El Gobierno de Brasil propone una arriesgada reforma penitenciaria
El proyecto prev¨¦ que 80.000 presos puedan salir bajo vigilancia electr¨®nica
El Ministerio de Justicia de Brasil ha lanzado una propuesta que ahora deber¨¢ ser aprobada por el Congreso. Si prospera, 80.000 de los presos que hoy se hacinan en las c¨¢rceles del pa¨ªs podr¨ªan salir a la calle y vivir bajo vigilancia electr¨®nica. De esa forma, un 20% de los detenidos podr¨¢ dejar lugar en los penales para otros presos m¨¢s peligrosos.
El presidente del Supremo, Cezar Peluso, que hace d¨ªas critic¨® la situaci¨®n inhumana en la que viven los reclusos, acaba de admitir en el Parlamento que el sistema penitenciario brasile?o es un sistema "fallido".
Sin embargo, la aplicaci¨®n de la medida propuesta no es f¨¢cil, porque es altamente impopular. Los ciudadanos quieren ver a los presos encerrados. No se f¨ªan de una cadena electr¨®nica colocada en sus cuerpos para poder conocer su paradero. La violencia ciudadana aparece hoy como el problema n¨²mero uno en todos los sondeos, y saber que cerca de 100.000 presos van a pasear por las calles no agrada a nadie.
El Parlamento ya tiene sobre la mesa varios proyectos de vigilancia electr¨®nica de los detenidos menos peligrosos, pero ninguno ha conseguido a¨²n ser aprobado, porque los diputados y senadores tienen miedo de la reacci¨®n ciudadana.
Al mismo tiempo, el Gobierno federal ha dedicado 470 millones de reales (casi 202 millones de euros) para la construcci¨®n de nuevas c¨¢rceles en el pa¨ªs, pero los pol¨ªticos de las regiones en las que deber¨ªan ser construidos dichos penales se resisten. Y el motivo es el mismo: nadie quiere una c¨¢rcel cerca de su casa, sobre todo teniendo en cuenta el alto ¨ªndice de fugas de los presos de las c¨¢rceles brasile?as.
El problema es que la poblaci¨®n carcelaria en este pa¨ªs crece alarmantemente. Cada a?o entran 4.000 reclusos nuevos. Seg¨²n informaciones del diario O Globo, supera a Estados Unidos en t¨¦rminos proporcionales. Desde 1995 hasta hoy, el n¨²mero de detenidos en Brasil ascendi¨® de 148.000 a 473.000. Esto se debe en parte a que las penas que se imponen a los traficantes de drogas se han endurecido, de forma que hoy pueden ser condenados hasta a cuatro a?os de c¨¢rcel. El tr¨¢fico de drogas es la segunda causa de detenci¨®n, despu¨¦s de los robos a mano armada (el 52%). Y el 70% de los presos que salen de la c¨¢rcel vuelven a cometer el mismo delito por el que hab¨ªan sido condenados.
El 60% de los presos son negros o mulatos y provienen de las clases m¨¢s pobres. S¨®lo un 38,5% son blancos, y la mayor¨ªa, sin estudios. De los 473.626 presos brasile?os, 56.514 est¨¢n detenidos en comisar¨ªas de polic¨ªa debido a la falta de espacio en los centros penitenciarios. Y sus condiciones de vida, hacinados y con escasos servicios higi¨¦nicos, son a veces peores que las de los presidios.
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