Brasil sigue haciendo historia
Gan¨® Dilma Rousseff con un amplio margen, como pronosticaban las encuestas. Y as¨ª un sindicalista con estudios primarios, operario de una f¨¢brica, ceder¨¢ la Presidencia a la primera mujer electa en un pa¨ªs dominado por las ¨¦lites pol¨ªticas, econ¨®micas y medi¨¢ticas. Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el presidente que permiti¨® que Brasil entrara en la Historia, es el protagonista indiscutible de este primer decenio del siglo XXI.
En sus ocho a?os de mandato, las consecuciones en el ¨¢mbito social y econ¨®mico son extraordinarias. De 2003 a 2009, la reducci¨®n de la pobreza fue de 12,63 puntos vs. una disminuci¨®n de dos puntos porcentuales entre 1996 y 2002. En la era Lula, se han generado 15 millones de empleos, el triple que en los ocho a?os anteriores, reduci¨¦ndose el desempleo del 12,7% al 6,2%. La tasa de crecimiento del PIB de los dos mandatos de Lula es 3,5 veces mayor que en los dos mandatos precedentes. El riesgo-pa¨ªs se ha reducido de 2.436 puntos en 2002 a 174 puntos este mes de octubre de 2010, mientras que la crisis macroecon¨®mica de 2008 apenas tuvo impacto.
Sin embargo, es la combinaci¨®n del crecimiento econ¨®mico con los avances sociales lo que hace de Lula un gobernante excepcional. A la salida de millones de brasile?os de la miseria, se une la promulgaci¨®n de leyes a favor de la reparaci¨®n e inclusi¨®n de las minor¨ªas, entre ellas, el acceso a la Universidad, y la decidida apuesta por la igualdad social y una distribuci¨®n m¨¢s equitativa de la renta.
Desde luego, hay tambi¨¦n sombras. Pero, para los que conocemos y amamos este pa¨ªs desde hace m¨¢s de treinta a?os, y pr¨¢cticamente residimos aqu¨ª en los ¨²ltimos meses, las transformaciones que conllevan cambios de paradigma que alteran la "zona de confort" e impactan en la idiosincrasia de un pa¨ªs son dif¨ªciles y m¨¢s lentas de alcanzar. Salvo que, como en el caso de Barcelona'92, la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016, puedan favorecer que la sociedad civil sea el actor principal y se implique e integre una potente fuerza de cambio que le permita dar el verdadero salto hacia una sociedad m¨¢s democr¨¢tica, m¨¢s integradora y menos corrupta, indispensable para que haya m¨¢s oportunidades para todos los brasile?os.
Como m¨¢s de seis millones de personas en s¨®lo tres semanas, he visto Tropa de ?lite 2 de Jos¨¦ Padilha. De nuevo, una pel¨ªcula "de ficci¨®n" sin concesiones, de extraordinaria factura. Como en la primera entrega, adolece de una visi¨®n manique¨ªsta, pero en este caso, de un diputado de izquierdas y un oficial de la polic¨ªa de derechas "buenos", luchando contra un sistema corrupto pol¨ªtico y policial, amparado por unos medios de comunicaci¨®n indulgentes, y una sociedad que parece permanecer indiferente a lo que ocurre. Y, en cuanto a las mujeres que aparecen en el filme, pocas y en roles estereotipados (la madre/esposa entregada, la oyente deslumbrada, la periodista asesinada, la anciana manipulada y las muchachas de la favela explotadas).
Es por eso que la victoria de Dilma tiene m¨¢s valor. Ella no s¨®lo es la depositaria del legado de Lula, sino que recoge el testigo para seguir ahondando en el progreso, en la democracia y en la consecuci¨®n de los derechos civiles. Para ello necesitar¨¢, como ocurri¨® en nuestro pa¨ªs, el concurso de todos los brasile?os, y no s¨®lo de sus representantes, para alcanzar los objetivos y seguir demostr¨¢ndole al mundo que hay otras maneras efectivas de liderazgo.
Olga Cuenca es presidenta ejecutiva de la consultor¨ªa de comunicaci¨®n Llorente&Cuenca.
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