Las libertades est¨¢n en juego
La revelaci¨®n de la fragilidad de las libertades en el entorno digital es una de las principales consecuencias que est¨¢ teniendo el fen¨®meno Wikileaks. En pleno siglo XXI, las v¨ªas electr¨®nicas no proporcionan las b¨¢sicas garant¨ªas que son exigibles a cualquier entorno de convivencia.
Vemos empresas, por ejemplo, que niegan su servicio de alojamiento en Internet a aquellos que transmiten cierta informaci¨®n, justo despu¨¦s de recibir llamadas de representantes de los poderes establecidos y afectados por las revelaciones; otras empresas gestoras de pagos online que congelan cuentas de clientes a su discreci¨®n, alegando actividades ilegales pero sin que ning¨²n juez lo haya dictaminado. Ataques inform¨¢ticos permanentes a los sitios web de Wikileaks. Empresas gestoras de servidores de DNS (el sistema de conversi¨®n de nombres a n¨²meros que permite que el internauta vea las p¨¢ginas de Wikileaks cuando escribe "wikileaks.org" en el navegador), que dejan de dar servicio a su cliente "por sufrir ataques" a sus sistemas.
Podr¨ªa parecer propio de un sistema dictatorial, pero lo cierto es que las empresas aludidas se encuentran en EEUU. Quiz¨¢ haga falta una nueva entrega de documentos, a trav¨¦s de Wikileaks, para que podamos afirmar quien est¨¢ detr¨¢s de todo esto, pero mientras tanto parece que hoy la censura funciona, y su alcance efectivo es la totalidad del planeta.
Con todo esto sucediendo en un mundo que cada d¨ªa depende m¨¢s, para bien y para mal, de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y comunicaci¨®n, las libertades fundamentales est¨¢n en juego. Hoy, m¨¢s que nunca, es necesaria una llamada a la acci¨®n individual en defensa de esas libertades en el ¨¢mbito digital.
Wikileaks no es un fen¨®meno aislado
Afortunadamente, ni Wikileaks es un fen¨®meno aislado, ni ha aparecido por casualidad. Desde hace m¨¢s de veinticinco a?os existen corrientes de pensamiento y acci¨®n sensibles a estas cuestiones y que han dado la palabra al ciudadano. Desde el proyecto GNU y la Fundaci¨®n del Software Libre, que definieron la defensa de las libertades en el ciberespacio, y fueron impulsores del fen¨®meno Copyleft; pasando por la Fundaci¨®n de la Frontera Electr¨®nica, incansables trabajadores por los derechos en la red; la Fundaci¨®n del Software Libre de Europa, que promueve el desarrollo y la diseminaci¨®n de estas ideas en ¨¢mbitos como la ONU o la Uni¨®n Europea; o Wikimedia, una ingente organizaci¨®n global que persigue recoger el conocimiento y la sabidur¨ªa de la humanidad y ponerla a disposici¨®n sin restricciones. Todos ellos muestran que la sociedad hoy concibe la libertad de participaci¨®n y la transparencia como visi¨®n contempor¨¢nea del mundo, y que rechaza progresivamente el argumento del secretismo o la oscuridad, las restricciones artificiales y el aislamiento como presuntas soluciones en pro de un orden establecido falaz que Wikileaks ha desvelado, como ¨²ltima vuelta de tuerca y en colaboraci¨®n con un imprescindible y resucitado cuarto poder.
La persecuci¨®n a que se est¨¢ viendo sometida Wikileaks no parece tener fundamentos en una leg¨ªtima aplicaci¨®n de la ley. Cualquiera que conozca la realidad de la tecnolog¨ªa que sustenta un proyecto semejante sabe que pueden aparecer muchas instancias similares, con otros nombres y otras personas, y que toda la persecuci¨®n es una guerra perdida de antemano.
Sin embargo, el ataque a las libertades que ciertos c¨ªrculos de inter¨¦s deseaban desde hace a?os, como ocurri¨® tras los desgraciados hechos del 11-S, tienen ya su coartada "ideal". Qu¨¦ mejor ocasi¨®n para acudir a las "armas de destrucci¨®n digital masiva", que son capaces de hacer caer un servidor crucial (por ejemplo de nuestras empresas, aquellas que nos ayudan a mantener el Estado de Secreto). O al peligro de los hackers (n¨®tese la iron¨ªa: un hacker es en verdad una persona inteligente, exploradora, que asume desaf¨ªos del conocimiento. Un cracker es el que rompe sistemas. Decir que un hacker ataca bancos, o al gobierno, es como decir que una persona inteligente dise?a artefactos nucleares. No, no todas las personas inteligentes tienen esa afici¨®n.) O c¨®mo no mencionar los intereses nacionales, ese ente sin forma que gracias a Wikileaks ya no tiene tampoco color (o quiz¨¢ sea que tiene un ¨²nico color), para as¨ª establecer controles sobre el cifrado de datos, lo m¨¢s parecido al Gran Hermano. Qu¨¦ mejor momento para promover el control gubernamental del tr¨¢fico en Internet, o para mantener convenientes lagunas de regulaci¨®n en la protecci¨®n de los derechos de los internautas.
Puede que todo esto suene al alarmismo de una persona, como poco, pesimista. Sin embargo todas estos supuestos en realidad son ciertos ya hoy en d¨ªa, o han sucedido en alg¨²n momento reciente.
Est¨¢ en nuestras manos liderar el futuro a medida que emerge (en palabras del Dr. Otto Sharmer), y no permitir una sociedad de indiv¨ªduos en r¨¦gimen de aislamiento e impotencia. El desarrollo de los Derechos Humanos de Cuarta Generaci¨®n (una idea que han formulado entre otros el Dr. Javier Bustamante de la Universidad Complutense de Madrid, y que es materia de un proyecto integral de la Free Knowledge Foundation), tiene por objeto definir el marco conceptual sobre el que deber¨ªa apoyarse una legislaci¨®n que en todo caso debe propiciar una red con garant¨ªas para los ciudadanos; algo muy diferente al panorama que se nos presenta, como ha demostrado Wikileaks y los acontecimientos relacionados.
La batalla se libra alrededor de los derechos de los ciudadanos. El derecho a conocer la verdad y a que el enga?o no quede impune, y tambi¨¦n el derecho a no ser atropellados con la excusa del orden mundial. El fen¨®meno Wikileaks ha venido para quedarse, y la regulaci¨®n abusiva de Internet y los medios electr¨®nicos ya siempre encontrar¨¢ contestaci¨®n, porque ahora sabemos a qu¨¦ intereses responden esos abusos. El protagonista no es Assange, sino la ciudadan¨ªa. Gracias a las tecnolog¨ªas, tenemos la palabra; m¨¢s que nunca, las libertades est¨¢n en nuestras manos.
Pablo Mach¨®n es presidente de la Free Knowledge Foundation y miembro del consejo de la Free Software Foundation Europe
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