"La gente gritaba como si fuese el infierno"
Los testigos narran el caos y el p¨¢nico desatado tras los atentados
Apenas pasaban las 7.55 cuando una explosi¨®n hizo saltar por los aires los vagones de un tren estacionado en la estaci¨®n de metro de Lubyanka, una de las m¨¢s concurridas del suburbano moscovita. A s¨®lo unas calles, en la superficie, el edificio del servicio de inteligencia ruso, el FSB, heredero de la KGB, se mantiene intacto. Bajo tierra, sin embargo, se desata el p¨¢nico: "La gente gritaba como si estuviese en el infierno; en cuesti¨®n de dos minutos, todo qued¨® cubierto por el humo", cuenta uno de los testigos citados por la agencia Ria. Unos 40 minutos despu¨¦s, un segundo artefacto estalla a s¨®lo cuatro paradas, en la misma l¨ªnea, en la estaci¨®n de Park Kultury. La ciudad queda en estado de shock .
El n¨²mero de muertos debido a los dos atentados se eleva a 37, uno de los peores que se han registrado en la capital rusa. "Fue aterrador. Ha sido la primera vez que he visto un cad¨¢ver", narra Valentin Popov, un joven de 19 a?os que viajaba en tren hacia la estaci¨®n de Park Kultury. El terror es la marca que dejan en el rostro de los testigos las im¨¢genes de la masacre , incluso aquellos que permanecen al aire libre, ven salir de ambas estaciones las bolsas negras en las que los servicios de emergencia transportan los cad¨¢veres. "La ciudad entera es un foll¨®n, la gente se llaman unos a otros", cuenta Olga, una lectora, a la BBC, "aquellos que han presenciado la tragedia no pueden salir del shock".
"Todo el mundo gritaba. Hubo una estampida a las puertas. Vi a una mujer abrazando a un ni?o y rogando que la dejasen pasar, pero era imposible", describe Valentin. Ambas explosiones se dejaron sentir incluso en los accesos a los andenes. Alexei estaba subiendo la escalera mec¨¢nica cuando escuch¨® un fuerte ruido: "Una puerta cercana al pasillo se comb¨®, fue arrancada y una nube de polvo baj¨® por la escalera", cuenta a al canal de noticias Rosilla. "La gente comenz¨® a correr, presa del p¨¢nico, cayendo unos sobre otros".
Fuera de la estaci¨®n, Yevgeniya Popova se siente desorientada ante la c¨¢mara de Reuters TV. "Estoy asustada, en Mosc¨² vivimos sobre un polvor¨ªn". Con los primeros datos de la investigaci¨®n apuntando hacia el terrorismo de origen cauc¨¢sico, esta mujer cree que los culpables son "quiz¨¢s los culpables, quiz¨¢s Chechenia". "Alguien est¨¢ combatiendo a alguien. Para ser honesta, estoy confundida", confiesa.
Cerca de ella pasa un hombre de unos 30 a?os que se acerca a los periodistas para expresar su desesperaci¨®n. Est¨¢ de visita en Mosc¨² y lleva m¨¢s de media hora tratando de localizar a su hermano: "No estoy asustado, pero siento como si estuviera en una guerra. Mi ¨²nico sentimiento ahora es tomar venganza". "?Contra qui¨¦n? No lo s¨¦ todav¨ªa, pero esto no puede quedar sin castigo", sentencia.
Sus palabras parecen haber sido escuchadas por el primer ministro Vlad¨ªmir Putin, quien ha declarado que "los terroristas ser¨¢n destruidos". En un pa¨ªs donde abundan los prejuicios contra las minor¨ªas ¨¦tnicas cauc¨¢sicas y centroasi¨¢ticas, la exaltaci¨®n no favorece precisamente la convivencia. Una radio moscovita ha informado de que un grupo de unos cuatro o cinco pasajeros ha agredido en un vag¨®n a dos mujeres con vestimentas isl¨¢micas.
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