Obama evita vincular a Pakist¨¢n con el ataque de Bombay
El presidente de EE UU inicia una dif¨ªcil gira por Asia en la capital financiera india, donde terroristas paquistan¨ªes sembraron el terror hace dos a?os
Todos los caminos en India conducen a Pakist¨¢n, y viceversa. No hay un solo elemento de la pol¨ªtica dom¨¦stica e internacional de este pa¨ªs que no est¨¦ concebido en funci¨®n del vecino musulm¨¢n del que se separ¨® en 1947, y viceversa. Mucho m¨¢s si se trata de terrorismo y guerra, el estado m¨¢s com¨²n de las relaciones bilaterales. Caus¨®, por tanto una gran decepci¨®n aqu¨ª que Barack Obama no aludiera a Pakist¨¢n al referirse este s¨¢bado a los atentados que hace dos a?os dejaron 166 muertos en un ataque de extremistas isl¨¢micos en Bombay, el 11-S de India.
Los servicios de seguridad indios han demostrado que el ataque, perpetrado por la organizaci¨®n terrorista Lashkar-e-Taiba, con base en Pakist¨¢n, fue organizado en aquel pa¨ªs. Los integrantes del comando eran de nacionalidad paquistan¨ª, de all¨ª salieron sus integrantes y, probablemente, all¨ª se esconden sus cabecillas. Los indios est¨¢n convencidos, incluso, de que se trat¨® de una acci¨®n planificada o respaldada por los propios servicios secretos del Ej¨¦rcito paquistan¨ª, cuyo principal enemigo no son, desde luego, los grupos terroristas sino India.
Las organizaciones extremistas isl¨¢micas han representado tradicionalmente una gran ayuda para la causa paquistan¨ª en Cachemira. En esa regi¨®n se han forjado sus combatientes y han crecido como amenaza. Ser¨ªa dif¨ªcil que los talibanes y otros grupos afines representaran hoy el reto que representan sin la larga y generosa ayuda de Pakist¨¢n.
Eso, por supuesto, lo saben en India y lo saben en Estados Unidos, y no ser¨ªa mucho pedir, por tanto, que, al condenar los atentados de Bombay, Obama hiciera alusi¨®n a Pakist¨¢n. Pero el presidente est¨¢ con las manos atadas en este asunto. Una menci¨®n semejante hubiera desatado la furia del Gobierno de Pakist¨¢n, que oficialmente niega toda vinculaci¨®n con los terroristas. Y Estados Unidos no puede permitirse hoy molestar a los paquistan¨ªes porque su contribuci¨®n es imprescindible para la guerra de Afganist¨¢n.
Sin la colaboraci¨®n de Pakist¨¢n en la erradicaci¨®n de los grupos talibanes afganos que se refugian en ese pa¨ªs tras actuar en el suyo, esa guerra es directamente imposible de ganar para los norteamericanos. Quiz¨¢ en las actuales condiciones tampoco puedan ganarla, porque Pakist¨¢n ayuda en la tarea muy modestamente y a un precio alt¨ªsimo, tanto en dinero como en esfuerzo diplom¨¢tico.
En estas circunstancias, Obama camina en India por una l¨ªnea muy delgada. Los indios consideran que Estados Unidos est¨¢ alimentando a su Ej¨¦rcito rival y quieren compensaciones. La colaboraci¨®n militar con India ha crecido mucho en los ¨²ltimos a?os, pero a¨²n est¨¢ equilibrada. Estados Unidos, a su vez, no quiere jugar ese juego de compensaciones porque podr¨ªa estar estimulando a dos potencias rivales y con armas nucleares.
A falta de otras posibilidades, Obama ofreci¨® en Bombay la colaboraci¨®n antiterrorista. "Vamos a discutir nuevas v¨ªas de cooperaci¨®n durante mi paso por Nueva Delhi", dijo el presidente norteamericano.
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