La Casa Blanca contra el Pent¨¢gono
El periodista que destap¨® el 'caso Watergate' describe en su ¨²ltimo libro la batalla librada por el presidente para "no tener que permanecer 10 a?os en Afganist¨¢n"
El t¨ªtulo del nuevo libro del director asociado de The Washington Post, Bob Woodward, no es lo que parece en un principio. Que el periodista que contribuy¨® a destapar el esc¨¢ndalo Watergate haya bautizado su ¨²ltima obra como Las guerras de Obama no se traduce en una enumeraci¨®n de los conflictos que el 44? presidente de Estados Unidos tiene abiertos en el mundo -dejados en herencia por la anterior Administraci¨®n republicana-. De hecho, la guerra de Irak no recibe ninguna atenci¨®n en el volumen, excepto por una breve menci¨®n para tomarla como referencia en la nueva estrategia para la contienda que de verdad consum¨ªa -y consume- las horas del presidente: Afganist¨¢n. Las guerras de Obama son intestinas. Son las luchas que el mandatario libr¨® con sus consejeros militares para lograr sus prop¨®sitos respecto a Afganist¨¢n.
Barack Obama reclam¨® con urgencia el a?o pasado a sus asesores en el Pent¨¢gono que le dise?asen un plan que sacase de una vez y por todas a las fuerzas estadounidenses de Afganist¨¢n. Pero el plan de salida nunca lleg¨®, seg¨²n se concluye a trav¨¦s de documentos y encuentros secretos entre el mandatario y sus generales y que Woodward cita en su libro, que sale a la venta el pr¨®ximo lunes. La ¨²nica opci¨®n que los jefes militares ofrec¨ªan a Obama era aumentar el n¨²mero de tropas en el escenario b¨¦lico, lo que supon¨ªa involucrarse m¨¢s en lugar de menos, como deseaba el presidente.
Ante la falta de propuestas e iniciativas, Obama dio un golpe de tim¨®n y puso un d¨ªa de finales de octubre de 2009 sobre la mesa de la llamada Situation Room -donde se manejan las crisis y se toman decisiones respecto a la seguridad nacional del pa¨ªs- un documento clasificado de seis p¨¢ginas que dictaba la estrategia a seguir y que b¨¢sicamente supon¨ªa una menor implicaci¨®n norteamericana. "Todo lo que hagamos tiene que estar enfocado en reducir nuestra huella. Es por el inter¨¦s de nuestra seguridad nacional. No puede haber ning¨²n espacio para la flexibilidad o la interpretaci¨®n". Hab¨ªa que irse de Afganist¨¢n.
Mientras los militares hab¨ªan reclamado al comandante en jefe m¨¢s y m¨¢s tropas en la zona, Obama s¨®lo concedi¨® 30.000 hombres en contraposici¨®n con los 40.000 que el Pent¨¢gono solicitaba. La decisi¨®n no gust¨® a los uniformados, que a esas alturas ya estaban en abierto conflicto con Obama y librando guerras subterr¨¢neas con al Casa Blanca.
Pero Obama, descrito por Woodward en su libro como "un presidente profesoral" que "manda hacer los deberes" a sus asesores, lo ten¨ªa claro: "No nos vamos a quedar 10 a?os en Afganist¨¢n", dijo el presidente al secretario de Defensa, Robert Gates, y a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en una reuni¨®n celebrada a finales de octubre del a?o pasado. "No pienso gastarme un bill¨®n de d¨®lares. No vamos a construir lazos de largo plazo en ese pa¨ªs", advirti¨® entonces.
Pero incluso despu¨¦s de que Obama informase de su decisi¨®n a sus comandantes -el almirante Mike Mullen y el general David Petraeus- el Pent¨¢gono insist¨ªa en que se reconsiderara la decisi¨®n presidencial. Tanto Mullen como Petraeus critican abiertamente en el libro a los principales asesores del presidente. Exasperado, seg¨²n relata Woodward, Obama reaccion¨® un d¨ªa con visible irritaci¨®n y dijo: "?Por qu¨¦ tenemos que seguir teniendo estas reuniones?". "En 2010 no quiero volver a tener una charla en la que se diga que 'lo estamos haciendo bien, se?or presidente, pero lo har¨ªamos mejor con m¨¢s hombres'. No vamos a tener una conversaci¨®n sobre cambios en la misi¨®n a no ser que sea para salir antes de lo establecido".
El libro del periodista de The Washington Post revela tambi¨¦n que la CIA cuenta con "un ej¨¦rcito secreto" de 3.000 soldados, en su mayor¨ªa afganos, para realizar acciones encubiertas contra los talibanes.
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