Una cicatriz a¨²n visible
La econom¨ªa del pa¨ªs ha logrado sobrevivir pero los damnificados critican al Gobierno por la falta de ayudas
La econom¨ªa chilena ha logrado navegar con las velas desplegadas tras encajar el impacto de un punto porcentual menos de crecimiento por el terremoto del pasado 27 de febrero , el quinto de mayor intensidad en el mundo desde que hay registros. Las proyecciones oficiales indican que este a?o el producto interior bruto (PIB) crecer¨¢ un 5% y en 2011 lo har¨¢ un 6%, pero las huellas del se¨ªsmo son todav¨ªa visibles en muchas ciudades y pueblos de la zona centro y sur del pa¨ªs. Adem¨¢s, la tardanza en la reconstrucci¨®n ha generado protestas aisladas en diferentes localidades.
El terremoto, de 8,8 grados en la escala de Richter, y el posterior tsunami que arroll¨® con sucesivas olas de hasta 20 metros de altura las localidades costeras dejaron un saldo de 500 v¨ªctimas entre muertos y desaparecidos, y 200.000 viviendas, 4.000 escuelas, 79 hospitales, 200 puentes y numerosos puertos y aeropuertos da?ados o destruidos.
A seis meses de la cat¨¢strofe, La Moneda estima el costo de las p¨¦rdidas en 30.000 millones de d¨®lares. Una parte de este monto fue cubierto por los seguros; otra, por el sector privado, y cerca de un tercio, por el Gobierno, que elev¨® provisionalmente los impuestos.
La justicia y la C¨¢mara de Diputados, que realizan sendas investigaciones por la falta de aviso de tsunami a la poblaci¨®n, apoyados por un organismo de la Armada encargado de esta tarea y otro del Ejecutivo para hacer frente a las emergencias, a¨²n no han terminado su trabajo. Todo indica que las conclusiones de la investigaci¨®n de la C¨¢mara pondr¨¢n de manifiesto la debilidad institucional del Estado frente a la emergencia.
Para el primer Gobierno democr¨¢tico de la derecha chilena en medio siglo, que encabeza el presidente Sebasti¨¢n Pi?era, el modo en que concluya la reconstrucci¨®n ser¨¢ la prueba de fuego de su mandato, que culminar¨¢ en 2014. Se propuso una meta ambiciosa cuando, 11 d¨ªas despu¨¦s del terremoto, anunci¨® que intentar¨ªa cumplir su programa electoral y, a la vez, completar las tareas de reconstrucci¨®n.
En 45 d¨ªas se logr¨® que volviera al colegio uno de cada tres ni?os y en 100 d¨ªas se levantaron 70.000 viviendas de emergencia y se pudo restablecer el funcionamiento de de la infraestructura, explic¨® Pi?era en un reciente encuentro con los corresponsales extranjeros.
Los chilenos han mostrado una "unidad y capacidad para enfrentar la adversidad con coraje y un sentido de solidaridad que me hace sentir orgulloso", afirm¨® el presidente. Esto ha permitido "no quedarnos atrapados con el terremoto, sino tambi¨¦n cumplir la agenda", agreg¨®.
La celeridad con que la econom¨ªa recobr¨® su ritmo y la superaci¨®n de los primeros d¨ªas cr¨ªticos de la emergencia contrastan con las crecientes quejas de los damnificados por el terremoto y el maremoto acerca de la lentitud, ineficacia o precariedad de la ayuda. El eco que han encontrado ha sido escaso en la prensa, porque el se¨ªsmo y sus consecuencias perdieron relevancia en la agenda p¨²blica: primero, con la actuaci¨®n de la selecci¨®n chilena en el Mundial de F¨²tbol de Sud¨¢frica, y despu¨¦s, con la epopeya de la supervivencia de 33 mineros atrapados por un derrumbe en la mina San Jos¨¦ desde hace tres semanas.
Las quejas son de diferente ¨ªndole. En Dichato, considerado el mejor balneario del sur chileno hasta que lo barri¨® el tsunami, medio centenar de personas interrumpi¨® el tr¨¢fico e hizo barricadas esta semana para quejarse de que no han participado en la reconstrucci¨®n. Los proyectos oficiales impiden construir frente al mar por el riesgo de una nueva cat¨¢strofe. Ahora, dicen, viven un "tsunami social".
En la Villa Cordillera, en Rancagua, 100 personas se manifestaron encendiendo velas en las calles porque no les han pagado la expropiaci¨®n de sus viviendas. Los habitantes de las aldeas construidas con viviendas de emergencia, que son de madera y carecen de ba?os, se quejan de que hay un ba?o por cada 25 familias. Muchas peque?as empresas no han vuelto a funcionar por falta de capital para reponer lo perdido. El turismo casi ha desaparecido de las zonas m¨¢s da?adas.
Las principales protestas provienen de los municipios, que han debido recurrir a fondos propios para abordar la emergencia, sin que el Gobierno se los restituya. "Hay mucha buena voluntad" en las autoridades centrales, pero afrontan "un rechazo objetivo en cosas que nos afectan directamente", afirma el presidente de la Asociaci¨®n de Municipalidades, Claudio Arriagada.
La oposici¨®n, por su parte, critica al Gobierno por la ausencia de un plan maestro y global de reconstrucci¨®n con un horizonte temporal y etapas en las que el Estado tome las riendas. Comparativamente, la gesti¨®n del Gobierno ante la crisis de los mineros sale mucho mejor parada que frente a la reconstrucci¨®n.
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