El bot¨ªn envenenado
Los piratas somal¨ªes destaparon que Ucrania vend¨ªa carros de combate al Gobierno del sur de Sud¨¢n
Nada hace pensar que los piratas somal¨ªes que el 25 de septiembre de 2008 secuestraron el carguero Faina supieran lo que este trasladaba en sus bodegas. El barco hab¨ªa partido el primero de aquel mes del puerto ucranio de Nikilayev y se dirig¨ªa a Mombasa (Kenia) con 33 carros de combate T-72, 42 armas antia¨¦reas ZPU-4 y 36 lanzagranadas. No consta cu¨¢l fue la reacci¨®n de los corsarios al descubrir el bot¨ªn, pero EE UU se apresur¨® a dar la voz de alarma. Apenas 48 horas despu¨¦s, la Secretar¨ªa de Estado enviaba un despacho a sus embajadas en los pa¨ªses involucrados para expresar su preocupaci¨®n ante la posibilidad de que el flete fuera descargado en Somalia. "Su potencial desv¨ªo por los terroristas constituye una grave amenaza a la seguridad en la regi¨®n", advert¨ªa el texto firmado por Condoleezza Rice (documento 171737).
EE UU conoc¨ªa ese comercio, pero una vez hecho p¨²blico quiere ponerle fin
El Faina, que navegaba bajo bandera de conveniencia de Belice y cuya tripulaci¨®n estaba formada por 17 ucranios, tres rusos y un let¨®n, era el 26? buque que ca¨ªa en manos de los piratas somal¨ªes en 2008, pero sin duda uno de sus mayores botines en las casi dos d¨¦cadas que llevaban acosando a los navegantes en el golfo de Aden. La propia envergadura de la carga contribuy¨® sin embargo a que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara dos semanas despu¨¦s la resoluci¨®n 1838 que da cobertura al despliegue de una fuerza mar¨ªtima para luchar contra la pirater¨ªa frente a las costas de Somalia. Menos conocidas fueron las tensiones que el descubrimiento de aquel env¨ªo de armas gener¨® entre el Gobierno de Kenia y el regional del sur de Sud¨¢n, por un lado, y el de Ucrania y EE UU, por otro.
Los medios de comunicaci¨®n ya revelaron en su d¨ªa que el Gobierno de Kenia estaba facilitando el env¨ªo de armas entre Ucrania y Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n del Pueblo de Sud¨¢n (SPLA, en sus siglas inglesas), la milicia del Gobierno aut¨®nomo del sur de Sud¨¢n. As¨ª lo aseguraban los piratas, a pesar de la negativa de Nairobi y Kiev. Los documentos secretos del Departamento de Estado evidencian ahora que Washington estuvo dispuesto a hundir o abordar el Faina para evitar que las armas que transportaba cayeran en manos de la milicia islamista somal¨ª de los Al Shabab. Pero tambi¨¦n que la diplomacia norteamericana se moviliz¨® con el fin de que los carros de combate no llegaran al SPLA, algo que violaba los Acuerdos de Paz de 2005, seg¨²n los cuales esa milicia deb¨ªa convertirse en una peque?a fuerza convencional capaz de integrarse eventualmente en el Ej¨¦rcito nacional sudan¨¦s.
La entrada en escena de esos viejos T-72 sovi¨¦ticos remozados en Ucrania, en realidad la tercera entrega de un contrato firmado a finales de 2006 de los que 67 ya han alcanzado su destino en el sur de Sud¨¢n, pone en peligro aquel pacto y el futuro de ese pa¨ªs. EE UU estaba al tanto de ese comercio, pero una vez hecho p¨²blico quiere ponerle fin. Tras dos guerras civiles en el ¨²ltimo medio siglo, la ONU est¨¢ preparando un refer¨¦ndum el pr¨®ximo enero que puede dividirlo en dos y ambas partes (el Norte isl¨¢mico y el Sur cristiano y animista) se est¨¢n armando hasta los dientes en previsi¨®n de ese momento.
"Tomar al abordaje"
Mientras el destructor Howard se aproxima al Faina, el despacho de la Secretar¨ªa de Estado instruye a sus diplom¨¢ticos en Kiev, Mosc¨², Riga, Belmopan, Nairobi, Yibuti y Addis Abeba que comuniquen a las autoridades de esos pa¨ªses que EE UU est¨¢ dispuesto "a neutralizar o tomar al abordaje el nav¨ªo". Eso s¨ª, solo como ¨²ltima soluci¨®n, en caso de que los piratas intenten descargar los carros de combate. Tambi¨¦n les pide que inquieran sobre la disposici¨®n y capacidad de los respectivos Gobiernos para ayudar a juzgar a los piratas.
La respuesta que obtienen de sus interlocutores confirma la impresi¨®n ya apreciada en otros documentos que han ido haci¨¦ndose p¨²blicos de que todos esperan que EE UU resuelva la papeleta e implicarse lo menos posible. El Gobierno de Ucrania asegura que su prioridad es "la seguridad de la tripulaci¨®n", no obstante "entiende que EE UU tiene fundamentos legales para usar la fuerza de acuerdo con la resoluci¨®n 1816 de la ONU". Tambi¨¦n los responsables kenianos afirman que su pa¨ªs "respalda que EE UU tome todas las medidas necesarias para evitar que la carga desembarque en Somalia", pero dejan claro que no quieren desempe?ar un papel directo. Unos y otros evitan responder sobre el posible enjuiciamiento de los piratas.
El Gobierno de Belice, donde est¨¢ registrado el Faina, responde con una carta en la que "autoriza al Gobierno de EE UU a tomar las medidas necesarias para evitar que los piratas descarguen el barco, incluidos ataque y abordaje". Respecto a su persecuci¨®n judicial, se declara "interesado", aunque "le preocupa que eso pueda exigir compromisos financieros que no est¨¦ en posici¨®n de afrontar".
Desde la Embajada de EE UU en Mosc¨² se informa el 1 de octubre de que "Rusia no contempla intervenir en el secuestro del Faina" y que deja las negociaciones a los responsables ucranios del barco y su carga. Si bien la fragata rusa Neustrashimy navega hacia la costa de Somalia, los responsables de Exteriores precisan que sali¨® del B¨¢ltico con anterioridad a ese incidente. Tambi¨¦n piden que se les tenga al tanto sobre los tres marineros rusos, uno de ellos el capit¨¢n del carguero, que entre tanto se ha descubierto que ha muerto de un infarto. Mosc¨² apoya el eventual enjuiciamiento de los piratas, pero suscita la duda de "qu¨¦ jurisdicci¨®n resulta aplicable". Dos semanas despu¨¦s, otro cable insiste en que "la respuesta rusa a la pirater¨ªa somal¨ª contin¨²a siendo incierta".
Solo se moja EE UU
Solo EE UU parece dispuesto a mojarse en el asunto. El 23 de octubre, su Embajada en Kiev transmite la petici¨®n ucraniana de "asistencia para abastecer de comida, agua y combustible a la tripulaci¨®n del Faina" (documento 174933). Los responsables tambi¨¦n solicitan que les permitan tener un oficial de enlace en uno de los barcos norteamericanos. Seg¨²n el despacho, les han dicho que su Gobierno "no va a negociar con los piratas, pero espera que el propietario del barco resuelva la crisis sin p¨¦rdida de vidas".
Por primera vez identifican al armador del buque como "un ciudadano israel¨ª, llamado Alperin y que vive en Odessa". "El Gobierno de Ucrania no contempla ni el barco ni su propietario como ucranios", asegura el texto dando a entender un inter¨¦s meramente humanitario, aunque deja claro que "no pagar¨¢ rescate". No har¨¢ falta porque Alperin contrata al despacho de abogados Ince and Company de Londres para que se ocupe de esos asuntos.
Al menos, los ucranios se coordinan con los rusos para repatriar cad¨¢ver del capit¨¢n desde Nairobi. Pero los diplom¨¢ticos norteamericanos escuchan de sus interlocutores la "sospecha de que el verdadero inter¨¦s de Rusia sea la interrupci¨®n del comercio de armas ucranio en la regi¨®n, que compite con el ruso". Y precisamente, el destino de esas armas constituye el eje de la preocupaci¨®n estadounidense en este caso. Adem¨¢s de evitar que lleguen a los milicianos de Al Shabab, Washington quiere frenar el comercio militar de Ucrania con el sur de Sud¨¢n que el secuestro del Faina ha sacado a la luz. EE UU est¨¢ al tanto como se deduce del primer despacho diplom¨¢tico enviado por Rice al comienzo de la crisis. Probarlo resulta m¨¢s complicado.
Todos los portavoces oficiales kenianos aseguran que es Nairobi quien ha comprado los carros de combate objeto de la inquietud. Para la embajada estadounidense, no est¨¢ claro si Kenia act¨²a por mera simpat¨ªa con el sur o si alg¨²n alto cargo se beneficia con esa intermediaci¨®n (documento 172348). En cualquier caso, sabe que el Gobierno de ese pa¨ªs es clave para el ¨¦xito de los Acuerdos de Paz y hay que actuar con delicadeza.
Poco a poco las piezas del puzle empiezan a encajar. El 4 de noviembre, el embajador estadounidense en Asmara, Ronald McMullen, env¨ªa un cable que confirma el destino de las armas ucranias. McMullen se ha entrevistado con Phillip Natana, el representante del Gobierno del sur de Sud¨¢n en la capital et¨ªope. Aunque este le ha repetido la negativa oficial para no poner en evidencia a sus vecinos kenianos, luego ha hecho un comentario que equivale a una admisi¨®n impl¨ªcita. "Se nos permite tener un Ej¨¦rcito y un Ej¨¦rcito necesita armas", le conf¨ªa un sonriente Natana, seg¨²n relata en su informe.
Frenar el env¨ªo de armas
Pero mientras los diplom¨¢ticos siguen tratando de frenar el env¨ªo de armas desde Ucrania, la crisis del Faina se agrava. El capit¨¢n de una fragata canadiense que hace labores de escolta para los env¨ªos del Programa Mundial de Alimentos a Somalia ha informado a su pa¨ªs de que ha visto el barco secuestrado y que ya se han descargado todas las armas peque?as, aunque cree que los carros de combate y los rehenes siguen a bordo.
No parece f¨¢cil que los piratas tengan la capacidad de descargar esos veh¨ªculos de 40 toneladas de peso. Sin embargo, s¨ª que pueden sacar partido del resto de las armas. De hecho, en un informe que env¨ªa a mediados de noviembre, el embajador en Nairobi, Michael Ranneberger, da cuenta de una foto tomada por un barco de la Marina estadounidense en la que se ve a los secuestradores exhibiendo lo que parece un lanzagranadas y el casco de un carro ruso, prueba de que han accedido al flete (documento 178318).
En la recta final de la negociaci¨®n, que lleva a cabo el bufete brit¨¢nico contratado por el armador y a la que los despachos diplom¨¢ticos no hacen referencia, el desenlace se complica. La Embajada en Kiev remite el 5 de febrero de 2009 una carta del entonces ministro ucranio de Exteriores, Vladimir Ohryzko, quej¨¢ndose de la intromisi¨®n de una ciudadana estadounidense, Michele Lynn Golden-Ballarin, que se arroga el papel de intermediaria. Golden-Ballarin es identificada como propietaria de un par de compa?¨ªas de seguridad y, seg¨²n Ohryzko, su injerencia est¨¢ alentando a los piratas a aumentar el rescate que ofrece el propietario del barco. Poco va poder hacer Washington. Casi al mismo tiempo que recibe el despacho, se paga el rescate de 32,5 millones de d¨®lares y el Faina queda libre.
Pero para Ucrania, Kenia y el Gobierno del Sur de Sud¨¢n (GOSS, en los cables), el incidente va a seguir coleando. Semanas m¨¢s tarde, cuando EE UU sondea al Gobierno de Nairobi sobre la posibilidad de que entrene al SPLA para que evolucione de milicia a fuerza de defensa, Binsai Chepsongol, responsable de Am¨¦rica en el Ministerio de Exteriores keniano, da a entender que solo podr¨¢n hacerlo con una gran discreci¨®n. A pesar de su inter¨¦s en ver avanzar los acuerdos de paz en Sud¨¢n, Chepsongol explica al consejero pol¨ªtico de la Embajada norteamericana que su pa¨ªs "se halla ahora en una situaci¨®n muy delicada con respecto a la asistencia al SPLA y al GOSS, porque todav¨ªa trata de solucionar c¨®mo deshacerse discretamente del cargamento del barco sin molestar a Jartum".
Los responsables kenianos no andan desacertados en su preocupaci¨®n. Tal como Estados Unidos descubre en su reuni¨®n semestral sobre no proliferaci¨®n con Ucrania a finales de febrero, Kiev se niega a reconocer que est¨¦ vendiendo armas al Gobierno del sur de Sud¨¢n. De hecho, la forma de responder de sus interlocutores lleva al diplom¨¢tico que escribe el informe a incluir una nota que advierte: "Qued¨® claro que Ucrania estaba estableciendo las bases para culpar a Kenia de cualquier transferencia de armas al GOSS".
Los ucranios lo niegan
Seis meses despu¨¦s, los ucranios vuelven a negar ese comercio y el jefe de la delegaci¨®n estadounidense, Vann van Diepen, les muestra una copia del contrato e incluso im¨¢genes de sat¨¦lite en las que se ve c¨®mo los primeros carros descargados en Kenya son transferidos al ferrocarril para su reexpedici¨®n y finalmente al sur de Sud¨¢n (documento 233833). Ante el evidente apuro de la delegaci¨®n ucrania, Van Diepen advierte de que "dado que el sur de Sud¨¢n est¨¢ en la lista de terrorismo, EE UU tendr¨¢ que considerar si impone sanciones sobre la transferencia".
Durante el verano, los dirigentes del sur de Sud¨¢n dan a entender que han llegado a un acuerdo con el Gobierno de Jartum para recibir los carros de combate del Faina, a¨²n bloqueados en Kenia. "Los kenianos se han quitado un peso de encima al saber que vamos a reenviarlos a trav¨¦s de Uganda, lo que les mantendr¨¢ alejados de los focos", conf¨ªa el ministro de Cooperaci¨®n Regional del Sur, Oyai Deng Ajak, al encargado de negocios estadounidense en la capital sudanesa, Robert Whitehead, el 29 de julio (documento 218634).
De hecho, para entonces, "los repuestos y paquetes de apoyo de los T-72 ya hab¨ªan llegado al sur de Sud¨¢n", aunque Ajak no quiere informar sobre su destino final. El c¨®nsul general en Juba sospecha que debe de ser New Kush, donde se recibieron los dos env¨ªos anteriores en 2007.
Tal vez, ese fuera el plan, pero la visibilidad que ha adquirido el asunto frena su puesta en pr¨¢ctica. A mediados de diciembre del a?o pasado, los T-72 del Faina segu¨ªan montados sobre bateas en un cuartel a las afueras de Nairobi a la espera de ser enviados a su destino, seg¨²n se desprende de una gesti¨®n que el embajador Ranneberger lleva a cabo ante el Gobierno de Kenia.
El diplom¨¢tico advierte al primer ministro, Raila Odinga, de que "cualquier nuevo traslado de los carros, v¨ªa Uganda o cualquier otro lugar, violar¨ªa la legislaci¨®n de EE UU y podr¨ªa desatar sanciones aplastantes" contra su pa¨ªs. La amonestaci¨®n sorprende a los kenianos, quienes se sienten "muy confusos" por lo que ven como un cambio de actitud y se?alan que "los env¨ªos anteriores se han consultado con EE UU", seg¨²n escribe el diplom¨¢tico en su informe (documento 240168). Los carros de combate ucranios siguen retenidos en Kenia.
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