Las mujeres a¨²n mueren por el se¨ªsmo
Los m¨¦dicos se quejan de que muchas embarazadas no acuden a los hospitales por falta de dinero y de informaci¨®n.- Los abusos y violaciones son silenciados
Ahora que por fin se pueden ver en muchas zonas de Puerto Pr¨ªncipe colas bien organizadas de gente recibiendo agua y comida; ahora que el Gobierno ha anunciado que los que se han quedado sin casa ascienden a un mill¨®n, los heridos son cerca de 200.000 y los muertos m¨¢s de 150.000..., ahora mismo siguen muriendo en Hait¨ª mujeres a causa del terremoto. Pero ya no engrosar¨¢n ninguna estad¨ªstica. Morir¨¢n en silencio, muchas de ellas en su casa, sin asistencia m¨¦dica ni fot¨®grafos alrededor.
En Hait¨ª nunca es raro que las mujeres tengan que dar a luz en su propia casa sin ninguna ayuda, en el m¨¢s absoluto de los desamparos.
Lo explica la enfermera noruega de M¨¦dicos sin Fronteras Veronica Gran, en el hospital Saint Catherine del barrio Cit¨¦ Soleil, rodeada de parturientas en tiendas de campa?a. "Unas mujeres no vienen nunca al hospital porque no tienen dinero ni siquiera para el transporte. Otras, porque no saben que el parto es gratis, que no se les va a cobrar nada. Y otras, porque saben que se han priorizado las intervenciones de cirug¨ªa sobre el resto de la atenci¨®n m¨¦dica. Como ocurre en todas las cat¨¢strofes, las principales v¨ªctimas han vuelto a ser la gente m¨¢s d¨¦bil: las mujeres y los ni?os".
"Estoy convencida de que al hospital vienen muchas menos mujeres de las que deber¨ªan", a?ade Gran. "Y muchas de las que est¨¢n viniendo llegan demasiado tarde, sin que se les haya hecho ning¨²n seguimiento m¨¦dico durante el embarazo. Padecen infecciones de orina, algo que habr¨ªa sido muy f¨¢cil de tratar si se hubiera detectado a tiempo. Pero como no se hace, las probabilidades de que el ni?o nazca con infecciones son muy altas. Otras llevan sufriendo contracciones en su casa desde hace varios d¨ªas y en medio de tanto dolor no saben ad¨®nde acudir. Cuando llegan aqu¨ª traen el beb¨¦ muerto dentro de ellas. Otras han venido con la presi¨®n muy alta y con anemia y sus hijos han nacido muy peque?os y muy d¨¦biles".
"Pero si tienes un equipo para partos y no sabes c¨®mo usarlo, de poco sirve. Las mujeres con anemia, si empiezan a sangrar, es muy dif¨ªcil que superen el parto con vida", se?ala la enfermera de M¨¦dicos sin Fronteras que ha repartido el material.
En la maternidad del Centro Ginecol¨®gico Isaie Jeanty & Leon Audain, el m¨¦dico residente de tercer a?o Bordes Edouard certifica que las mujeres han sido apartadas para atender casos supuestamente prioritarios. Y lamenta la desinformaci¨®n que sufren las parturientas. "Este hospital cerr¨® cuando el terremoto, pero abri¨® hace tres d¨ªas y muchas mujeres no lo saben, a pesar de que estamos anunci¨¢ndolo por la radio. Otras creen que a¨²n hay que pagar por dar a luz, cuando desde hace unos meses los partos son gratis en los centros p¨²blicos".
Si dif¨ªcil es para las embarazadas llegar a los hospitales, para las violadas el camino se hace in¨²til. Paul Henock, gerente del centro ginecol¨®gico citado, asegura que desde el d¨ªa del temblor han llegado al hospital tres mujeres para que se las examinase despu¨¦s de haber sido violadas. "Pero las hemos tenido que remitir a otros centros porque no hab¨ªa tiempo para atenderlas", indica Edouard.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo en Hait¨ª publicado en 2006 indicaba que un tercio de las mujeres del pa¨ªs hab¨ªan sufrido violencia f¨ªsica o sexual. Y que la mitad de ellas eran menores de 18 a?os.
En el distrito de Carrefour se han organizado patrullas ciudadanas para proteger a los cientos de personas que viven ahora en las calles. Como el edificio del Ayuntamiento de Carrefour qued¨® destruido, el alcalde recibe sentado bajo un ¨¢rbol a todas las familias que van a pedir dinero. La asistente social Mal¨ªa Joseph atiende a las mujeres.
-Aqu¨ª vienen muchas que no tienen dinero, est¨¢n solas y no saben ad¨®nde ir. Para m¨ª eso tambi¨¦n es una clase de violaci¨®n.
-?Pero cu¨¢ntas han llegado desde el terremoto para denunciar violaciones f¨ªsicas?
-Ninguna. Para eso van a la comisar¨ªa.
Medio kil¨®metro m¨¢s all¨¢, el subcomisario de Carrefour, Angenor Pierre, sentado a la sombra con una pierna cruzada sobre la otra, confiesa:
-Han venido brigadas de ciudadanos para decirnos que hubo dos intentos de violaciones. Pero no hemos tenido tiempo de investigar nada hasta ahora. A partir del martes lo haremos. De todas formas, aqu¨ª no suelen venir las mujeres cuando las violan.
-?Ad¨®nde van, entonces?
-A un colegio de monjas que hay ah¨ª arriba.
Finalmente, en el colegio de salesianos de Carrefour pueden verse cientos de tiendas de campa?a que se han levantado para acoger a los que se han quedado sin casa. Junto a ellas, la monja colombiana Roc¨ªo P¨¦rez, de 67 a?os, que lleg¨® hace 44 a Hait¨ª. "En este pa¨ªs las mujeres hacen de mam¨¢ y de pap¨¢. Son ellas las que traen a los ni?os a las escuelas y las que se ocupan de las casas. Los hombres pobres son muy negligentes". Roc¨ªo P¨¦rez comenta que el s¨¢bado lleg¨® una mujer sola que pari¨® ah¨ª mismo, en una tienda.
-?Y mujeres violadas han llegado?
-De eso no s¨¦. Pero en este pa¨ªs ¨¦se es un problema muy antiguo. El Gobierno siempre dice que va a hacer algo contra los bandidos, pero nunca hace nada. Yo recuerdo que a menudo, en el barrio donde yo trabajaba, antes se comentaba que las ni?as jovencitas sal¨ªan a por agua por la noche y a menudo las violaban. Pero ellas no dec¨ªan nada. Nunca dicen nada.
Si ¨¦stas son las vueltas que un blanco ha de dar para sacar algo en claro sobre las violaciones despu¨¦s del terremoto, cu¨¢ntas no dar¨¢ una mujer negra, con marido o sin ¨¦l, que duerma en la calle y que se haya armado de valor para denunciar una violaci¨®n. Y si decidiera abortar, m¨¢s le valdr¨ªa desechar la idea. "Un aborto cuesta desde los cien d¨®lares que cobra cualquier m¨¦dico charlat¨¢n de los que te encuentras en la calle hasta los 250 de uno serio", informa la asistente social Mal¨ªa Joseph.
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