Cada vez menos cat¨®lica
El Vaticano, la primera instituci¨®n global de la historia, no sabe navegar en el mundo global
Una buena cata de los papeles de Wikileaks proporciona la mejor y m¨¢s precisa documentaci¨®n sobre el mapa del poder en el mundo en la primera d¨¦cada del siglo XXI. Todo cuadra en los cables del Departamento de Estado, fruto del trabajo de excelentes observadores y analistas. No puede sorprender la idea de una debilidad sin remisi¨®n que nos transmiten respecto a Europa; ni el tufo de corrupci¨®n, cleptocracia y despotismo que captan, apenas sin discontinuidades, en todo el mundo ¨¢rabe desde Marruecos hasta Irak. Tampoco sorprende la imagen que nos proporciona del Vaticano como un "poder cerrado, provinciano y anticuado" -en palabras del corresponsal en Roma, Miguel Mora-, a pesar de que se trata de la segunda potencia diplom¨¢tica del mundo, con legaciones en 177 pa¨ªses, detr¨¢s de Estados Unidos con 188, seg¨²n se encarga de recordar uno de los cables.
Los diplom¨¢ticos norteamericanos intentan despachar el asunto con el piadoso y socorrido argumento del problema de comunicaci¨®n. Seg¨²n se?alan, el aparato del Vaticano desconoce las nuevas tecnolog¨ªas y las relaciones p¨²blicas, no funciona la coordinaci¨®n pol¨ªtica y tiene la gesti¨®n de sus asuntos mundanos en manos de un grupo de ancianos casi todos italianos, con escasa capacidad para expresarse en ingl¨¦s, el idioma de la globalizaci¨®n. Las reacciones que suscitan en el mundo cat¨®lico estas revelaciones confirman la profundidad del problema. Benedicto XVI, a diferencia de anteriores pont¨ªfices, no se reconoce como un poder pol¨ªtico y diplom¨¢tico, y reivindica ¨²nicamente la influencia espiritual de su autoridad, tal como subrayaba el corresponsal religioso de La Vanguardia, Oriol Domingo, el pasado 19 de diciembre: "Esta visi¨®n recuerda la pregunta burlesca formulada en 1945 por el dictador Joseph Stalin a Winston Churchill y Theodore (sic) Roosevelt sobre cu¨¢ntas divisiones ten¨ªa el Papa, entonces P¨ªo XII. Los poderes norteamericano, estalinista y tantos otros coinciden en realizar un an¨¢lisis tan solo pol¨ªtico y econ¨®mico para enjuiciar la Iglesia".
Y sin embargo, la agenda pol¨ªtica y diplom¨¢tica que tiene la Santa Sede ante s¨ª es tan extensa y dif¨ªcil como la de la potencia internacional que fue y al parecer no quiere seguir siendo. Un tercio de sus fieles se halla en un continente, Am¨¦rica Latina, que "se siente marginada por el Vaticano". La atenci¨®n del Papa a las ra¨ªces cristianas de Europa, la unidad con los cristianos ortodoxos y las relaciones con el Islam, han situado a los cat¨®licos latinoamericanos en un segundo plano, seg¨²n estos cables. En los pa¨ªses donde resisten las comunidades cristianas m¨¢s antiguas, el fundamentalismo isl¨¢mico alienta una feroz persecuci¨®n, que con frecuencia llega al pogromo contra los seguidores de Roma. En la inmensa China, el catolicismo tiene prohibido ejercer su autoridad, sustituida por los obispos nombrados por el r¨¦gimen comunista.
La acci¨®n de la diplomacia vaticana, y sobre todo de la red capilar de sus sacerdotes y religiosos, se concentra, en otros asuntos de mayor enjundia doctrinal o moral, como la contracepci¨®n y el aborto, los matrimonios homosexuales o la investigaci¨®n en c¨¦lulas madre. Los cables del Departamento de Estado revelan que la Iglesia, y sobre todo lo que queda de su anta?o brillante diplomacia, mantiene despiertos los reflejos y su sinton¨ªa tradicional con el multilateralismo en pol¨ªtica internacional y su reformismo social. Su posici¨®n ante el desarme, el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, la guerra de Irak, el peligro nuclear iran¨ª, la pobreza, la crisis econ¨®mica o el cambio clim¨¢tico es la de un cl¨¢sico Gobierno moderado socialcristiano o socialdem¨®crata, que viene a ser lo mismo.
Distinta, en cambio, es la actitud competitiva frente al Islam de este Papa, al que Washington califica de euroc¨¦ntrico: "Ratzinger cree que Europa es la patria espiritual e hist¨®rica de la Iglesia y no est¨¢ dispuesto a ceder su propio continente a las fuerzas del secularismo o al Islam". Contrasta esta actitud combativa con la debilitada posici¨®n moral de la Iglesia en su propio territorio, erosionada por el esc¨¢ndalo que no cesa de los curas pederastas y las sucesivas rectificaciones primero en el reconocimiento de las complicidades jer¨¢rquicas y luego en su represi¨®n desde el interior mismo de la Iglesia.
Los cables y las reacciones nos dicen dos cosas. Que la primera instituci¨®n que quiso ser global en la historia -eso quiere decir cat¨®lica- tiene dificultades para seguir si¨¦ndolo. Y que la actual jerarqu¨ªa vaticana apenas sabe reaccionar ante este amargo e imparable declive.
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