La red completa del debate sobre Wikileaks
Para Estados Unidos, es m¨¢s f¨¢cil secuestrar el dominio wikieaks.org que poner a Julian Assange entre rejas
"Cabe recordar que el Departamento de Estado pidi¨® a Twitter, durante las revueltas en Ir¨¢n el a?o pasado, que interrumpiera los trabajos de mantenimiento que provocar¨ªan la ca¨ªda de la Red, dado que era una forma importante de obtener informaci¨®n sobre las acciones militares en ese pa¨ªs. Pero cuando se trata de informaci¨®n sobre asuntos pol¨ªticos que implican a Estados Unidos, el Gobierno parece m¨¢s que contento de hacer lo que haga falta para retirar contenido de la Red".
No es la reacci¨®n de un pol¨ªtico ni de un experto en leyes de Internet. No es el portavoz de una empresa ni un voluntario de Wikileaks. Tampoco el ¨²ltimo tertuliano en hablar de Julian Assange en CNN ni un columnista de prensa. Es Matthew Ingram, un periodista canadiense especializado en tecnolog¨ªa e Internet que escribe para GigaOm.
Los medios estadounidenses est¨¢n divididos en dos grupos. El que posee la informaci¨®n en exclusiva, The New York Times, y el resto. La actualidad viene marcada por el ritmo de las filtraciones y las respuestas de los pol¨ªticos. Y el debate, atascado en la legalidad de Wikileaks, las opciones de encarcelar a Assange y si de verdad los cables de las embajadas cuentan algo que no supi¨¦ramos ya.
Pero en la Red varias voces claman que la verdadera revoluci¨®n no es la de desnudar los secretos de la diplomacia estadounidense sino la que inici¨® Tim Berners-Lee al regalarnos Internet. El autor de la publicaci¨®n de los Papeles del Pent¨¢gono en 1971, Daniel Ellsberg, reconoc¨ªa recientemente en The Guardian que "tard¨® a?os en encontrar un medio cre¨ªble para distribuir esa informaci¨®n, ahora basta con apretar una tecla".
Y ah¨ª empieza la persecuci¨®n a Assange. En la Red. Para Estados Unidos, es m¨¢s f¨¢cil secuestrar el dominio wikileaks.org que ponerle a ¨¦l entre rejas. Todas estas voces est¨¢n fuera de los medios de comunicaci¨®n norteamericanos. Son alternativas, escriben en Internet y tienen preguntas que los periodistas no hacen en las ruedas de prensa del Departamento de Estado.
Para Rebecca MacKinnon, co-fundadora de Global Voices Online, lo m¨¢s preocupante y peligroso es que "en la era de internet, el discurso p¨²blico depende cada vez m¨¢s de espacios digitales creados, pertenecientes y dirigidos por compa?¨ªas privadas. El resultado es que cualquier pol¨ªtico tiene m¨¢s poder que nunca para eliminar declaraciones pol¨¦micas con una llamada de tel¨¦fono".
A pesar de esta vulnerabilidad de la Red, la misma plataforma ha servido para que ciudadanos respondan de forma espont¨¢nea ofreciendo ayuda a Wikileaks. Desde nuevos servidores donde alojar el dominio wikileaks.org hasta compartir la informaci¨®n de las direcciones IP desde las que seguir accediendo a las filtraciones. Otros han aprovechado para lanzar preguntas al aire, por si alguien se las quiere hacer a Assange, Hillary Clinton o un periodista con acceso a los documentos.
Dan Gilmor, director del Centro Knight de Medios Digitales para Innovaci¨®n Empresarial, le preguntar¨ªa al Gobierno estadounidense si "cuando se trata de invadir las vidas de otros, con vigilancia y seguridad cada vez m¨¢s opresivas, vuestro mantra es 'no tienes nada que temer si no tienes nada que esconder'. ?Pensar¨¦is un poco m¨¢s la pr¨®xima vez?".
Gilmor ha sido tambi¨¦n uno de los m¨¢s duros con la decisi¨®n de Amazon de cerrar el paso al contenido de Wikileaks -decidi¨® donar parte de esas acciones a una fundaci¨®n que defiende la neutralidad de la Red. El hecho de que la compa?¨ªa de Jeff Bezos negara su servicio a Wikileaks ha sido uno de las consecuencias de la filtraci¨®n m¨¢s comentadas en la red.
"Si a la gente, especialmente los periodistas, no le enfada que Joe Lieberman est¨¦ bloqueando unilateralmente la publicaci¨®n de contenido pol¨ªtico en Internet, ?cuando se van a enfadar?", protestaba Glenn Greenwald en su columna de Salon.com y su cuenta de Twitter. Lieberman es senador estadounidense y desde su puesto de l¨ªder del Comit¨¦ de Seguridad Nacional, presiona desde el martes a empresas norteamericanas como Amazon o Tableau para que no alojen contenido de Wikileaks en sus servidores.
"S¨®lo quiero destacar que la compa?¨ªa m¨¢s importante que est¨¢ siendo utilizada por Wikileaks para distribuir material obtenido ilegalmente es The New York Times. Sin el diario, Wikileaks tendr¨ªa mucha menos fuerza en este pa¨ªs. ?Significa esto que el Times es el pr¨®ximo objetivo de Lieberman?", pregunta en la revista The Atlantic Jeffrey Goldberg.
Otra de las voces m¨¢s respetadas en la Red es el experto y cr¨ªtico de medios Jeff Jarvis. "Si Lieberman hubiera presionado a The New York Times o a The Guardian, ?qu¨¦ estar¨ªamos diciendo?" The New York Times public¨® una de las mejores explicaciones sobre las acciones legales que se pueden tomar contra Wikileaks, y reconoci¨® que "acusar legalmente a Assange podr¨ªa dar paso a la acusaci¨®n de medios de comunicaci¨®n, como The New York Times, por dar acceso a los materiales". Pero sigue sin ir m¨¢s all¨¢ en un debate que ya inunda la red.
La pregunta no es c¨®mo detener a un ciudadano australiano que representa a una web alojada -desde esta madrugada- en Suiza, escondido en alg¨²n lugar del Reino Unido y que ha difundido documentos pertenecientes a Estados Unidos.
La pregunta es qu¨¦ sentido tiene, antes de difundir los secretos, ocultarlos. O de qu¨¦ sirve a un pa¨ªs clasificar todos esos cables si luego tienen acceso a ellos tres millones de personas. O qu¨¦ busca Estados Unidos con la informaci¨®n que obtiene. O qui¨¦n conspira, el gobierno norteamericano cuando aprovecha informaci¨®n secreta para actuar en diversos pa¨ªses o Wikileaks al difundirla.
La pregunta la ha lanzado un autor de California en una pieza brillante -traducida aqu¨ª al espa?ol y el alem¨¢n. y que analiza los ensayos de Assange sobre las conspiraciones (PDF).
"La cuesti¨®n que debe plantearse un ser humano ¨¦tico (...) debe ser la cuesti¨®n sobre qu¨¦ conseguir¨¢ poniendo los secretos al descubierto, qu¨¦ bien har¨¢, qu¨¦ mejor estado de las cosas traer¨¢. Y est¨¦s de acuerdo o no con su argumentaci¨®n, Assange tiene una visi¨®n claramente articulada sobre c¨®mo las actividades de Wikileaks 'nos llevar¨¢n a trav¨¦s del lodazal del lenguaje pol¨ªticamente distorsionado, hasta llegar a una posici¨®n de claridad', una estrategia que se?ala que al poner al descubierto los secretos se impedir¨¢ en ¨²ltimo t¨¦rmino la producci¨®n de futuros secretos. As¨ª, el sentido de Wikileaks -as¨ª lo argumenta Assange- es sencillamente hacer que Wikileaks se vuelva innecesario".
Si los medios tradicionales trabajan para dar contexto a las revelaciones escondidas en los cables, internet se convierte en contexto de ese trabajo. Otras voces digitales enmarcan el significado de los medios, Assange, las conspiraciones, los cables y el secretismo diplom¨¢tico. Al fin y al cabo, todo sucedi¨® as¨ª gracias a la Red.
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