Tambi¨¦n caen los le?adores
Las crisis producen v¨ªctimas entre los gobernantes que las presiden. Sobre todo si los ciudadanos damnificados en sus bolsillos y puestos de trabajo se sienten desatendidos y despreciados. Y eso sucede con m¨¢s frecuencia de lo que los profesionales de la cosa p¨²blica suelen darse cuenta: basta con negar la llegada de la tormenta cuando ya est¨¢ encima, ocultar luego sus previsibles efectos catastr¨®ficos o enmascararlos detr¨¢s de bellas palabras y buenas intenciones. Al ¨²nico que se respeta es al gobernante que dice la dura y cruda verdad a la cara y en vez de prometer soles radiantes anuncia sangre, sudor y l¨¢grimas
No s¨®lo las crisis producen bajas. Tambi¨¦n las producen las medicinas, con frecuencia dr¨¢sticas, que sirven para curarlas. Y en este punto es donde se da el retroceso, el golpe que el hacha devuelve al le?ador. Quienes se emplean en la tarea dolorosa del recorte deben ser tipos con buen pulso, suficiente pericia y gran integridad f¨ªsica y probablemente moral. Cuando no es as¨ª, tambi¨¦n caen desmochados como arbolillos.
Tuvimos un ejemplo notable en el gobierno brit¨¢nico reci¨¦n formado por el conservador David Cameron y el liberal dem¨®crata, Nick Clegg. Destacaba en el equipo el economista David Laws, secretario del Tesoro destinado a practicar el primer gran recorte de la temporada, valorado en 7.300 millones de euros. No pudo ni empezar, pues tuvo que dimitir a los 17 d¨ªas, en cuanto se supo que se hab¨ªa beneficiado fraudulentamente del reembolso del alquiler de un piso, que en realidad era propiedad de otro hombre, incidentalmente su pareja sentimental. Su sucesor, Danny Alexander, ha anunciado un recorte todav¨ªa mayor para los pr¨®ximos cuatro a?os que alcanzar¨¢ al 40 por ciento del presupuesto de algunos departamentos.
La pr¨®xima v¨ªctima del retroceso ser¨¢ un le?ador que ni siquiera ha empezado su tarea. Es el ministro de Trabajo franc¨¦s, Eric Woerth, a quien Sarkozy ha encargado la reforma del sistema de pensiones, es decir, la poda del bosque sagrado del Estado de bienestar. La esposa de Woerth es la asesora financiera de la multimillonaria Lilianne Bettencourt, metida en un l¨ªo familiar y pol¨ªtico que ha permitido saber de su fortuna en Suiza y de sus regalos en especies al partido de Sarkozy.
No valen los alfe?iques ni los le?adores con cad¨¢veres en el armario. Las crisis y los remedios de caballo con que se las trata piden tipos duros e intachables.
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