PRD, historia e histeria
El partido de la izquierda en M¨¦xico cumple 21 a?os sin cambiar ni virtudes ni defectos
S¨²bitamente nos entr¨® la preocupaci¨®n por la salud de la izquierda en M¨¦xico. Los 21 a?os del Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD) provocaron que la prensa lo volteara a ver con otros ojos: los de la perspectiva hist¨®rica del aporte a largo plazo y no los de la perspectiva hist¨¦rica del d¨ªa a d¨ªa. Visto a la distancia el PRD es, junto con el Instituto Federal Electoral y la visi¨®n de Estado (obligada o deseada) del ex presidente Ernesto Zedillo, una de la tres elementos fundamentales de la transici¨®n democr¨¢tica.
Como en telenovela mexicana, el nacimiento del PRD estuvo lleno de tragedias mal actuadas: fue el nieto no deseado y vapuleado del PRI, pero adem¨¢s no fue producto de un matrimonio tradicional bendecido por la iglesia sino hijo de una comuna, donde nunca qued¨® claro qui¨¦n era el padre. El Partido Mexicano Socialista (PMS) prest¨® su ¨²tero (o sea el registro) pero aquello fue un verdadero menage a cinq donde, como ten¨ªa que pasar, todos se pelearon la paternidad de la criatura y le encontraron parecidos consigo mismo y con su familia hasta que ¨¦sta creci¨®, se hizo rebelde, ind¨®mita y respondona, y entonces nadie quiso darle su apellido. La mejor s¨ªntesis de este proceso del transformaci¨®n del ni?o bonito con ojos de socialdem¨®crata en adolescente indefinido e impresentable fue la frase de uno de sus fundadores, don Manuel Rodr¨ªguez Lapuente, cuando se discut¨ªa el tema de los militantes y los simpatizantes. Rodr¨ªguez Lapuente, entonces presidente del PRD en Jalisco, dijo "pues yo soy militante pero no simpatizo nada con este partido".
Nada representa mejor al PRD que su logo: un sol azteca con un gran centro desde el que irradian un mont¨®n de corrientes. El PRD ha tenido dos centros en su vida: Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas y Andr¨¦s Manuel Lopez Obrador. Cuando mejor ha funcionado el partido en t¨¦rminos de organicidad es cuando el proyecto de pa¨ªs se articula en torno a una gran figura. Pero eso que hacia dentro es su mayor virtud hacia afuera es su gran defecto. Para bien y para mal, en 21 a?os de existencia el PRD no ha sido capaz de institucionalizar a la izquierda. Esto es sin duda el gran defecto cuando se trata de participar en la vida institucional del pa¨ªs, pues en cuanto se acaban los argumentos lo ¨²nico que se les ocurre es tomar la tribuna o hacer bloqueos. Pero, cuando se trata de articular movimientos sociales y participar en la vida pol¨ªtica de las comunidades y los barrios, la flexibilidad y falta de institucionalidad del PRD se vuelve una virtud que no tiene ning¨²n otro partido en M¨¦xico.
Visto desde una perspectiva hist¨®rica, la transici¨®n pac¨ªfica en M¨¦xico no hubiera sido posible sin el PRD y eso se lo debemos a la tenacidad estoica de Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas y el genio ind¨®mito del hoy diputado Porfirio Mu?oz Ledo. Visto desde la perspectiva hist¨¦rica, qu¨¦ ser¨ªa de la nota pol¨ªtica de los diarios sin el PRD.
Diego Petersen Farah es periodista.
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