Wikileaks y la transparencia energ¨¦tica
Las filtraciones de Wikileaks que est¨¢n sacudiendo a la opini¨®n p¨²blica mundial tambi¨¦n hablan de energ¨ªa y no, en este caso, para contar cotilleos sino para mostrar la inseguridad que rodea la geopol¨ªtica del gas, del petr¨®leo y de la energ¨ªa nuclear. Los negocios del gas que tanto perjudican a la seguridad europea, el descontrol en torno a la energ¨ªa nuclear y la b¨²squeda de uranio, las cifras infladas del petr¨®leo, los riesgos en torno a oleoductos y rutas de abastecimiento, el desastre de la cumbre de Copenhague sobre cambio clim¨¢tico, son algunas de las revelaciones de estos documentos del Departamento de Estado norteamericano que confirman y ratifican los riesgos de mantener un sistema energ¨¦tico dependiente al 100% de fuentes energ¨¦ticas que no podemos controlar en absoluto, ni en sus costes, ni en sus precios ni en sus riesgos.
En Wikileaks tambi¨¦n se puede leer c¨®mo el Ministro del Petr¨®leo de Arabia Saud¨ª apoy¨® decididamente la energ¨ªa solar para evitar la mala imagen de los pa¨ªses petroleros que se opon¨ªan a la reducci¨®n de emisiones en la cumbre de Copenhague. El mismo doble lenguaje que se utiliza con las energ¨ªas renovables se aplica tambi¨¦n a la lucha contra el cambio clim¨¢tico. El precio del CO2 se va a multiplicar hasta 2020 y su impacto en la econom¨ªa va a ser mayor a partir de 2012, cuando los derechos de emisi¨®n no se repartan gratuitamente; mientras, tan s¨®lo una d¨¦cima parte de las empresas lo tienen en cuenta.
Cada vez es m¨¢s evidente que la pasividad va a resultar m¨¢s cara. La contaminaci¨®n atmosf¨¦rica ya provoca m¨¢s muertes que la carretera y se extiende como una nueva epidemia invisible con costes cada vez mayores. En nuestras costas es frecuente ver c¨®mo todos los a?os se repone la arena de las playas y los da?os de sus paseos mar¨ªtimos por los fen¨®menos cada vez m¨¢s extremos del clima y de los mares. La Agencia Espa?ola de Meteorolog¨ªa ha anunciado un incremento de 6 grados de la temperatura en los pr¨®ximos 60 a?os cuando el riesgo admitido tan solo es de 2 grados. ?Alguien ha calculado el coste econ¨®mico y de bienestar de un cambio tan espectacular? Ning¨²n gobierno piensa en periodos de d¨¦cadas y a pesar de que las evidencias crecen, se prefiere un discurso m¨¢s complaciente o simplemente ignorar el riesgo del cambio clim¨¢tico. Los resultados de la cumbre de Canc¨²n esconden una nueva falta de transparencia y la misma codicia que est¨¢ en el origen de la crisis financiera de 2008 y de la que en estos momentos ya se est¨¢ gestando.
La crisis de 2008 tuvo su origen en la subida de los precios del crudo en el verano de 2004 que acab¨® provocando la subida de los tipos de inter¨¦s y la ruina de las hipotecas basura. Seis a?os despu¨¦s el petr¨®leo vuelve a encarecerse; ahora deber¨ªamos estar advertidos. Todo el mundo parece saber el coste de las renovables pero nadie conoce el coste real de los combustibles f¨®siles y de la energ¨ªa nuclear a medio y largo plazo. De hecho las el¨¦ctricas se han resistido a comunicar a la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa el contenido de sus contratos de aprovisionamiento de gas natural incluso despu¨¦s de que la Audiencia Nacional desestimase en julio el recurso contencioso administrativo que presentaron el a?o pasado contra la Circular del regulador energ¨¦tico del 22 de diciembre de 2008. Mantener tanta opacidad solo cumple un objetivo: que el actual modelo energ¨¦tico no cambie, a¨²n a costa de ocultar la enorme factura que vamos a dejar a los futuros consumidores en t¨¦rminos de dependencia energ¨¦tica, mayor consumo de energ¨ªa y emisiones de CO2. Y a¨²n a costa de no difundir que los peque?os avances registrados, como la reducci¨®n de emisiones en el sector energ¨¦tico, se han debido a la mayor producci¨®n de renovables.
Urge resolver estas contradicciones: no se puede defender la creaci¨®n de empleo a trav¨¦s de la econom¨ªa verde con una regulaci¨®n que los destruye y deslocaliza la industria nacional de renovables; no se puede defender las renovables en los discursos e imponer, a la vez, un mayor consumo de carb¨®n y de gas. Es preciso pasar de una cultura energ¨¦tica que promueve el mayor consumo de combustibles f¨®siles a otra que se base en el ahorro de energ¨ªa y de emisiones de CO2. No se trata de crear nuevos impuestos, sino de incentivar fiscalmente los h¨¢bitos de ahorro sobre el despilfarro y promover de esta manera el uso racional de la energ¨ªa. Hace a?os lo conseguimos con la cultura del agua y hoy nadie lo cuestiona. Hagamos lo mismo con la energ¨ªa. Esa es la propuesta de corresponsabilidad de la Fundaci¨®n Renovables, porque esa nueva cultura energ¨¦tica no corresponde en exclusiva al consumidor el¨¦ctrico sino a todos los consumidores de energ¨ªa, en las empresas, el transporte, los hogares y las ciudades. Es una cuesti¨®n de equidad y de transparencia, la misma que nos hace creer firmemente que la sociedad civil no ha muerto.
Javier Garc¨ªa Breva es presidente de la Fundaci¨®n Renovables. | Comenta esta noticia en la red social de EL PA?S | La mayor filtraci¨®n de la historia | Preguntas y respuestas | Ir al especial
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.