Un v¨ªdeo pone contra las cuerdas al Gobierno de Bolivia
La filmaci¨®n de un soborno cuestiona la autenticidad de una conjura para matar a Evo Morales
Un v¨ªdeo difundido por la televisi¨®n boliviana amenaza con hundir la versi¨®n oficial sobre un compl¨® terrorista contra el presidente Evo Morales, que desemboc¨® en la muerte, en 2009, de tres ciudadanos extranjeros y el procesamiento de 39 opositores.
La grabaci¨®n muestra a un testigo clave de la fiscal¨ªa recibiendo un soborno de manos de un funcionario. Se trata de un eslab¨®n m¨¢s en la cadena de irregularidades que envuelven el caso, salpicado adem¨¢s por denuncias de anomal¨ªas procesales, fabricaci¨®n de pruebas, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
La oposici¨®n y numerosos analistas sostienen que la trama ha sido montada (o por lo menos infiltrada) por la seguridad del Estado, con asesor¨ªa cubano-venezolana, para liquidar pol¨ªticamente a los dirigentes autonomistas de la regi¨®n de Santa Cruz, verdadera piedra en el zapato del Gobierno. Esa misma versi¨®n le fue confiada a la Embajada de EE UU por una fuente cercana al caso, que facilit¨® los nombres de dos militares presuntamente implicados, tal y como relatan los cables diplom¨¢ticos publicados por EL PA?S el pasado 29 de diciembre.
El caso arranca el 16 de abril de 2009 en Santa Cruz, el m¨¢s rico de los departamentos del pa¨ªs por sus yacimientos de hidrocarburos y su tejido industrial. Ese d¨ªa la polic¨ªa asalt¨® un hotel y mat¨® al h¨²ngaro-boliviano Eduardo R¨®sza y a dos acompa?antes, un irland¨¦s y un h¨²ngaro. Otros dos extranjeros (un croata y otro h¨²ngaro) quedaron detenidos. Seg¨²n la versi¨®n oficial, R¨®sza era el cabecilla de un grupo de mercenarios contratados por los l¨ªderes cruce?os para impulsar la lucha separatista y asesinar a Evo Morales.
Entre los implicados estaba Ignacio Villa, ch¨®fer de R¨®sza, que en su declaraci¨®n acus¨® a importantes pol¨ªticos y empresarios de Santa Cruz. Pues bien, Ignacio Villa, alias El Viejo, un sujeto con antecedentes penales, aparece en un v¨ªdeo recibiendo 31.500 d¨®lares de un funcionario. "Esta es tu ¨²ltima plata... Esta tarde te est¨¢n poniendo medidas cautelares, quieren que te detengan, por eso tienes que cruzar la frontera ahora; si no, est¨¢s perdido", dice esta persona, que le da recomendaciones sobre c¨®mo actuar con los contactos en la vecina Argentina. El funcionario, cuya cara no llega a verse, ya ha sido identificado como Carlos N¨²?ez del Prado, un tipo que trabajaba en la Defensor¨ªa del Pueblo y que antes hab¨ªa pasado por la direcci¨®n de seguridad. N¨²?ez dimiti¨® apresuradamente el viernes y, seg¨²n algunos medios bolivianos, ha salido del pa¨ªs rumbo a Venezuela.
El v¨ªdeo ha desatado un esc¨¢ndalo. El presidente boliviano ha ordenado a la fiscal¨ªa que investigue el origen de la grabaci¨®n. En cualquier caso, el ministro de Gobierno (Interior), Sacha Llorenti, ha dejado claro que no permitir¨¢ "que se intente da?ar uno de los casos m¨¢s importantes de la vida del pa¨ªs". "Estamos hablando no solo de terrorismo, sino de un caso de separatismo", dijo el ministro.
No es el primer v¨ªdeo que pone contra las cuerdas al Gobierno. Unas im¨¢genes difundidas hace unas semanas mostraban a algunos agentes colocando armas junto a los cad¨¢veres de los tres "mercenarios" abatidos en el hotel de Santa Cruz. Seg¨²n la versi¨®n oficial, se hab¨ªan resistido, pero todos los indicios periciales apuntan a una ejecuci¨®n extrajudicial. Algunas fotograf¨ªas de los otros dos extranjeros supervivientes, brutalmente torturados, tambi¨¦n se han filtrado. Hungr¨ªa, Irlanda y Croacia han exigido explicaciones que el presidente Evo Morales se niega a dar.
La publicaci¨®n de los cables de Wikileaks provoc¨® la reacci¨®n airada del Gobierno boliviano. Seg¨²n el interlocutor de la Embajada de EEUU, R¨®zsa (un turbio personaje, veterano de las guerras de los Balcanes) no hab¨ªa sido contratado por los "grupos de autodefensa" cruce?os, sino por el coronel Jorge Santiesteban, entonces jefe de Inteligencia de la polic¨ªa, y su segundo, el capit¨¢n Walter Andrade, que encabezaron el asalto al hotel para desembarazarse de ¨¦l. No se sabe si R¨®zsa estaba al corriente de la trampa o si cay¨® en ella, pensando que ayudaba a sus paisanos de su natal Santa Cruz.
Las presiones oficiales y las irregularidades procesales del caso han llevado a la renuncia de algunos abogados de la defensa y a la huida del primer juez, Luis Tapia, al que el Gobierno de Brasil acaba de dar asilo pol¨ªtico.
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