La impunidad y la frustraci¨®n en Kabul
La corrupci¨®n es un mal rampante y profundamente arraigado en el seno de la administraci¨®n afgana. Esta es una realidad comprobada tal y como afirm¨® recientemente Transparency International que otorg¨® a Afganist¨¢n el dudoso reconocimiento de ser el tercer pa¨ªs m¨¢s corrupto del mundo. Lo declar¨® tambi¨¦n el propio Karzai en su discurso de inauguraci¨®n y durante la conferencia anti-corrupci¨®n celebrada en Kabul en diciembre de 2009 en la que sostuvo que eran necesarias serias medidas para paliar un problema que permite a ciertos funcionarios "hacerse ricos y comprarse una casa en Dubai tras dos o tres a?os". El colorido caso del viaje del vicepresidente Ahmed Zia Masud con 52 millones de d¨®lares en una maleta descrito en uno de los cables ilustra las palabras de Karzai y la amplitud del problema. La trama New Ansari mencionada en otra comunicaci¨®n en la que el embajador estadounidense en Kabul pide urgentemente mayores medios para investigar es probablemente uno de los casos m¨¢s serios de corrupci¨®n de los ¨²ltimos a?os que pas¨® casi desapercibido. Karzai se encarg¨® de enterrar este delito supuestamente relacionado con la desaparici¨®n de 3.800 millones de d¨®lares entre 2007 y 2010 (el PIB anual afgano es 13.500 millones de d¨®lares).
De todo ello y m¨¢s se hacen eco los cables del Departamento de Estado que muestran un conocimiento claro de la problem¨¢tica y los mecanismos de un complejo entramado de corrupci¨®n descrito con todo lujo de detalles; y reflejan la preocupaci¨®n de los diplom¨¢ticos a la hora de abordar este espinoso tema.
La informaci¨®n contenida en las comunicaciones del Departamento de Estado no hace sino poner en evidencia el doble juego de la administraci¨®n afgana: Kabul presiona a la comunidad internacional para que canalice crecientemente su ayuda a trav¨¦s del presupuesto del pa¨ªs mientras altos funcionarios salen de Afganist¨¢n con maletas llenas de dinero, Karzai afirma que hay que perseguir a los corruptos mientras libera o indulta a los culpables m¨¢s cercanos al poder, habla de la importancia de las unidades anti-corrupci¨®n mientras afirma en uno de sus discursos que estas destruyen la soberan¨ªa nacional de Afganist¨¢n y que esto no se permitir¨¢; echa el cierre a las compa?¨ªas internacionales de seguridad mientras promueve el desarrollo de las compa?¨ªas locales.
Para la comunidad internacional, el reto radica en presionar a la administraci¨®n afgana lo suficiente para que aborde el problema de la corrupci¨®n pero no hasta el punto de perder a su principal, aunque corrupto, aliado. En este sentido el paulatino distanciamiento de Karzai es preocupante y responde tanto a las intensas cr¨ªticas sobre la corrupci¨®n en el pa¨ªs como a un reposicionamiento de cara a la salida de la comunidad internacional. Tal y como se refleja en los comentarios de los funcionarios estadounidenses, quiz¨¢s los m¨¢s interesantes hasta ahora, el Presidente ha pasado de reformador y efusivo aliado de EEUU, a l¨ªder "indeciso y sin preparaci¨®n" con una ret¨®rica anti-americana.
En cualquier caso, a estas alturas del juego, preocupa menos la informaci¨®n que revelan los cables que la tibia reacci¨®n del Gobierno Afgano ante las reiteradas acusaciones de corrupci¨®n.
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