La polic¨ªa acompa?aba de vuelta a casa a las 'velinas' tras las fiestas de Berlusconi
Los sindicatos se rebelan y piden al ministro de Interior que ponga coto a "la concepci¨®n privada del Estado"
Barbara Guerra, una de las velinas que participaba en las fiestas bunga bunga de Arcore (y habitual tambi¨¦n en el Palacio Grazioli de Roma), ha admitido que fue acompa?ada a casa por los escoltas del presidente del Gobierno despu¨¦s de una de las veladas celebradas en la casa lombarda de Silvio Berlusconi. La revelaci¨®n ha provocado la indignaci¨®n y la revuelta de las fuerzas del orden. Los sindicatos policiales, "humillados por ser usados como taxistas de escorts (prostitutas de alto nivel)", denuncian la "concepci¨®n privada del Estado de un jefe del Gobierno que trata a la polic¨ªa como si fuera su 'staff' personal".
Hace un mes, cuando estall¨® el caso Ruby, algunos escoltas de Berlusconi se quejaron a trav¨¦s de Il Fatto Quotidiano del servicio paralelo que deb¨ªan realizar: proteger, escoltar y a veces llevar a casa a las prostitutas y azafatas televisivas que acuden a sus fiestas. Los sindicatos policiales han canalizado esas protestas aisladas y han pedido al ministro del Interior, Roberto Maroni, que defienda "la dignidad de la Polic¨ªa Estatal y ponga coto a las escoltas para los amigos de los amigos y tambi¨¦n para las amiguitas".
"Si no interviene el ministro", ha dicho a La Repubblica Felice Romano, secretario general del sindicato SIULP, "lo haremos nosotros denunciando todas las escoltas in¨²tiles. El Gobierno ha bloqueado el sueldo de los polic¨ªas pero no ha quitado un solo coche oficial. Faltan polic¨ªas en muchos sitios del pa¨ªs y el primer ministro los usa para sus asuntos personales. Haremos una cruzada contra esa verg¨¹enza y ese derroche".
Franco Maccari, de la central COISP, ha se?alado con iron¨ªa que quiere "aclarar con el jefe de la polic¨ªa si adem¨¢s de acompa?ar a las esposas o maridos de los escoltados a hacer la compra, y a sus hijos al colegio, los escoltas deber¨¢n ejercer desde ahora de taxistas de las 'escorts'".
El sindicato de centro-derecha, la UGL, tambi¨¦n ha protestado. Su l¨ªder, Filippo Girella, ha dicho que esa doble actividad "lesiona la profesionalidad de los polic¨ªas, es deprimente y va m¨¢s all¨¢ de nuestros deberes institucionales", y ha a?adido que "no es justo que los agentes pagados con el dinero de los contribuyentes sean obligados a hacer ese tipo de tareas. La se?ora Guerra pod¨ªa haberse ido a su casa en taxi".
El malestar entre la polic¨ªa, que estall¨® al conocerse que durante las fiestas las velinas se disfrazaban de polic¨ªas para bailar y desnudarse ante el magnate, es creciente tambi¨¦n en la Patrulla M¨®vil de Mil¨¢n, acusada por Berlusconi de haber proporcionado un "trato violento e ins¨®lito a sus invitadas durante los registros realizados los ¨²ltimos d¨ªas. "Es todo mentira", ha dicho un portavoz, "tratamos a todos los ciudadanos de modo c¨ªvico y respetuoso y a estos les hemos tratado todav¨ªa mejor. A algunos les invitamos incluso a comer algo porque se hizo tarde y era la hora del pranzo (almuerzo)".
La pol¨¦mica es bastante m¨¢s seria de lo que puede parecer por el tono que algunos emplean. El intento de deslegitimaci¨®n de los jueces y los ataques a las fuerzas del orden son el nudo central de la campa?a defensiva de Berlusconi, que intenta pintar toda la investigaci¨®n del caso, en el que est¨¢ acusado de prostituci¨®n de menores y concusi¨®n (abuso de su cargo), como "un atentado al estado de Derecho", seg¨²n se?al¨® en su segundo videomensaje.
En paralelo, algunos diputados del Pueblo de la Libertad han criticado a las fuerzas del orden por no haberles avisado "a tiempo de que el primer ministro estaba siendo investigado", achacando el hecho a que sus jefes fueron nombrados por el Ejecutivo de centro izquierda.
El secretario del sindicato SIULP, Felice Romano, ha replicado que "esta polic¨ªa que ahora critican es la misma que ha sido instrumento de propaganda de Berlusconi y sus ministros cuando se han dado golpes dur¨ªsimos a la mafia".
M¨¢s duro ha sido Franco Maccari, del COISP: "El primer ministro agrede, ofende, amenaza y traiciona a los poderes reconocidos por la Constituci¨®n, como el judicial, y mortifica a los servidores del Estado que llevan uniforme. Si Italia ha quedado reducida a un Estado en el cual un grupo de diputados se comporta como una secta y considera al jefe de Polic¨ªa un siervo, hasta el punto de esperar que pisotee la ley solo para plegarse a los deseos del primer ministro, es mejor irse a la T¨²nez de estas ¨²ltimas horas, que es ciertamente un pa¨ªs m¨¢s democr¨¢tico".
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