La farsa democr¨¢tica de Birmania
El 7 de noviembre, cuando se celebren en Birmania las primeras elecciones en casi dos decenios, se escenificar¨¢ un gui¨®n bien ensayado. Los generales que gobiernan el pa¨ªs tergiversar¨¢n lo que debe ser un proceso democr¨¢tico, mediante el cual el pueblo tiene la posibilidad de expresar su voluntad, y lo convertir¨¢n en una burla de la libre expresi¨®n en la que el pueblo vota con miedo y sin esperanza.
La comunidad internacional debe juzgar a los generales de Birmania por sus acciones, no sus palabras y promesas. Lo sucedido en Birmania expresa la verdad m¨¢s claramente que todas las proclamaciones de los generales sobre una votaci¨®n libre y una transici¨®n democr¨¢tica.
M¨¢s de 2.100 presos pol¨ªticos siguen encarcelados en Birmania. Muchos han sido torturados y mantenidos en condiciones espantosas y se les ha denegado la atenci¨®n m¨¦dica. Los ataques contra las minor¨ªas ¨¦tnicas del pa¨ªs contin¨²an, dirigidos deliberadamente contra civiles, incluidos ni?os, por el ej¨¦rcito y la polic¨ªa birmanos. Los medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs siguen censurados y la libertad de expresi¨®n denegada y el partido pol¨ªtico m¨¢s popular del pa¨ªs, la Liga Nacional por la Democracia, que gan¨® las elecciones en 1990, se ha visto obligado a disolverse, porque decidi¨® no registrarse para las elecciones de noviembre.
En esas condiciones, unas elecciones libres y justas ser¨¢n imposibles. Esa supuesta transici¨®n democr¨¢tica, proceso concebido exclusivamente por dictadores y con la exclusiva participaci¨®n de los leales al r¨¦gimen, dar¨¢ como resultado una dictadura continua.
Antes de que la suerte de Birmania quede sentenciada en un nuevo modelo de dictadura, las Naciones Unidas deben lanzar inmediata y vigorosamente un nuevo proceso destinado a lograr la reconciliaci¨®n nacional y la democracia para ese castigado pa¨ªs. La comunidad internacional, el Este y el Oeste, debe unirse tras una iniciativa encabezada por las NN.UU. para que se inicie un di¨¢logo aut¨¦ntico.
Pero, para que ese di¨¢logo tenga de verdad legitimidad, debe participar en ¨¦l la premio Nobel Daw Aung San Suu Kyi, que ha padecido decenios de detenci¨®n domiciliaria, y su partido, la LND. Tambi¨¦n se debe conceder voz y voto a otros grupos de la oposici¨®n democr¨¢tica y a representantes aut¨¦nticos de las minor¨ªas ¨¦tnicas.
Se debe presionar a los generales de Birmania para que acudan a una mesa de negociaci¨®n en la que se celebren negociaciones de verdad y se deben utilizar todos los instrumentos de que dispone la comunidad internacional para lograrlo.
Pero el deber de ayudar a Birmania no corresponde s¨®lo a las NN.UU. Las presiones a los generales de Birmania deben ser tambi¨¦n bilaterales y multilaterales y se debe reforzarlas con medidas econ¨®micas cuidadosamente calibradas, incluidas sanciones bancarias y financieras espec¨ªficas.
Tambi¨¦n se deben adoptar medidas para acabar con la impunidad con la que han gobernado los generales birmanos. La dictadura est¨¢ acusada de cr¨ªmenes de guerra y cr¨ªmenes contra la humanidad, la mayor¨ªa contra las minor¨ªas del pa¨ªs, que han padecido decenios de opresi¨®n, ostracismo y desgobierno militar. La Asamblea General de las NN.UU. debe seguir la recomendaci¨®n de su Relator Especial de que se cree una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre cr¨ªmenes de guerra y cr¨ªmenes contra la humanidad en Birmania.
Adem¨¢s, el Consejo de Seguridad debe imponer un embargo de armas a Birmania, como lo ha hecho en otros pa¨ªses igualmente afligidos por conflictos y violaciones graves de los derechos humanos. Los pa¨ªses que suministran armas a Birmania se exponen a cargos de complicidad en los cr¨ªmenes de guerra y los cr¨ªmenes contra la humanidad cometidos por la dictadura.
Despu¨¦s del 7 de noviembre, continuar¨¢n la dictadura y las violaciones de los derechos humanos. No necesitamos esperar hasta despu¨¦s de las elecciones para saberlo. As¨ª, pues, no hay excusa para que contin¨²e la inacci¨®n. Ahora es el momento de que el mundo se una tras el pueblo de Birmania y le aporte paz y dignidad por fin.
V¨¢clav Havel es ex Presidente de la Rep¨²blica Checa; su Santidad el Dalai Lama es el dirigente espiritual del budismo tibetano; su Alteza Real El Hassan Bin Talal es Presidente del Foro del Pensamiento ?rabe; Andr¨¦ Gluksmann es fil¨®sofo y ensayista franc¨¦s; Vartan Gregorian es Presidente de la Carnegie Corporation; Michael Novak es fil¨®sofo y diplom¨¢tico cat¨®lico; Karel Schwarzenberg es ministro de Asuntos Exteriores de la Rep¨²blica Checa; Desmond Tutu es premio Nobel de la Paz; Grigory Yavlinsky es ex Presidente del Partido Democr¨¢tico Unido Ruso, Yabloko. Traducido del ingl¨¦s por Carlos Manzano.
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