Los bahrein¨ªes comienzan a votar en los comicios parlamentarios y municipales
Numerosos saud¨ªes con pasaporte de Bahrein acuden a las urnas gracias al proceso de naturalizaci¨®n con el que la dinast¨ªa sun¨ª intenta reducir el peso de los chi¨ªes
Una visita al colegio electoral n¨²mero 5 ilustra la principal preocupaci¨®n de la oposici¨®n en Bahrein. El centro est¨¢ situado junto al control de pasaportes de la frontera con Arabia Saud¨ª, en el puente de 22 kil¨®metros sobre el golfo P¨¦rsico que une ambos pa¨ªses. A ¨²ltima hora de la ma?ana, numerosos saud¨ªes aparcaban sus coches y votaban gracias a los pasaportes bahrein¨ªes que han recibido en la ¨²ltima d¨¦cada como resultado del proceso de naturalizaci¨®n con el que la dinast¨ªa al Khalifa (sun¨ª) intenta reducir el peso de su poblaci¨®n chi¨ª.
"No s¨¦ en qu¨¦ distrito tengo que votar porque vivo en Arabia Saud¨ª", declaraba sin sonrojarse Mishal al Dowsari, un joven abogado de 23 a?os. De acuerdo con la legislaci¨®n electoral de Bahrein, cada ciudadano debe votar en su lugar de residencia y, en caso de vivir en el extranjero, en la embajada m¨¢s cercana (1.195 bahrein¨ªes utilizaron esa opci¨®n el pasado martes). Al mencionarle este extremo, Mishaal asegura que su padre era bahrein¨ª y que ¨¦l tiene el pasaporte desde hace 10 a?os. ?Y a qui¨¦n va a votar? "Al mejor... A Hasan al Dowsari", afirma en referencia a un candidato de su tribu que se presenta en la circunscripci¨®n 4 del distrito del Norte.
Salah al Dowsari, un habitante de la localidad saud¨ª de Al Dawaser que consigui¨® la nacionalidad bahrein¨ª hace 6 a?os, dice haber venido a votar porque se lo han pedido unos familiares. Es la primera vez que lo hace y, como Mishal, ha optado por el candidato de su tribu. "Yo nac¨ª en Arabia Saud¨ª, pero creo que mi padre era originario de Bahrein y se vio obligado a emigrar a Arabia Saud¨ª hace 30 a?os", asegura sin caer en la cuenta de que eso choca con los 42 a?os que declara. Pero este parado tiene claro su objetivo. "Me trasladar¨ªa a Bahrein si me dieran una tierra en Budaiya de donde era mi padre", concluye.
Desconocedores de la importancia de las elecciones y ajenos a las consecuencias de sus palabras, estos saud¨ªes nacionalizados bahrein¨ªes responden con inusitada candidez a las preguntas de la periodista. Significativamente, la mayor¨ªa de los entrevistados pertenecen a la tribu de los Al Dowsari, un clan con fuertes lazos con los Al Khalifa. El Centro por los Derechos Humanos en Bahrein recogi¨® hace unos a?os los testimonios de varios habitantes de Al Dawaser sobre c¨®mo un representante de la familia real viaj¨® a la zona para ofrecerles pasaportes.
C¨®mo gestionan sus papeletas los funcionarios electorales es otra cosa. De cara a los periodistas, el sistema se presenta como supermoderno. Los votantes introducen su dni en un lector electr¨®nico que tiene registrada su lugar de residencia y determina la mesa a la que deben dirigirse, donde encuentran las papeletas correspondientes a su circunscripci¨®n. Hay cabinas para garantizar la privacidad del voto y las urnas son transparentes: con tapa roja para el Parlamento y verde para los consejos municipales. Incluso c¨¢maras web situadas en cada colegio transmiten en directo el proceso.
Pero los propios candidatos no se hacen ilusiones. No s¨®lo el Parlamento tiene pocos poderes, sino que las demarcaciones se han ajustado para minimizar las posibilidades de la oposici¨®n, una mezcla de islamistas chi¨ªes y liberales. Los leales, sean islamistas sun¨ªes o simples oportunistas, se presentan como independientes.
"Si ellos quieren, saldremos elegidos; si no, no", resum¨ªa la candidata liberal Munira Fakhro durante una conversaci¨®n con EL PA?S durante el ¨²ltimo d¨ªa de campa?a. "Sabemos que se trata de un Parlamento in¨²til, pero es lo que tenemos y no podemos limitarnos a cruzarnos de brazos".
M¨¢s pragm¨¢tico Yasem Husein, uno de los candidatos del principal bloque opositor, el islamista chi¨ª Wefaq, explicaba que si bien el Parlamento carece de verdadero, salir elegido "da inmunidad [jur¨ªdica], acceso al cuerpo diplom¨¢tico, a la prensa internacional y a los altos funcionarios del Gobierno", lo que les permite presionar sobre los asuntos que les preocupan. "Lo vemos como un proceso", resum¨ªa, convencido de que "merece la pena participar y contribuir a ¨¦l".
Sin embargo, hay voces discrepantes. "Esto no es por lo que yo he luchado", conf¨ªa Abdel Wahab Husein, uno de los activistas que en los a?os noventa encabez¨® las protestas contra la monarqu¨ªa absoluta del jeque Isa y recientemente elegido l¨ªder de Al Wafa. Este grupo islamista chi¨ª no est¨¢ autorizado por el Gobierno y es uno de los cuatro que ha boicoteado las elecciones. Como los dirigentes de Amal y de los tambi¨¦n ilegalizados Haq y Movimiento por la Libertad, Husein considera que el rey Hamad no ha cumplido las promesas de democratizaci¨®n que hizo en 1999, cuando sucedi¨® a su padre, y denuncia que la actual Constituci¨®n, a diferencia de la de 1973, ha sido otorgada y no consensuada con los bahrein¨ªes. Para ¨¦l, los dos Parlamentos anteriores "s¨®lo han servido para encubrir los cr¨ªmenes del r¨¦gimen".
A¨²n as¨ª, su llamamiento al boicot no parece haber tenido excesivo eco. Incluso en localidades chi¨ªes como Sitra, donde la mayor¨ªa de los carteles electorales han sido rasgados en protesta por las detenciones de sus l¨ªderes en los meses previos a los comicios, la asistencia a las urnas parec¨ªa nutrida a media ma?ana.
"En 2002 obtuvimos algo m¨¢s del 53% y en 2006 el 72%. Es una cifra habitual en la mayor¨ªa de las democracias y mucho m¨¢s alta que el 10% que suelen lograr nuestros vecinos kuwait¨ªes. Esta vez ser¨¢ parecido", vaticinaba el ministro de Informaci¨®n, jeque Fawaz durante una conversaci¨®n con esta enviada.
El resultado final va m¨¢s all¨¢ de quien consigue uno de los 40 esca?os en liza. La estabilidad de Bahrein es clave por su condici¨®n de sede de la V Flota estadounidense y aliado estrat¨¦gico de Washington para frenar la expansi¨®n del Ir¨¢n chi¨ª en el golfo P¨¦rsico.
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