre oficial de la convocatoria el pasado viernes, o que expresaron inter¨¦s en ello, algunos de ellos probados luchadores por los derechos humanos. Pero el n¨²mero de candidatos es tan alto que uno no puede dejar de pensar si no existe, en algunos, otra motivaci¨®n.
Al grano, el puesto es muy apetecible: los dos primeros presidentes de la comisi¨®n fueron posteriormente Procuradores Generales de Justicia, y el primero de ellos fue tambi¨¦n Secretario de Gobernaci¨®n (el equivalente en M¨¦xico a Ministro del Interior); Mireille Rocatti, quien fue la tercer titular de la comisi¨®n, fue posteriormente Secretaria de Medio Ambiente y Subprocuradora del Estado de M¨¦xico en la actual administraci¨®n de Enrique Pe?a Nieto. Finalmente, el actual presidente Jos¨¦ Luis Soberanes ha dado muestras de su inter¨¦s por ocupar una silla de la Suprema Corte de justicia de la Naci¨®n.
Pero el atractivo de la posici¨®n no radica ¨²nicamente en que puede servir como trampol¨ªn pol¨ªtico, ni en la gran exposici¨®n a los medios que tiene su titular, la CNDH tiene un presupuesto de 912 millones de pesos (68 millones de d¨®lares) y el presidente de la comisi¨®n un sueldo neto de 149 mil pesos mensuales, salario ligeramente mayor que el del Presidente de la Rep¨²blica.
Los grandes recursos de la oficina del ombudsman no son los ¨²nicos en el panorama mexicano. Es que justamente como parte de la lucha en contra del autoritarismo mexicano se le dio tratamiento jur¨ªdico-presupuestario a aquellos ¨®rganos que sirven como contrapeso del Ejecutivo Federal: al Instituto Federal Electoral, a la Suprema Corte, al Congreso y a la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos se les da, entre otras cosas, autonom¨ªa presupuestal.
La idea es sencilla y bien intencionada. Para evitar que estos ¨®rganos sean sujetos de presiones econ¨®micas, la norma indica que una vez que su presupuesto es aprobado por la C¨¢mara de Diputados estas oficinas est¨¢n en total libertad de decidir c¨®mo lo gastan (es decir, son aut¨®nomos en tal decisi¨®n), fijar sus salarios y determinar sus prioridades. En este sentido, el Ejecutivo federal se limita a entregar mensualmente, a trav¨¦s de la Secretar¨ªa de Hacienda, lo que a cada ¨®rgano corresponde.
Este sistema de protecci¨®n de los ¨®rganos aut¨®nomos abri¨® la posibilidad de abusos. Los salarios m¨¢s altos de los funcionarios mexicanos son aquellos de quienes pertenecen a los ¨®rganos aut¨®nomos. No ha sido inusual, como es el caso del presidente de la CNDH, que los funcionarios de este tipo de dependencias ganen m¨¢s que el Presidente de la Rep¨²blica, a veces, significativamente m¨¢s.
As¨ª que estamos hablando de un puesto magn¨ªficamente remunerado, cuyo titular no puede ser removido por el Presidente (de hecho, el actual ombudsman est¨¢ por cumplir diez a?os en su puesto, despu¨¦s de un periodo de reelecci¨®n) con una gran autonom¨ªa para ejercer el presupuesto y nombrar el personal, y por si fuera poco, un puesto que depara un buen futuro pol¨ªtico.
En suma, es una silla que tiene todas las caracter¨ªsticas para ser deseada por un pol¨ªtico ambicioso que quiera acceder a una posici¨®n envidiable y con privilegios. ?Pero no es esta la ant¨ªtesis de un defensor de los derechos humanos? ?No son justamente los menos privilegiados quienes son m¨¢s susceptibles de ver vulnerados sus derechos humanos?
No se me entienda mal, entre los candidatos ya registrados est¨¢n algunos que tienen una trayectoria probada que avala su compromiso en la lucha por los derechos humanos, algunos de ellos podr¨ªan ser excelentes presidentes de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos. Justo por ello, dudo mucho que sean elegidos, el puesto es demasiado apetecible y el proceso de selecci¨®n esta demasiado politizado. Ojala que no sea as¨ª.
Arturo Herrera es analista economista.
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