No se sabe todav¨ªa hasta d¨®nde llegar¨¢. Puede ser que al final, tras la jornada electoral del d¨ªa 6 de mayo, quede en poco y no consiga el parlamento colgado, sin mayor¨ªa de gobierno suficiente y con el obligado recurso a la tercera fuerza que poseer¨¢ la llave del Gobierno. Puede ser que las cosas lleguen a ser m¨¢s graves todav¨ªa: que el partido con m¨¢s esca?os quede desautorizado por un mal resultado en votos y porcentaje que le coloque detr¨¢s de los liberal dem¨®cratas. De momento, lo que ha conseguido puede servir como inspiraci¨®n para nuestras elecciones, y concretamente, para las primeras que se atisban a la vuelta de la esquina, como son las catalanas, en las que estar¨¢ en juego el regreso de Convergencia i Uni¨® al poder, despu¨¦s de siete a?os de oposici¨®n, o el mantenimiento de la presidencia socialista, presumiblemente bajo la ¨²nica f¨®rmula matem¨¢ticamente posible, como es el ahora denostado tripartito de izquierdas. Como los resultados del 6 de mayo pueden conducir precisamente a una coalici¨®n, uno de los temas de campa?a ser¨¢ el de la necesaria fortaleza del gobierno que deber¨¢ intentar sacar al pa¨ªs de la crisis; lo mismo que en Catalu?a, con la diferencia de que es la actual y no la futura coalici¨®n de gobierno la que se somete a juicio.
Respecto al laborismo, no se sabe muy bien todav¨ªa qu¨¦ va a significar Clegg, si ser¨¢ su N¨¦mesis o una moment¨¢nea tabla de salvaci¨®n. Lo primero se producir¨¢ si su remontada consigue relegar a los laboristas al tercer puesto en votos y los manda a la oposici¨®n. Lo segundo si su avance le permite a un debilitado Gordon Brown proseguir como primer ministro a¨²n a costa de numerosas concesiones a los liberal dem¨®cratas, en una nueva pr¨®rroga ag¨®nica despu¨¦s de 13 a?os con el Labour en el n¨²mero 10 de Downing Streeet. En cualquier de los casos, s¨®lo cabr¨¢ una lectura de la derrota de Brown: un nuevo y significativo pelda?o hacia las profundidades por parte de la izquierda socialdem¨®crata europea, expulsada del poder en Francia, Italia y Alemania, y en situaci¨®n de extremada debilidad en Espa?a. La ascensi¨®n de Clegg se?ala, as¨ª, un horizonte europeo sin izquierda reformista, sustituida por nuevos partidos populistas, que se organizan en torno al rechazo de la inmigraci¨®n, del Islam, de los impuestos o incluso del propio Estado.
Pero quien toca la vena populista en boga en Reino Unido no es Clegg sino el conservador David Cameron, con su trinidad demag¨®gica y exitosa contra la Uni¨®n Europea, la inmigraci¨®n y los impuestos. Los lib dem tienen el m¨¦rito indudable de encauzar la pulsi¨®n antipol¨ªtica y sobre todo la desafecci¨®n de los j¨®venes hacia los grandes partidos para renovar y revitalizar la democracia brit¨¢nica en vez de carg¨¢rsela. Nada de esto se atisba ahora mismo en Catalu?a. Todos los candidatos representan perfectamente al sistema y sus peculiaridades catalanas, a excepci¨®n de quienes ni siquiera tienen posibilidades de sacar un esca?o. Traer a Clegg a colaci¨®n ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil, aunque a los dos partidos m¨¢s polarizados de la ¨²ltima d¨¦cada, como son el PP catal¨¢n y Esquerra Republicana, f¨¢cilmente se les ocurrir¨¢ sacar lecciones de quien ha sabido recoger el malestar con el turno de partidos brit¨¢nicos y con las corrupciones y corruptelas de los parlamentarios, adem¨¢s de las secuelas del blairismo. Es evidente que todos ellos est¨¢n objetivamente desautorizados para jugar el papel de un partido anti establishment. Nada hay en ellos de ruptura con los dogmas pol¨ªticos como la que anuncia Clegg, respecto a las relaciones con Estados Unidos, las inversiones en defensa, la inmigraci¨®n o la integraci¨®n europea. Pero el ¨²ltimo que debe confiarse es el candidato de CiU, Artur Mas, que har¨¢ bien en fijarse m¨¢s en lo que David Cameron est¨¢ haciendo mal que en lo que Clegg est¨¢ haciendo bien.
Comentarios
Buenos dias.Como decia el gran Camilo Jos¨¦ Cela "A siete a?os de un suceso, el suceso ya es otro". A¨²n no ha llegado el d¨ªa 6, y ya nos encontramos parlando de las catalanas, bendita era digital y sus avances.Sin mas rodeos mi pregunta para vosotros es la siguiente: Si Brown esta tan desprestigiado como nuestro Zapatero, por analog¨ªa Rajoi deber¨ªa de ser tan popular como Camer¨®n, pero nada mas lejos de la realidad, y donde esta nuestro Clegg espa?ol, en fin: ?Alguien piensa que este nuevo fenomeno tripartidista britanico ayudara a formaciones llamadas a ser el el tercer partido (tipo UPYD o IU) o por el contrario todo esto quedara en simple anecdota?PD: En mi pregunta tened bien en cuenta nuestro colorido panorama pol¨ªtico a?adiendo a la equacion las fuerzas nacionalistasgracias
No comparemos a los Lib Dems con UPyD, por todo lo que queramos. Los Lib Dems est¨¢n desde siempre, pero la democracia burguesa (lo digo con iron¨ªa), a trav¨¦s de un sistema electoral perverso, impide que eso tenga implicaciones reales. Los Lib Dems son las v¨ªctimas principales del sistema electoral (algo as¨ª le ocurri¨® a Bayrou), pero no desaparecer¨¢n, a diferencia de lo ocurrido a Bayrou:¡°[for] Liberals. The Tories were always "wicked" (which made them sound enticing, I thought). Labour, though less morally vile, was class-based, collectivist, anti-local. We Liberals were better people: we believed in real freedom and were proud of knowing nothing about economics.¡± Charles Moore lo dice con malas intenciones, pero es verdad. Es una buena descripci¨®n de lo que significa ser liberal o Liberal, con ¡°l¡± min¨²scula o ¡°L¡± may¨²scula, igual da, sea en el sentido en el que Cameron se lo comenta a Andrew Rawnsley en el ¡®Observer¡¯ de hoy. Lo que no es cierto es que los Liberales no saben de econom¨ªa. Vince Cable es el mejor Chancellor of the Exchequer que podr¨ªa existir, y el Manifiesto de los Lib Dems es el m¨¢s detallado en cuanto a pol¨ªtica macroecon¨®mica.Otra buena forma de ver a Clegg, por Matthew Parris: ¡°Over the years I¡¯ve tried to follow the remarks, guarded or unguarded, of the Lib Dem leader; and the body language too. Ideologically, Mr Clegg is not far from the Conservative centre-left, but he has a distaste (more Dutch than it is left wing) for the Tory association with class and privilege; he thinks that culturally the party lacks instincts of fairness. I doubt he particularly admires Mr Cameron or feels much personal warmth towards him, but his overall attitudes towards the Tories are better described as irritable than murderous. With Labour it¡¯s different. Mr Clegg, I believe, sees no reasons other than historical ones why the modern Labour Party should even exist. He thinks Labour has traduced and betrayed progressive politics and that there are strands in its DNA ¡ª the old Left, the trade union links, the inborn, knee-jerk collectivism, the State-authoritarianism and the suspicion of individual liberty ¡ª that condemn it for ever to lead Britain¡¯s centre-left astray. Ideologically, Mr Brown embodies that genetic inheritance. Personally, Mr Clegg can¡¯t stand him. ¡ And in the background, as two centre parties, one a little to the left and the other a little to the right, fought for the zeitgeist of the dawning era, would be heard the distant bangs and crashes and occasional screams of a Labour Party tearing itself apart. And that, to Nick Clegg¡¯s ears, would be the sweetest music of all.¡±.Observado desde el otro lado del canal, ? Ces derniers jours, Nick Clegg, chef du troisi¨¨me parti aux Commons, les ? lib-dem ?, fait une perc¨¦e dans l¡¯opinion. Clegg, ?g¨¦ de 43 ans, est un centriste de gauche, un Dany Cohn-Bendit qui s¡¯habillerait ¨¤ Savile Row : pro-europ¨¦en, partisan de l¡¯amnistie des travailleurs immigr¨¦s ill¨¦gaux, antinucl¨¦aire, il est le plus radical des trois centristes qui s¡¯affrontent. ? (Alain Frachon, ¡®Le Monde¡¯).
Creo que a la hora de establecer una analog¨ªa hoy en Espa?a, no estar¨ªa de m¨¢s acordarse de la Alemania de hace a?os. De evocar un logro recordar¨ªa el de la Ostpolitik de Willy Brandt.
En cuanto a las innovaciones que plantea el candidato ingl¨¦s Nick Clegg, no me atrevo a opinar. Pero no creo que tenga el carisma ni objetivamente, la situaci¨®n para fotalecer Europa.
(Estoy recordando la oposici¨®n de De Gaulle, desde un pa¨ªs que no era cliente de EEUU))
No he le¨ªdo su programa, pero en este sentido he de comentar que se ha visto dar pasos concretos a Sarkozy, y no tuve la necesidad de leerlo. No me desconcert¨®.
De cualquier forma, se aprecia cierta lentitud en cuanto a los cambios de liderazgo, respecto a EEUU.
Y no me parece adecuado camuflar la pereza con cierto aire de novedad. As¨ª como existe una confluencia de intereses entre la cultura empresarial y la ciudadan¨ªa que apoya a Obama, no aprecio a los posibles beneficiarios de la pol¨ªtica de Clegg. ?Est¨¢n todos en casa, o tambi¨¦n se encuentran entre los vecinos?
No veo la relaci¨®n con las Elecciones catalanas, ni por asomo. ?Voluntad de darle empaque de Estado a un tema regional? ?Complejo de Edipo? Esas elecciones podr¨¢n influir en el Gobierno Central, pero no van a ser un asunto decisivo en las pr¨®ximas Generales.
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