Nos dirigimos a toda velocidad hacia los paisajes desconocidos de un mundo distinto pero no tenemos mapa de carreteras para llegar al destino. No sabemos c¨®mo se llega ni qu¨¦ hay all¨ª. S¨ª sabemos algo: este siglo en el que ya estamos instalados pertenece por el momento a dos grandes pa¨ªses, que ahora ya abarcan un tercio de la econom¨ªa mundial y una cuarta parte de su poblaci¨®n. Pero poco podemos decir de c¨®mo ser¨¢ la relaci¨®n entre las dos superpotencias y de ambas con el resto del mundo. La ¨²nica referencia, que viene de la guerra fr¨ªa, no vale, aunque algunos, en Pek¨ªn y en Washington, se empe?en en utilizarla.
El ascenso chino parece distinto al de cualquier otra superpotencia en la historia. Desde Pek¨ªn se insiste en que ser¨¢ pac¨ªfico y se recuerda la tradici¨®n de una pol¨ªtica exterior fundada en la buena vecindad y no en la expansi¨®n. No lo ven as¨ª muchos pa¨ªses asi¨¢ticos, que recelan cada vez m¨¢s del gigante que crece a sus puertas. Estados Unidos tambi¨¦n ascendi¨® de forma relativamente pac¨ªfica (v¨¦ase la guerra con Espa?a por Cuba y Filipinas) hasta que rompi¨® el per¨ªmetro americano de su influencia y se convirti¨® en un imperio y la mayor superpotencia militar de la historia.
No sirve como t¨¦rmino comparativo el de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. A diferencia del peculiar capitalismo dirigido chino, la econom¨ªa sovi¨¦tica fue un fracaso espectacular y nunca jug¨® papel alguno en relaci¨®n a las econom¨ªas occidentales. China tiene una aproximaci¨®n pragm¨¢tica y nada ideol¨®gica a sus relaciones exteriores, sin voluntad proselitista, ci?¨¦ndose meramente a la defensa de sus intereses. Pero sigue siendo un pa¨ªs totalitario, sometido a la f¨¦rula del partido ¨²nico, sin libertades p¨²blicas, sin pluralismo y sin Estado de derecho.
La visita de Hu Jintao a Washington es un buen momento para avistar este futuro. Su preparaci¨®n nos ha ofrecido uno de los mayores despliegues de discursos y art¨ªculos de las voces m¨¢s autorizadas en pol¨ªtica internacional, tanto de la Administraci¨®n norteamericana como de sus think tanks. En los d¨ªas inmediatamente anteriores, tres miembros del Gobierno han echado presi¨®n sobre China: Hillary Clinton respecto a los derechos humanos, Robert Gates respecto al desarrollo militar y Timothy Geithner sobre el yuan y la competencia desleal que sufren las compa?¨ªas extranjeras.
El ex secretario de Estado Henry Kissinger, pionero de la apertura hacia Pek¨ªn, ha apostado abiertamente por ¡°la construcci¨®n de un orden mundial emergente como una empresa conjunta¡±, a trav¨¦s de ¡°una comunidad pac¨ªfica¡± que organice el siglo XXI lejos de cualquier pol¨ªtica de bloques, con mecanismos de consulta en todos los ¨¢mbitos, la elaboraci¨®n de objetivos a largo plazo y la coordinaci¨®n de posiciones en las conferencias internacionales.
El fil¨®sofo del fin de la Historia, Francis Fukuyama, ha advertido, sobre las ventajas del sistema pol¨ªtico chino para tomar ¡°con gran rapidez decisiones de amplio alcance y complejidad con relativa eficacia, sobre todo en el terreno econ¨®mico¡±, en abierto contraste con ¡°la polarizaci¨®n y la rigidez ideol¨®gica¡± del sistema norteamericano, inquietante observaci¨®n aplicable al conjunto de los pa¨ªses occidentales. La idea de un modelo chino atractivo refuerza la imprescindible inclusi¨®n de una exigente pol¨ªtica de derechos humanos en la agenda de las relaciones internacionales de EE UU y de la Uni¨®n Europea, algo que no ¨²nicamente afecta a China.
Quien mejor ha descrito este reto ha sido Li Xiaorong, uno de los disidentes que Obama quiso recibir en los preparativos del viaje, en un art¨ªculo publicado por la New York Review of Books: ¡°EE UU debe predicar con el ejemplo. Debe tener un efecto en los cambios positivos en China y en todo el mundo por su respeto a los derechos humanos y su reforzamiento de la democracia en casa y su liderazgo global en el fomento de los derechos humanos como principio conductor de su pol¨ªtica exterior. Cuando EE UU elimina la tortura, protege la prensa libre o pone la asistencia sanitaria al alcance de todos, quienes promueven los derechos humanos y se expresan contra los abusos en ambientes hostiles pueden mantener la cabeza bien alta y continuar el dif¨ªcil combate que sostienen con grandes riesgos personales¡±.
Para este viaje con China hacia lo desconocido no sirven solo los hombres de negocios; se necesitar¨¢ cada vez m¨¢s a los militantes de los derechos humanos.
Comentarios
Muy buen post, Luis. Buen an¨¢lisis de prospectiva.
El mundo siempre fu¨¦ un bocado demasiado grande para un pa¨ªs, por potente que fuese, de ¨¦sto los chinos saben bastante, ya que fueron uno de los primeros pueblos en experimentarlo; m¨¢s de 20 siglos de historia lo confirman.
Si logramos superar los acuciantes problemas que nos afectan, que al parecer s¨®lo cr¨¦cen exponencialmente, poniendo as¨ª en peligro nuestra propia supervivencia -y la de la propia naturaleza- cada d¨ªa se ve el panorama cada vez m¨¢s amenazado por la ambici¨®n, la arrogancia, el fanaismo -producto de la ignorancia y la manipulaci¨®n- las interminables luchas de poder por el control de los recursos y de las mentes, y que por error o a causa de un accidente o fallo, nos exponen a una posible hecatombe de dimensiones gigantezcas.
La forma tan il¨®gica como antinatural en la que vivimos, junto a los absurdos valores y criterios por los que nos regimos, a los que habr¨ªa que sumar la incompetencia, la corrupci¨®n y el abuso, entre otros, nos est¨¢ acerc¨¢ndo demasiado al borde del abismo.
Cr¨¦o que ya va siendo hora de reflexionar y emplear nuestros conocimientos para beneficio de todos, no por bondad o filantrop¨ªa, sino en defensa propia, pues en realidad nos ata?e directamente a todos; al fin y al cabo pertenecemos a la misma raza -la humana- y lo que nos separan suelen ser dogmas absurdos, ideas preconcebidas y creadas en otras ¨¦pocas, para otros pueblos, con otras id¨¦as y conocimientos, y en otras condiciones, y que no tuvieron la ventaja de los avances cient¨ªficos que ahora pose¨¦mos.
La evoluci¨®n es una antorcha que deber¨¢ pasar de ¨¦poca en ¨¦poca, de un pueblo a otro, de una cultura a la siguiente, hasta que un nuevo ciclo de comienzo. Mientras tanto hablaremos muchas lenguas, hasta que encontremos otra manera de comunicarnos m¨¢s inteligente, y que de una vez por todas s¨¦a com¨²n a todas las etnias.
Los derechos humanos vienen autom¨¢ticamente cuando se hacen en un plano de igualdad y de respeto; mientras hayan las diferencias abismales de toda ¨ªndole que existen actualmente, todo proyecto caer¨¢ irremediablemente en saco roto. Un saludo
El presidente Hu Jintao, de China, que desde ayer se encuentra en Washington, fue calificado por la revista Forbes como el hombre m¨¢s poderoso del planeta. ?Qu¨¦ tan v¨¢lida es esta afirmaci¨®n? Si fuese en funci¨®n del Estado que representa, esta categorizaci¨®n resultar¨ªa prematura. Su anfitri¨®n en la Casa Blanca se encuentra a la cabeza de una naci¨®n que, a¨²n por varias d¨¦cadas, detentar¨¢ la primac¨ªa mundial. Ahora bien, mientras Obama se ve cercado por un Congreso de signo contrario, Hu podr¨ªa detentar un poder mucho m¨¢s amplio en su pa¨ªs. ?Es ¨¦ste el caso?Para comenzar hay que decir que el poder en China se ejerce hoy en forma mucho m¨¢s colectiva que en la era Mao. Diversas instancias burocr¨¢ticas e institucionales son responsables de las grandes decisiones. Ello impone l¨ªmites precisos al ejercicio del poder presidencial que, por lo dem¨¢s, debe coexistir con otra fuente de poder aut¨®nomo: la del Primer Ministro. Este ¨²ltimo cargo no emana de la autoridad presidencial sino de las mismas fuentes partidistas que eligen al Presidente. Por si lo anterior fuera poco, todo Jefe de Estado debe convivir con unas inconmensurablemente poderosas Fuerzas Armadas. Para mantener su influencia sobre estas ¨²ltimas los presidentes detentan, como un cargo adicional, la jefatura de la llamada Comisi¨®n Militar Central.Pero m¨¢s all¨¢ de las redes que rodean a la instituci¨®n presidencial, cabr¨ªa preguntarse: ?Cu¨¢nto manda este Presidente? La respuesta no es f¨¢cil, dada la opacidad misma del sistema. Sin embargo, un conjunto de elementos podr¨ªan aportar pistas en este sentido.En 2012 Hu abandonar¨¢ la presidencia, aunque a¨²n conservar¨¢ por un tiempo m¨¢s otros cargos. Quien ¨¦l deseaba dejar como sucesor era una de las dos figuras fulgurantes de la generaci¨®n de relevo: el viceprimer ministro Li Keqiang. Sin embargo, quien result¨® designado por el Comit¨¦ Central del partido para sucederlo fue la otra gran figura de esa generaci¨®n: el exalcalde de Shanghai y exgobernador de Fujian y Zheijiang Xi Jinping. Este ¨²ltimo, como ha rese?ado la prensa, no esconder¨ªa su lealtad hacia el antecesor de Hu: Jiang Zemin.El pasado 12 de enero cuando el secretario de Defensa de EEUU Robert Gates visit¨® Pek¨ªn, las Fuerzas Armadas chinas flexionaron sus m¨²sculos haciendo una prueba p¨²blica de su avi¨®n J-20, lo m¨¢s moderno de su parafernalia b¨¦lica. Hu habr¨ªa evidenciado su desconocimiento de ese hecho, a decir de Gates tras su encuentro con aquel. Seg¨²n muchos analistas ello confirmar¨ªa las sospechas de que existe una alta autonom¨ªa militar frente al poder civil.Finalmente, seg¨²n el excomisionado de la UE para Asuntos Exteriores, Chris Patten, existir¨ªa un marcado contraste entre el estilo cauteloso y pol¨ªticamente sofisticado de Hu y las innecesarias controversias sostenidas con los pa¨ªses vecinos en los ¨²ltimos meses. A su juicio, ello evidenciar¨ªa importantes concesiones del Presidente hacia los sectores duros del partido (The Straits Times, 13 enero). La afirmaci¨®n de que Hu es el hombre m¨¢s poderoso del mundo pareciera no sostenerse. Ello no quita, sin embargo, que el liderazgo colectivo de China haya resultado extraordinariamente efectivo en la consecuci¨®n de sus objetivos.
La verdad, desde nuestra posici¨®n occidental, el c¨®mo se maneja la gigantesca maquinaria burocr¨¢tica china y sus equilibrios internos de poder, resulta de dificil esclarecimiento. En todo Estado hay un s¨®tano oscuro, y el de China es bastante grande.
No obstante, no olvidemos que tambi¨¦n fue uno de los paises que experimentaron el auge de los emporios comerciales. B¨¢sicamente, es un pa¨ªs pragm¨¢tico. Los m¨¦todos de gobierno pueden variar, pero para garantizar la cohesi¨®n de su territorio siempre han usado una estrategia comercial agresiva y una fuerte organizaci¨®n cerrada, eso s¨ª, muy bien formada.
Tienen muy presente la era en que su apertura al Occidente en el XIX, a veces forzada, a veces permisiva, provoc¨® grandes transtornos y expectativas dispares. Es evidente que la situacion de gran debilidad de una estructura anticuada, era muy endeble, proclive a la nulidad y a la dependencia politica, como efectivamente pas¨®.
Han experimentado la asunci¨®n completa del ideario occidental (republicano, monarquico, comunista, capitalista) y han conocido sus consecuencias cuando se han acometido de forma repentina.
La breve rep¨²blica de Sun Yat Sen as¨ª lo mostr¨®. Los delirios de Mao, tambi¨¦n.
A¨²n as¨ª, Mao era consciente de la necesidad de la modernizaci¨®n del pa¨ªs, que acometi¨® de un modo muy parecido a los s¨®viets. Sus sucesores han procurado evitar sus excesos ideol¨®gicos, que ¨¦l mismo reconoc¨ªa en privado en su vejez, fueron un desastre.
Han creado un Estado burocr¨¢tico que funciona, al menos de forma solapada, como una diarqu¨ªa en escalaf¨®n.
Desde Deng Xiaoping, despu¨¦s, y la regularizaci¨®n de las relaciones con EEUU, antes, (Nixon), han reducido su pol¨ªtica a dos objetivos: La consolidaci¨®n y la autonom¨ªa China en pol¨ªtica, es decir, asegurar la supervivencia pol¨ªtica de su Estado y la integridad de su territorio.
S¨®lo ahora, aparece como una alternativa en apariencia exitosa, cuando lo unico evidente es la permanencia de un programa politico con unos objetivos claros. En suma, aparente estabilidad.Al contrario de lo que pudiera parecer, son maestros en tomar caminos sinuosos, pero la cima a la que quieren llegar siempre es la misma.
En los paises occidentales, dentro de lo que suponen los intereses y prioridades geopoliticas, lo cual no suele modificarse mucho, la alternancia pol¨ªtica en programas y sobre todo, objetivos finales, a largo plazo est¨¢ sujeta a muchos vaivenes. Esto es, en el caso que no haya pactos de Estado entre partidos democr¨¢ticos (normalmente s¨®lo usuales en casos de extrema necesidad). En realidad esto ser¨ªa lo deseable. Pero la democracia en su forma actual es b¨¢sicamente una m¨¢quina electoral un poco corta de vista. Falta pues, visi¨®n a largo plazo muchas veces, precisamente la herramienta m¨¢s necesaria contra la precariedad y la inestabilidad. Sin un proyecto s¨®lido, bien fundamentado y estable es muy dificil llegar a alguna parte. Especialmente en periodos de crisis prolongada, sujetos a muchas tentaciones de resolver por la via expeditiva ;)
Si deseais conocer a China, estudiad su historia. En ella est¨¢n escritos los anhelos de su presente, y sobre todo, su car¨¢cter.
Una gran transici¨®n de COMUNISTAS a NAZIS. Con raz¨®n los francocomunistas espa?oles aman a la China Nazi. ?Es ese el Gran Futuro del "capitalismo" europeo? Repiten y repiten y repiten los mismos errores.
?Se han dado cuenta del c¨ªrculo vicioso en que ha ca¨ªdo China?
Primero hizo una revoluci¨®n de tipo comunista para construir el para¨ªso proletario que acabar¨ªa con la explotaci¨®n y opresi¨®n pol¨ªtica de las masas. Luego se da cuenta de que el sistema de planificaci¨®n econ¨®mica no funciona y, por tanto, opta por el sistema capitalista. Pero este sistema capitalista generar¨¢ tarde o temprano una masa proletaria que inexorablemente se organizar¨¢ pol¨ªticamente en partidos pol¨ªticos de tinte comunista. Estas masas otra vez so?ar¨¢n con el fin de la explotaci¨®n y la opresi¨®n pol¨ªtica. Inevitablemente, habr¨¢ una nueva revoluci¨®n. Intentar¨¢n una vez m¨¢s planificar la econom¨ªa. Esta planificaci¨®n fracasar¨¢. La realidad los llevar¨¢ a instaurar una vez m¨¢s el capitalismo. Este nuevo capitalismo generar¨¢ un nuevo proletariado. Este proletariado se organizar¨¢ y pedir¨¢ una revoluci¨®n. La revoluci¨®n fracasar¨¢ y reinstaurar¨¢n el capitalismo. Y as¨ª hasta el infinito.
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