Un ?ndice de Oportunidad Humana para una sociedad m¨¢s equitativa

Imagine un pa¨ªs donde su futuro no dependiera de cu¨¢nto ganan sus padres, ni del color de su piel, ni de si usted es hombre o mujer, ni de d¨®nde naci¨®. Imagine que sus circunstancias personales, aquellas sobre las que no tiene control ni responsabilidad, fueran irrelevantes para sus oportunidades, y para las de sus hijos.

Imagine ahora una herramienta estad¨ªstica que permitiera a los gobiernos hacer todo esto realidad. Esta herramienta fue recientemente creada: es el ?ndice de Oportunidades Humanas (IOH).

El Banco Mundial presenta esta semana en Madrid la segunda edici¨®n anual del IOH. Este ¨ªndice permite medir qu¨¦ tanto las circunstancias personales (como el lugar de nacimiento, la riqueza familiar, la raza o el g¨¦nero) impactan la probabilidad de que un ni?o acceda a los servicios necesarios para ser exitoso en la vida, tales como la educaci¨®n primaria, el agua potable o la conexi¨®n el¨¦ctrica. El estudio se enfoca en Am¨¦rica Latina y el Caribe, la regi¨®n m¨¢s desigual del mundo, pero la nueva edici¨®n incluye comparaciones con los pa¨ªses desarrollados, entre ellos Espa?a, Estados Unidos y Francia.

El mensaje principal que surge del IOH de este a?o es uno de cauta esperanza. La regi¨®n latinoamericana ha avanzado en abrirles a todos la puerta al desarrollo. Pero todav¨ªa tiene mucho camino por recorrer. Al ritmo actual tomar¨¢, en promedio, una generaci¨®n para que la regi¨®n logre universalizar los servicios b¨¢sicos que se requieren para realizarse en la vida. Desde la perspectiva de la equidad, aun nuestros pa¨ªses m¨¢s avanzados est¨¢n muy lejos del mundo desarrollado. Las disparidades al interior de los pa¨ªses son tambi¨¦n amplias, y apenas convergen.

La buena noticia es que todos los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe aumentaron su IOH en los ¨²ltimos 15 a?os, algunos bastante r¨¢pido (el mejoramiento m¨¢s acelerado ocurri¨® en M¨¦xico). Hay mucha variaci¨®n entre pa¨ªses: desde Chile, con el mejor desempe?o (IOH de 95; el m¨¢ximo posible es 100) a Honduras (51). Resulta interesante que los seis pa¨ªses con el IOH m¨¢s alto (Chile, Uruguay, M¨¦xico, Argentina, Costa Rica, y Venezuela) tienen modelos de desarrollo muy diferentes.

A pesar de sus esfuerzos durante la ¨²ltima d¨¦cada, los Gobiernos latinoamericanos, en general, no han logrado mejorar significativamente la equidad. Las circunstancias personales todav¨ªa importan mucho para los ni?os de la regi¨®n. El nivel de educaci¨®n de sus padres muy probablemente determinar¨¢ el suyo. El lugar donde usted naci¨® sigue siendo el principal predictor de su acceso a infraestructura b¨¢sica. En capacidad de lectura, matem¨¢ticas y ciencia de los adolescentes, aun los pa¨ªses con mejores puntajes, Chile y Uruguay, se encuentran muy por debajo de los pa¨ªses con los peores puntajes en Europa y en Am¨¦rica del Norte.

Por fortuna, es mucho lo que nuestros Gobiernos pueden hacer.

Intervenciones tempranas, como el monitoreo del embarazo, nacimientos asistidos profesionalmente, nutrici¨®n infantil y desarrollo neurol¨®gico, toman un nuevo car¨¢cter prioritario. Lo mismo pasa con el acceso a educaci¨®n preescolar (interacci¨®n social temprana) y con los logros de los estudiantes de escuela primaria (como est¨¢ndares de lectura y de pensamiento cr¨ªtico). ?reas que suelen descuidarse en los adolescentes, como la seguridad f¨ªsica, la educaci¨®n reproductiva, los programas de mentores y la identificaci¨®n de talentos, toman nueva relevancia. Una bater¨ªa de servicios legales e institucionales se convierte en requisito sine qua non para los adultos desde los registros de nacimiento e identificaci¨®n, tarjetas de votante, y t¨ªtulos de propiedad, hasta el cumplimiento de leyes contra la discriminaci¨®n y el monopolio y de acceso a la informaci¨®n.

La lucha por la equidad puede tambi¨¦n convertirse en el ¨²ltimo empuje al proceso de mejoramiento en la focalizaci¨®n de los subsidios, un proceso que ya lleva m¨¢s de una d¨¦cada en la regi¨®n. Dicho de otro modo, permitir¨ªa eliminar subsidios que, en el margen, son consumidos por quienes no los necesitan (educaci¨®n universitaria p¨²blica para los ricos, por nombrar uno). Se terminar¨ªa as¨ª para siempre con la vieja pr¨¢ctica latinoamericana de dar asistencia sin tener en cuenta si el beneficiario la necesita o no: un m¨¦todo intr¨ªnsecamente injusto.

Marcelo Giugale es Director de Pol¨ªtica Econ¨®mica y Programas de Reducci¨®n de la Pobreza para Am¨¦rica Latina y el Caribe en el Banco Mundial.