Stieg Larsson escribe a Julian Assange
Querido amigo Julian:
No sabes cu¨¢nto siento que el destino me impidiera poder narrar los detalles de tu gran desaf¨ªo. En parte, porque me recuerdas a una mezcla de los protagonistas de mi saga Millennium, los personajes Michael Blomkvist y Lisbeth Salander, y tambi¨¦n porque te has atrevido a hacer algo que yo ni siquiera habr¨ªa podido imaginar, trasladar la lucha por la transparencia democr¨¢tica al escenario internacional.
Con todo, hay una primera lecci¨®n que puede aprenderse de lo ocurrido. Est¨¢ bien organizar todo ese l¨ªo medi¨¢tico, pero dejando a los responsables fuera del ojo p¨²blico. El af¨¢n de protagonismo personal facilita despu¨¦s las posibles vendettas de los m¨¢ximos afectados, si es que ¨¦ste fuera tu caso. El verdadero valor de todo hacker idealista, como era mi Salander, es que le motivaban m¨¢s los resultados que la exhibici¨®n medi¨¢tica; no importan las caras, lo relevante son las ideas que sostienen a la organizaci¨®n.
Vamos a asistir a la primera guerra mundial en el ciberespacio
Vayamos a lo sustantivo, a lo que has montado. Lo primero, y m¨¢s importante, es que hayas mostrado el inmenso potencial de Internet, que es la ¨²nica cultura que hoy comunica al mundo. No s¨®lo resulta ¨²til para nuestras comunicaciones interpersonales cotidianas o para establecer redes personales de encuentro. Puede colaborar tambi¨¦n, bien sintonizada a los medios de comunicaci¨®n tradicionales, para impactar sobre la conciencia y el escenario de la pol¨ªtica global. Dicha asistencia de los medios tradicionales es imprescindible porque sin ella no hay forma de reducir la complejidad de tan inmensa cantidad de informaci¨®n disponible. Son ellos quienes saben c¨®mo traducirla despu¨¦s en noticias de impacto, en discernir lo que es importante y establecer prioridades. Ellos tambi¨¦n saben blindar, con la astucia que han ido adquiriendo como guardianes de la libertad de expresi¨®n, las posibles interferencias que ponga el establishment pol¨ªtico a los datos que vayan saliendo. Son asimismo quienes luego han de responder, rendir cuentas, ante sus lectores, algo de lo que tu organizaci¨®n probablemente carece. Alguien tiene que velar porque no todo lo que pueda exhibirse deba serlo al final; la deontolog¨ªa period¨ªstica deber¨ªa cubrir a cuanto se hace p¨²blico. El que vaya a serlo no lo podemos dar por hecho, pero ah¨ª es donde entramos los ciudadanos, eso es lo que todos nosotros habremos de saber enjuiciar.
Otro aspecto relevante de tu caso es que ha sacado a la luz la aparici¨®n de un nuevo poder global, las redes de grupos de hackers o de activistas pol¨ªticos de nuevo cu?o, que tienen la capacidad de entorpecer, e incluso paralizar, a los poderes pol¨ªticos establecidos. Puede que sean rid¨ªculos en comparaci¨®n con la pulida geometr¨ªa jer¨¢rquica de los Estados, y que en ellos prevalezca un exceso de voluntarismo, pero han demostrado ya que el poder no fluye en una ¨²nica direcci¨®n ?recordemos el caso de la campa?a de Obama, el primer presidente de los Estados Unidos de la era de Internet?, o todo lo que est¨¢ saliendo a la luz en Wikileaks. En parte como reacci¨®n a tu detenci¨®n, muchos de estos grupos han empezado ya a organizarse, a comunicarse entre ellos, lo cual anticipa una mayor coordinaci¨®n de esta invisible galaxia global de hackers en red. El problema, como seguramente no ignoras, es que todo poder llama a la creaci¨®n de resistencias frente a ¨¦l. No habr¨¢ consenso para una regulaci¨®n seria de las transacciones econ¨®micas internacionales, pero no te quepa duda de que s¨ª se conseguir¨¢ para intentar poner l¨ªmites a este nuevo oc¨¦ano de libertad en que se ha convertido Internet y su potencial comunicativo. Vamos a asistir a una interesante batalla librada en este nuevo espacio invisible en el que ya casi todos habitamos. A la primera guerra mundial en el ciberespacio.
Por otra parte, la garant¨ªa de nuestra libertad ha sido siempre la imposici¨®n de l¨ªmites al ejercicio de los poderes, de todos ellos. ?Qui¨¦n controla a los controladores? Vosotros ejerc¨¦is, como hac¨ªan mi hacker y el periodista Blomkvist, una labor fundamental de permitir el acceso a informaciones de inter¨¦s p¨²blico relevante y a aumentar la transparencia, pero ?qui¨¦n os controla a ti y a los otros en un mundo sin los l¨ªmites del Estado de derecho? ?Qu¨¦ garant¨ªas tenemos de que todo lo desvelado refleja, en efecto, las acciones torticeras del poder y aquello sobre lo que podamos encender las se?ales de alarma de una democracia amenazada? Algo hemos dicho al respecto al hablar de la necesaria colaboraci¨®n de los medios. ?Qu¨¦ va a pasar con la leg¨ªtima protecci¨®n de datos? ?Es habitable un mundo sin una efectiva protecci¨®n de la privacidad? ?C¨®mo no cegarnos ante tanto exceso de luz? Son tantas preguntas... ?C¨®mo lamento no haber podido llegar a fabular sobre ellas!
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