D¨¦jales caer, T¨ªo Sam
Uno no sabe si alegrarse o indignarse por hallar un n¨²mero tan escaso de wiki-cables referidos a la Uni¨®n Europea. Numerosos mensajes descubren injerencias bilaterales -en Espa?a, Portugal, Alemania-; otros tantos reflejan una Europa con los ropajes de la OTAN. Pero los diplom¨¢ticos norteamericanos se refieren de manera muy indirecta al Tratado de Lisboa -la nueva se?a de identidad de la Uni¨®n- o a la crisis de la eurozona - salvo en lo que afecta a espa?oles o griegos. Este aparente desinter¨¦s, si embargo, contrasta con los informes acerca de las prioridades internacionales de la Uni¨®n remitidos puntualmente a Washington antes de cada Consejo de Asuntos Exteriores. La UE aparece tambi¨¦n como posible actor relevante en otros cables sobre el dossier nuclear iran¨ª. ?Qu¨¦ cabe deducir de este aparente sinsentido, de la convivencia de enormes zonas de sombra junto a un excesivo celo vigilante? Algunas sospechas se confirman, y se abren interrogantes por igual:
Lo primero es que deber¨ªamos rebajar un poco la obsesi¨®n total del presente por la econom¨ªa y las finanzas. Al menos en el micro-mundo diplom¨¢tico, la geopol¨ªtica y la caudillolog¨ªa asociada a esta a¨²n cuentan mucho, y construyen mundos paralelos con capacidad de cambiar las cosas. Pero ?cu¨¢nto? ?y c¨®mo?
Segundo, a ojos de su "amigo americano", la Uni¨®n Europea se ha rebajado a potencia sumergida, frente a una emergente Asia que despega. La Alta Representante europea, Catherine Ashton, reconoc¨ªa hace poco en Bruselas la deriva de la Uni¨®n en la estima de su socio. De poco le sirve a la UE su nuevo Tratado, ni ser la mayor econom¨ªa mundial por encima de la norteamericana y china, o la segunda potencia militar. La ausencia europea en los tejemanejes en China, Israel, o Latinoam¨¦rica, es un amargo recordatorio de su soledad: la UE se halla a merced de las grandes corrientes geopol¨ªticas y de los mercados. Est¨¢ m¨¢s lejos que ayer de EE UU, y sin amigos a¨²n entre las nuevas potencias.
En tercer lugar, el Presidente Obama, con la Reserva Federal al frente, se ha dedicado -p¨²blicamente, eso s¨ª- a llamar al orden fiscal a Atenas, Madrid, o al Banco Central Europeo, en vez de concretar la gran reforma financiera y del desarrollo prometida en el G-20. Quiz¨¢ es porque el euro, y la misma Uni¨®n Europea, se est¨¢n convirtiendo en un problema para EE UU y para los inversores, al igual que desde hace tiempo el d¨®lar lo es para los europeos y para el mundo, por los desequilibrios globales que genera. La UE no iba a ser nunca un rival; pero el euro quiz¨¢ podr¨ªa llegar a serlo. Entonces, ?a qu¨¦ se debe ese relativo silencio sobre la mayor crisis europea en d¨¦cadas? ?Ineptitud de embajadores, o de un Departamento de Estado que no ordena investigar los recursos de la Uni¨®n y las respuestas pol¨ªticas a la crisis? Lo cierto es que el ensimismamiento del d¨®lar ha ido de la mano de una falta de presi¨®n por parte europea para reformar de una vez los mercados y el rol de la divisa norteamericana.
Cuarto, para Obama la UE es esencialmente un complemento de la OTAN, antesala de una posible Gran Europa ampliada donde EE UU deje para s¨ª una considerable influencia discrecional. Existe una Europa "aliada"; pero no realmente una UE con estatus de "socio" o "actor global". En la Estrategia de Seguridad Nacional del pasado mayo, la UE se mencionaba ¨²nicamente dos veces, y una de ellas en referencia a su ampliaci¨®n, ligada siempre a la de la Alianza Atl¨¢ntica. En este punto, los mensajes interceptados acerca de un plan de defensa para pa¨ªses b¨¢lticos frente a la amenaza rusa, viene a coincidir en el tiempo con la aprobaci¨®n del llamado "Nuevo Concepto Estrat¨¦gico". ?Resultado? De momento, el margen de maniobra de la UE disminuye, por la vinculaci¨®n de Rusia y Europa en la direcci¨®n de los intereses de Washington -el escudo antimisiles- y por el posible desv¨ªo de recursos en perjuicio de proyectos europeos.
Finalmente, los responsables de la UE deber¨ªan tomar nota de su irrelevancia diplom¨¢tica. Si los europeos no reaccionan, pronto podr¨ªan salir a la luz mensajes peores, como el de este cable imaginario de un embajador norteamericano: "Bruselas, 1 de mayo de 2011. No hay avances tras los planes de rescate "PIGS + Italia". Esta circunstancia deber¨ªa aprovecharse para rebajar la tensi¨®n con Berl¨ªn, y respaldar su propuesta de rebajar dicho grupo a un "segundo c¨ªrculo de reparaci¨®n" del euro. Podemos plantearlo a cambio de concesiones futuras respecto a la ampliaci¨®n al Este y Turqu¨ªa. Para los diarios financieros, nuestra econom¨ªa puede soportar un derrumbe escalonado del euro, si antes la Reserva Federal cierra un acuerdo cambiario con Pek¨ªn. Se adjunta esquema del plan Nuevo Marshall para la pr¨®xima d¨¦cada. Bien conducido, el plan permitir¨ªa al d¨®lar reposicionarse, alimentar nuestra demanda interna, y dotarnos de margen para influir en el proceso de re-construcci¨®n europeo. Nuevo Marshall est¨¢ en consonancia con la frase off-the-record m¨¢s repetida aqu¨ª: "D¨¦jales caer, T¨ªo Sam".
Vicente Palacio es subdirector del Observatorio de Pol¨ªtica exterior (Opex) de la Fundaci¨®n Alternativas
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.