"Tengo una obsesi¨®n con el suicidio"
Melchert-Dinkel, que asegur¨® estar "obsesionado con el suicidio", se enfrenta a 15 a?os de prisi¨®n por dos delitos incitar a j¨®venes a acabar con su vida
Elaine, madre del joven Mark Dybrough, que se suicid¨® en 2005 a los 32 a?os, abri¨® el diario brit¨¢nico The Sunday Mercury el 5 de mayo de 2008 y, ojeando sus noticias, se encontr¨® con un nombre familiar: Li Dao. Era el nombre de la enfermera norteamericana que hab¨ªa entrado en supuesto pacto de Internet con su hijo para suicidarse. Titulaba el diario: "Un monstruo de Internet se hace amigo de los d¨¦biles para poder verles morir online". Escrib¨ªa la periodista Fionnuala Bourke sobre la experiencia de Sarah Dove [el nombre es un pseud¨®nimo], una ex adicta a la hero¨ªna de 35 a?os a la que William Melchert-Dinkel hab¨ªa intentado incitar al suicidio: "Para ganarse su confianza, Falcon Girl [otro de los nombres que usaba Li Dao] le dijo a Sarah que previamente hab¨ªa ayudado a un hombre de Birmingham de 32 a?os a matarse en 2005. Dijo que hab¨ªa visto al hombre morir con su c¨¢mara y le pidi¨® a Sarah que se comprara una, para poder verla morir tambi¨¦n".
A Elaine no le quedaba duda: ese joven de 32 a?os era su hijo Mark. Ella ya albergaba sospechas de que la tal Lio Dao era una s¨¢dica que incitaba a la muerte, no una persona con tendencias suicidas. Como en la informaci¨®n se mencionaba a Celia Blay, maestra jubilada de 65 a?os que hab¨ªa seguido la pista al enfermero que se escond¨ªa tras aquellas falsas identidades, contact¨® con ella. Por entonces, Celia hab¨ªa podido hablar con el enfermero Melchert-Dinkel, a trav¨¦s de un programa de chat.
Con la guardia baja, ese padre de familia de Minesota hab¨ªa aceptado hablar a trav¨¦s de videoc¨¢mara. Celia hab¨ªa logrado hacerle una foto a la pantalla del ordenador con su tel¨¦fono y que el enfermero le pasara, finalmente, una foto suya. En aquella conversaci¨®n, que luego pondr¨ªa en manos de las autoridades norteamericanas, el enfermero le hab¨ªa confesado que hab¨ªa llegado a incitar al suicidio a adolescentes de 15 a?os. Celia le dio finalmente a Elaine el verdadero nombre de aquel ¨¢ngel de la muerte, una informaci¨®n que hab¨ªa logrado a trav¨¦s de un registro de conexiones a la Red: William Melchert-Dinkel. Ambas comenzaron una campa?a para cazarle en EE UU.
Por aquel entonces, la polic¨ªa del condado de Ramsey, en Minesota, ya le pisaba los talones a Melchert-Dinkel. Los detectives hab¨ªan recibido diversos correos de Celia, desde Reino Unido. Uno de ellos proven¨ªa rebotado de una direcci¨®n de Yahoo que tambi¨¦n era propiedad del enfermero de 48 a?os. Finalmente, el 1 de julio de 2009, el sargento William Haider acudi¨® a su residencia familiar. "Ya s¨¦ por qu¨¦ viene", le dijo. Seg¨²n explic¨® el agente en su declaraci¨®n jurada: "Melchert-Dinkel admiti¨® haber usado [las direcciones de correo asociadas con Falcon Girl y Li Dao] junto con el nombre Cami para asesorar, incitar y crear pactos de suicidio, t¨ªpicamente por la v¨ªa del ahorcamiento, con diversos internautas... durante los pasados cuatro o cinco a?os... y estima que ha ayudado o incitado a unas cinco personas a cometer suicidio a trav¨¦s de la Red usando su ordenador".
El enfermero le entreg¨® al agente su ordenador, que se ha usado como prueba en el juicio. Seg¨²n revel¨® posteriormente la cadena de televisi¨®n canadiense CBC, Melchert-Dinkel acudi¨® esa misma noche al servicio de emergencias de un hospital cercano, con una evidente crisis de ansiedad, diciendo: "Estoy obsesionado con el suicidio". La polic¨ªa, mientras, encontr¨® sus conversaciones con la estudiante canadiense Nadia Kajouji, que se hab¨ªa suicidado en marzo de 2008 saltando a un r¨ªo. Los agentes de EE UU contactaron con los de Canad¨¢ y con Celia Blay y Elaine Dybrough, en Reino Unido. Recabaron pistas suficientes para abrir un caso. La demanda se present¨® el 23 de abril del a?o pasado.
Se presentaron contra Melchert-Dinkel dos cargos de "asistencia al suicidio", aplicados hasta entonces a casos de eutanasia en enfermos terminales. La pena m¨¢xima a la que se enfrenta es de 15 a?os de prisi¨®n y 30.000 d¨®lares [21.800 euros al cambio actual] por cada uno. "Haci¨¦ndose pasar por una joven, amable y simp¨¢tica mujer que trabajaba como enfermera en una sala de urgencias de un hospital, incitaba a la gente cometer suicidio", dijo el fiscal en su acusaci¨®n formal. "Admiti¨® que sab¨ªa que la asistencia en el suicidio era ilegal, y espec¨ªficamente que es ilegal en Minesota... Admiti¨® haber entrado en pactos de suicidio con unas 10 u 11 personas de todo el mundo a trav¨¦s de Internet. Admiti¨® haber pasado de asistir en el suicidio a incitar al suicidio".
Melchert-Dinkel, es cierto, no ha negado dar informaci¨®n copiosa sobre el suicidio ni estar fascinado por la muerte autoinfligida. Pero sus abogados han armado una estrategia de defensa que se fundamenta sobre la base de la libertad de expresi¨®n. En EE UU, la primera enmienda constitucional ampara cualquier tipo de discurso personal, siempre que no sea una incitaci¨®n directa y con resultados tangibles a cometer un crimen. Si eso es lo que hizo el enfermero que se escond¨ªa tras las fachadas dulces y amables de Li Dao, Falcon Girl y Cami D, tres ¨¢ngeles de la muerte, es algo que ahora dirime el juez Thomas Neuville, quien acab¨® de escuchar los alegatos de los abogados del caso el pasado jueves.
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