Lo bueno y lo malo de la muerte de un narcotraficante
?Qu¨¦ puede cambiar en M¨¦xico con el exitoso operativo que liquid¨® a uno de los capos? No mucho
M¨¦xico se encuentra quiz¨¢ en lo que puede ser la peor parte de la guerra contra el narcotr¨¢fico. Aunque ?qui¨¦n puede saber que lo que se est¨¢ viviendo es lo peor de una guerra?
El optimismo y la propaganda oficiales, combinado con el cansancio de la gente y el ferviente deseo de que todo esto termine pronto, nos lleva al c¨ªclico y recurrente diagn¨®stico de que esto que vivimos es seguramente lo peor.
Venimos de una de las semanas de mayor violencia en M¨¦xico. Los episodios de los que dan cuenta los medios mexicanos abarcan toda la geograf¨ªa nacional y nos informan de hechos muy lamentables, que van, desde las granadas que privaron de la vida a una ni?a, hasta ejecuciones con las formas m¨¢s b¨¢rbaras y bestiales que podemos presenciar.
Como cierre de la semana, aparece sin embargo lo que parece ser, una muy buena noticia: en la otrora id¨ªlica y pac¨ªfica ciudad de Cuernavaca, la llamada "de la eterna primavera", en el Estado de Morelos, una zona de descanso y de retiro, a tan solo cincuenta kil¨®metros al sur de la ciudad de M¨¦xico, la Marina protagoniz¨® una refriega que desemboc¨® en la muerte del narcotraficante Arturo Beltr¨¢n Leyva, uno de los capos m¨¢s emblem¨¢ticos y m¨¢s buscados de los ¨²ltimos tiempos.
Buena parte de los medios y de analistas, todas las agencias gubernamentales, los gobiernos de varios pa¨ªses amigos y por supuesto la clase pol¨ªtica en su conjunto, festejaron ampliamente el hecho.
No escatimo de ninguna manera los m¨¦ritos del logro. Aunque muchos de sus efectos est¨¢n por verse. Pero pasados unos d¨ªas de la euforia publicitaria, es necesario contextualizar y hacer un balance un poco m¨¢s fr¨ªo y m¨¢s general, para advertir que detr¨¢s de una aparente buena noticia, hay un diagn¨®stico muy crudo y una verdad muy lamentable: estamos muy lejos del fin.
Hago a un lado el optimismo gubernamental compartido por tantos, para tratar de analizar lo bueno y lo malo.
Lo bueno es sin duda que se logra decapitar una de las bandas de narcotr¨¢fico hist¨®ricas m¨¢s importantes del pa¨ªs. Nadie puede ni debe festejar la muerte de un hombre, de ning¨²n hombre, pero M¨¦xico celebr¨® ampliamente la desaparici¨®n de un delincuente, que sin duda les hizo mucho da?o al pa¨ªs y a sus j¨®venes. En fin que la muerte de un hombre parece ser la buena noticia del episodio.
Lo malo es que el problema sigue y parece que seguir¨¢ igual. Lo malo es que estamos muy lejos de declarar ganada la guerra o siquiera controlado el fen¨®meno del narcotr¨¢fico, la delincuencia organizada y la violencia en M¨¦xico.
Lo malo es que la desaparici¨®n de un narcotraficante ya no resuelve el problema como suced¨ªa en el pasado en M¨¦xico, y como sucedi¨® parcialmente en Colombia con la muerte de Pablo Escobar. Lamentablemente no son fen¨®menos, tiempos, ni circunstancias comparables.
Lo malo es que la hidra har¨¢ surgir relevos, porque el fen¨®meno es cada vez m¨¢s complejo que la simple jefatura de un c¨¢rtel.
Lo malo es que todo parece indicar que la muerte de Arturo Beltr¨¢n ni siquiera acaba con la operaci¨®n de su c¨¢rtel porque esa organizaci¨®n ya estaba fracturada.
Lo malo es que transitamos del fen¨®meno del c¨¢rtel al fen¨®meno de la mafia y que el narcotr¨¢fico se ha expandido y generalizado.
Lo malo es que se ha creado una clase media delincuencial y que se ha generado un amplio mercado interno de consumo de drogas.
Lo malo es que confirmamos lo que supon¨ªamos, que Arturo Beltr¨¢n ten¨ªa una red de protecci¨®n con autoridades infiltradas por el narcotr¨¢fico.
Lo malo es que el narcotr¨¢fico ha generado ya toda una cultura y la sociedad se ha hecho m¨¢s permisiva, tanto al fen¨®meno del consumo, como al ¨¦xito econ¨®mico y a la movilidad social producto de los ingresos del narcotr¨¢fico.
Lo malo es que ser narcotraficante es normal y constituye una forma de ¨¦xito y ascenso social.
Lo malo es que el Estado sigue sin una estrategia integral que trascienda lo policiaco y lo militar, y que entienda el narcotr¨¢fico como un fen¨®meno cultural y social.
Lo malo es que no tenemos una soluci¨®n que incluya el tema de los valores.
Lo malo es que en esta estrategia no est¨¢ involucrada la sociedad civil.
Lo malo es que esta guerra no incluye en la misma proporci¨®n: pol¨ªticas educativas, de salud p¨²blica, de combate a las adicciones, y de desarrollo social.
Lo malo es que siguen intactas las redes de lavado de dinero.
Lo malo es que sigue aumentando el consumo y las adicciones entre j¨®venes y menores de edad.
Lo malo es que este a?o murieron en M¨¦xico, entre 7.000 y 8.000, y que llevamos cerca de 18.000 muertos en lo que va del sexenio de Felipe Calder¨®n.
Lo malo es el anuncio del Procurador General de la Rep¨²blica de que debemos esperar que con esta detenci¨®n se incremente la violencia.
Lo malo es que la violencia es cada vez mayor y tiene expresiones m¨¢s b¨¢rbaras: colgados, decapitados, quemados.
Lo malo es que nos estamos acostumbrando a la violencia, estamos elevando nuestro umbral de tolerancia y nos estamos haciendo indiferentes.
Lo malo es que est¨¢n muriendo civiles.
Lo malo es que seguimos sin contar con soluciones institucionales y de largo plazo.
Lo malo es que se ha perdido el sentido de urgencia por parte de la clase pol¨ªtica.
Lo malo es que nos estamos cansando.
Lo malo es ver la falta de coordinaci¨®n entre cuerpos de seguridad p¨²blica federales y locales.
Lo malo es seguir viendo al Ej¨¦rcito mexicano en las calles, sin un plan o una ruta de salida en el corto o mediano plazos.
Lo malo es ver como el pa¨ªs se militariza y como se llena de armas y equipamiento para la guerra.
Lo malo es ver lo que nos est¨¢ costando esta guerra sin cuartel contra el narcotr¨¢fico, cuando tenemos 53 millones de pobres.
Lo malo es ver como en los operativos se violan sistem¨¢tica y recurrentemente los derechos humanos.
Lo malo es que a Arturo Beltr¨¢n no se le juzga en los tribunales. Que uno de los narcotraficantes m¨¢s buscados de M¨¦xico fue ejecutado de manera violenta por el Estado y no llevado ante un juez.
Lo malo es que los verdaderos autores de estos operativos no son los jueces y los investigadores en el marco de verdaderos procesos legales.
Lo malo es ver que el Estado opera sin la formalidad de la suspensi¨®n de garant¨ªas y que se vive a diario una suspensi¨®n de garant¨ªas de facto.
Lo malo es ver como en estos operativos se suspende tambi¨¦n de facto el funcionamiento de las autoridades civiles estatales y municipales.
Lo malo es ver retenes ilegales en las ciudades del interior de la rep¨²blica.
Lo malo es que el Estado recurra a operativos tan violentos como los que llevan a cabo los delincuentes.
Lo malo es que el fin justifica los medios.
Lo malo es que haya quienes justifiquen ese actuar del Estado, con pragmatismo y que no entiendan el valor y la fuerza de las formas legales.
Lo malo es que haya quienes no entiendan que la gran diferencia y la gran fortaleza en esta lucha contra le delincuencia, est¨¢ precisamente en la legitimidad del uso de la fuerza basada en las leyes de una democracia.
Lo malo es que est¨¢n surgiendo grupos de paramilitares y equipos de seguridad privada en todo el pa¨ªs.
Lo malo es que con la muerte de Beltr¨¢n nada cambiar¨¢ para los habitantes de Durango, Apatzing¨¢n, Culiac¨¢n o Ciudad Ju¨¢rez.
Lo malo es que con ese clima de violencia vamos en 2010 a elecciones locales en la mitad de los estados del pa¨ªs.
Lo malo es que no entendemos qu¨¦ hace la Marina en operativos a 400 kil¨®metros de la costa.
Lo malo es ver como nos pretenden enga?ar publicando fotograf¨ªas manipuladas, en las que colocan billetes de mil pesos encima del cad¨¢ver del narcotraficante muerto. Lo malo tambi¨¦n es escuchar las explicaciones del Secretario del interior ante esos hechos.
Lo malo es ver esas im¨¢genes en los diarios.
Lo malo es que somos una democracia y todo este recuento de malas noticias nos hacen muy vulnerables.
Lo malo es ver como la delincuencia pone en riesgo la estabilidad y la gobernabilidad de nuestra democracia.
Lo malo es que ya no nos indignamos.
Lo malo es que los gobernantes ya no leen ni entienden la cr¨ªtica y son refractarios a cualquier se?alamiento.
Lo malo es que yo tenga que estar escribiendo de estos temas, en lugar de estar pensando o abordando otros asuntos y problemas de mi pa¨ªs.
Lo malo es que usted est¨¦ leyendo este recuento tan desagradable a tres d¨ªas de la navidad.
Lo malo es que ya se me acab¨® el espacio y me faltaba mucho por decir.
Usted haga el balance, para mi es obvio.
Sabino Bastidas Colinas es analista pol¨ªtico.
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