La cara victoria de la izquierda
Lo que est¨¢ en juego con la aprobaci¨®n de las uniones del mismo sexo en M¨¦xico, es la definici¨®n misma de matrimonio, y al PRD podr¨ªa costarle demasiado
El tema de las bodas entre parejas del mismo sexo en el Distrito Federal, y sobre todo la posibilidad de que una pareja gay pudiese adoptar, gener¨® el ¨²ltimo mes una ola expansiva que lleg¨® hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del pa¨ªs. De esto ¨²ltimo se encargaron la iglesia cat¨®lica y el Partido Acci¨®n Nacional, por los mismos motivos aunque quiz¨¢ con diversos fines. Pero el debate no es si una pareja del mismo sexo va a poder adoptar: si las heterosexuales pasan por un infierno para lograrlo, a una pareja del mismo sexo ser¨¢ en la pr¨¢ctica imposible. Estamos muy lejos, quiz¨¢s a d¨¦cadas, de que veamos la primera adopci¨®n por una pareja homosexual. Entonces, el debate es estrictamente ideol¨®gico y pol¨ªtico.
El matrimonio entre parejas del mismo sexo es un elemento central de la izquierda moderna. Si algo se espera de una partido de izquierda, en tiempos en que la econom¨ªa es casi intocable, es justamente el abanderamiento de este tipo de causas, que haga iguales a los desiguales ante la ley, y que promueva todo tipo de causa minoritaria. Este tema, si bien no es de consenso nacional, no polariza tanto. El debate a fin de cuentas se centr¨® no en el derecho de una pareja del mismo sexo a vivir juntos con amparo de la ley, sino en el palabra matrimonio. La posici¨®n de la iglesia cat¨®lica pas¨® del no rotundo ante un acto que esa instituci¨®n llama "antinatural", a un "nom¨¢s que no le llamen matrimonio", como lo se?al¨® el cardenal de Guadalajara Juan Sandoval ??iguez. La batalla en este terreno se fue hacia la propiedad del concepto de familia y matrimonio. ?Qui¨¦n tiene derecho a llamarse familia y qui¨¦n matrimonio?, ?son el matrimonio y la familia instituciones religiosas o del Estado?
Cuando el Estado le quit¨® a la iglesia cat¨®lica el registro civil, y con ello la instituci¨®n matrimonial, en el siglo XIX, la batalla era de poder, pero no era ideol¨®gica. La famosa carta del liberal de aquellos tiempos Melchor Ocampo, que a¨²n se lee en muchos registros civiles de M¨¦xico en la celebraci¨®n del contrato matrimonial, es el serm¨®n m¨¢s mocho, m¨¢s machista, m¨¢s retr¨®grado y m¨¢s repetido que se pueda escuchar. Esto es, lo que estaba en juego en el siglo XIX no era el concepto de matrimonio y de familia, hab¨ªa plena identificaci¨®n de t¨¦rminos entre los bandos. Lo que estaba en juego era el control pol¨ªtico del registro. Hoy lo que est¨¢ en juego es la definici¨®n misma de matrimonio (qui¨¦n con qui¨¦n) y de familia (qu¨¦ grupo y qu¨¦ tipo de lazos definen una familia).
En encuestas recientes de Mar¨ªa de la Heras es claro que el tema de la adopci¨®n por parejas del mismo sexo genera urticaria en la mayor¨ªa de los ciudadanos de M¨¦xico. S¨®lo un 28% de los capitalinos est¨¢ de acuerdo con la posibilidad de que una pareja del mismo sexo adopte un hijo, y en el resto del pa¨ªs ese respaldo baja al 22%. Cifras muy similares a estas debe tener en su poder el PAN y por ello subi¨® el tema al ring, primero en la ciudad de M¨¦xico y luego en el resto de la rep¨²blica. El PAN cuc¨® al PRD y lo fue llevando a la esquina que le conven¨ªa, a dar a un debate que no estaba en la agenda. Fue el PAN quien propuso legislar para que las parejas del mismo sexo no pudieran adoptar, pues el matrimonio homosexual abr¨ªa, solo en teor¨ªa, la puerta para que esto sucediera. El PRD mordi¨® el anzuelo, se enganch¨® en el debate y el PAN se encarg¨®, junto con su aliado en estos temas, la iglesia cat¨®lica, de hacerlo grande y nacional.
El ¨²nico que gana con esta polarizaci¨®n es el PAN, pues es el que aparece en la defensa de esta causa que, m¨¢s all¨¢ de si es justa o no (ese es otro debate), genera toma de posturas. El PRI, que sabe que para el lado que se mueva se moja, ha mantenido esa posici¨®n ambigua, prefiere no hablar de estos temas pero vota siempre con los conservadores. Esta indefinici¨®n le puede quitar algunos votos, pero definirse le cuesta m¨¢s. El que va a perder en este proceso, adem¨¢s de Melchor Ocampo, que ya no le sirve ni a liberales ni conservadores, es el PRD que si bien afirma su voto de izquierda con el tema del matrimonio, con la adopci¨®n gener¨® una ola adversa en la que, por lo dem¨¢s, no ten¨ªa para qu¨¦ meterse.
Diego Petersen Farah es analista pol¨ªtico mexicano. diego.petersen@informador.com.mx
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