Objetivo: matar a Osama Bin Laden
Arabia Saud¨ª propuso unir las fuerzas de seis pa¨ªses para capturar o asesinar al jefe de Al Qaeda, seg¨²n revelan documentos secretos del Departamento de Estado de EE UU
Matar a Osama Bin Laden se ha convertido en una obsesi¨®n que ning¨²n mandatario internacional anuncia en p¨²blico, pero que desde hace a?os se confiesan al o¨ªdo. Arabia Saud¨ª propuso unir las fuerzas de seis pa¨ªses distintos para asesinar al dirigente de Al Qaeda y a su escudero, el pediatra egipcio Ayman al Zawahiri, los terroristas m¨¢s buscados del planeta, seg¨²n documentos diplom¨¢ticos secretos a los que ha tenido acceso EL PA?S.
La propuesta parti¨® del pr¨ªncipe saud¨ª Turki al Faisal, de 65 a?os, exdirector de los servicios secretos y uno de los hombres que mejor conoce a Bin Laden y la realidad afgana. Exembajador saud¨ª en Reino Unido y EE UU, se educ¨® en las universidades norteamericanas de Princeton y Cambridge, y antes del 11-S estuvo a punto de lograr lo que parec¨ªa imposible: que los talibanes entregaran a Arabia Saud¨ª al barbudo y escurridizo Osama cuando dirig¨ªa en Afganist¨¢n sus campos de entrenamiento terrorista.
La propuesta de dise?ar un plan conjunto de seis pa¨ªses para cazar a Bin Laden se produjo durante un encuentro del pr¨ªncipe saud¨ª con el embajador norteamericano James B. Smith, en febrero de 2010, en Riad. Turki al Faisal plante¨® que Arabia Saud¨ª, EE UU, China, Rusia, Afganist¨¢n y Pakist¨¢n "pod¨ªan unir fuerzas y compartir activos para capturar o matar" a los dirigentes de Al Qaeda. "Esto romper¨ªa el aura de invencibilidad de los terroristas y permitir¨ªa a EE UU declarar la victoria y avanzar (en Afganist¨¢n)", aventur¨® el hijo del rey Faisal, asesinado en 1975, una de las personas m¨¢s influyentes y mejor informadas del reino. El relato aparece en un cable secreto del Departamento de Estado de EE UU.
El pr¨ªncipe negoci¨® cara a cara en Afganist¨¢n con el mul¨¢ Mohamed Omar, aliado y protector de Bin Laden, la entrega del dirigente de Al Qaeda, considerado ya entonces una grave amenaza para Arabia Saud¨ª; pero tras un pacto verbal, el jefe talib¨¢n, que hoy continua huido, falt¨® a su compromiso. En aquellas negociaciones le acompa?¨® Nasim Rana, entonces jefe del poderoso y siniestro ISI, servicio secreto de Pakist¨¢n
El pr¨®ximo 11 de septiembre se cumplen 10 a?os de los ataques contra el World Trade Center en Nueva York, que causaron 3.000 muertos, sin que EE UU haya logrado descubrir el paradero de un tipo alto y desgarbado de 54 a?os que sostiene el Kal¨¢shnikov con su brazo izquierdo, se apoya en un bast¨®n, duerme en el suelo y se alimenta de verduras, yogur, sopa y pan afgano. Un hombre que ha logrado un sue?o que hace una d¨¦cada parec¨ªa una quimera: internacionalizar la yihad y extender el terror mediante alianzas con grupos asociados en todo el mundo. Decenas de c¨¦lulas locales, inspiradas en el discurso de Bin Laden, quitan el sue?o a los jefes de inteligencia de varios continentes.
El fracaso en la b¨²squeda de Bin Laden es una evidencia, pero los cables secretos del Departamento de Estado demuestran la importancia que los mandatarios occidentales daban primero a su captura y ahora a su muerte. En un informe confidencial de la embajada de EE UU en Londres, fechado el 2 de diciembre de 2009, se asegura que el ex primer ministro Gordon Brown dijo al presidente paquistan¨ª, Asif Al¨ª Zardari, durante una conversaci¨®n telef¨®nica "que Pakist¨¢n deber¨ªa liquidar a Bin Laden". La nota recoge el encuentro en Londres entre Brown y el primer ministro paquistan¨ª Gilani. El pol¨ªtico brit¨¢nico le reclam¨® extender su lucha contra el extremismo, acabar con los refugios terroristas e incrementar el di¨¢logo con India. Gilani estaba descontento con el taxativo lenguaje de Brown.
La comunidad internacional parece harta de la sospechosa desgana de los servicios secretos paquistan¨ªes (ISI) en la b¨²squeda de Bin Laden, ya que todo apunta a que el terrorista saud¨ª y Al Zawahiri se esconden frente a sus narices en la regi¨®n tribal del norte de Wazirist¨¢n, frontera entre Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, un territorio monta?oso de 11.585 metros cuadrados cuyas aldeas atacan los Predator, aviones no tripulados del ej¨¦rcito norteamericano.
Un cable confidencial de la embajada de EE UU en Dushanb¨¦, capital de la Rep¨²blica de Tayikist¨¢n, frontera con Afganist¨¢n, fechado en diciembre de 2009, es una buena prueba de ese malestar. El embajador Kenneth Gross informa a Washington de un encuentro con el general Abdullo Sadulloevich Nazarov, responsable del Comit¨¦ Nacional de Seguridad, en el que este expone el auge de grupos islamistas en su territorio y asegura que "podr¨ªamos haberlos destruido hace tiempo si otros pa¨ªses no hubieran manipulado a grupos terroristas para sus objetivos geopol¨ªticos".
"De hecho, en Pakist¨¢n, Osama Bin Laden no es un hombre invisible y muchos conocen su paradero en el norte de Wazirist¨¢n; pero cuando las fuerzas de seguridad intentan una redada en sus guaridas, el enemigo recibe el aviso de fuentes de las propias fuerzas de seguridad". Un gui?o claro hacia el servicio secreto paquistan¨ª ISI y sus inquietantes lazos con dirigentes terroristas de Al Qaeda, los talibanes y el grupo terrorista Lashkar-e-Tayba.
Las sospechas hacia los servicios secretos de Pakist¨¢n provienen especialmente desde India, su tradicional rival. Un cable secreto de la embajada norteamericana en Nueva Delhi, fechado en diciembre de 2006, recoge la opini¨®n de A. S. Dulat, exresponsable de la agencia de inteligencia exterior india RAW, quien asegur¨® a los diplom¨¢ticos que "si Pakist¨¢n quiere parar el terrorismo, puede hacerlo", y aconsej¨® que EE UU presionara todav¨ªa m¨¢s al entonces presidente Pervez Musharraf. Y fue todav¨ªa m¨¢s lejos: el ISI "permite a Osama Bin Laden estar libre".
?Qu¨¦ dicen los paquistan¨ªes? Durante una entrevista celebrada en 2009 con varios representantes norteamericanos, Rehman Malik, ministro del Interior de Pakist¨¢n, recibi¨® una pregunta muy directa de Gabrielle Giffords, la senadora dem¨®crata gravemente herida el pasado mes de enero en un atentado en EE UU en el que murieron ocho personas: "?Qu¨¦ saben ustedes del paradero de Osama Bin Laden?". Malik respondi¨®: "No tengo ni idea", y a?adi¨® que no cree que est¨¦ en su pa¨ªs. Un cable confidencial de la embajada en Islamabad recoge el encuentro y a?ade que, seg¨²n Malik, Bin Laden podr¨ªa haber viajado junto a su familia a Ir¨¢n. "Alternativamente, podr¨ªa estar escondido en Arabia Saud¨ª o Yemen, o quiz¨¢ muerto", a?adi¨® el ministro paquistan¨ª. La presencia de familiares del dirigente de Al Qaeda en Ir¨¢n se conoci¨® el a?o pasado cuando Iman, una de sus hijas, se present¨® en la embajada saud¨ª de Teher¨¢n y confes¨® que hab¨ªa huido de la casa en la que la reten¨ªan sus anfitriones. En Teher¨¢n hay, al menos, dos docenas de hijos, hijas pol¨ªticas, primas y nietos del terrorista.
Osama Bin Laden vive. Lo demuestran los v¨ªdeos y audios que protagoniza desde su fuga en 2001 a las cuevas de Tora Bora durante la invasi¨®n norteamericana en Afganist¨¢n. En el ¨²ltimo, emitido hace unos d¨ªas por la cadena Al Yazira, amenaza al presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy y asegura que ordenar¨¢ asesinar a los franceses secuestrados en N¨ªger si Francia no retira sus tropas de Afganist¨¢n.
La CIA perdi¨® su gran oportunidad de asesinar a Bin Laden. Fue en 1999, en el desierto de Kandahar (Afganist¨¢n), cuando el terrorista acompa?aba a un grupo de halconeros reales de Emiratos ?rabes Unidos que cazaban hubaras, un p¨¢jaro raro y bell¨ªsimo. El guardaespaldas de uno de los pr¨ªncipes inform¨® de la situaci¨®n del campamento. Los Predator calentaron motores, pero George Tenet, entonces jefe de la CIA, se opuso. La Casa Blanca negociaba una venta de aviones por 8.000 millones de d¨®lares a Emiratos. Matar a Bin Laden sin que el s¨¦quito real sufriera bajas era muy dif¨ªcil. Desde entonces, todas las informaciones recibidas por la CIA han resultado un fiasco.
Arabia Saud¨ª juega un papel central en el conflicto afgano por su relaci¨®n con los dirigentes de ese pa¨ªs, de Pakist¨¢n, su poder econ¨®mico y liderazgo en el mundo musulm¨¢n. La propuesta del pr¨ªncipe Turki Al Faisal para unir las fuerzas de seis pa¨ªses en la captura de Bin Laden tuvo lugar semanas antes de que Richard Holbrooke, embajador especial de Obama para Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, visitara Riad. Holbrooke falleci¨® el pasado mes de diciembre por un desgarro de la aorta sin ver cumplido su sue?o de atrapar al jefe de Al Qaeda. Zardari, presidente de Pakist¨¢n, asisti¨® en Washington al funeral del diplom¨¢tico.
El informe secreto donde se recoge este plan relata la conversaci¨®n que el embajador de EE UU en Riad mantuvo con un alto mando de los servicios secretos saud¨ªes, y las reticencias de ¨¦ste ¨²ltimo a informar sobre la mediaci¨®n que su "canales de inteligencia" mantienen con jefes talibanes y oficiales afganos. "Las conversaciones son delicadas y teme que la implicaci¨®n de EE UU pueda hacer descarrilar sus progresos", se?ala el cable.
Un informe secreto de Colin Powell fechado el 3 de noviembre de 2001 y titulado El futuro de Afganist¨¢n auguraba: "Eliminar a Bin Laden y sus asociados de Afganist¨¢n es solo el primer paso del proceso". Cuando se van a cumplir 10 a?os de la invasi¨®n, el jefe de Al Qaeda, salafista y asceta hasta la m¨¦dula, sigue vivo y el proceso no ha terminado con ¨¦xito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.