El embajador norteamericano en M¨¦xico, noqueado por los papeles de Wikileaks
El presidente mexicano reconoce en Washington su malestar con el diplom¨¢tico por sus cr¨ªticas al Ej¨¦rcito en uno de los cables filtrados
"?Ya sabes que el presidente Calder¨®n y el embajador Pascual ni siquiera se hablan?". El rumor corr¨ªa desde hace semanas por los mentideros pol¨ªticos y diplom¨¢ticos de la ciudad de M¨¦xico, pero ni en Los Pinos -la residencia oficial del presidente- ni en la Embajada de EE UU en M¨¦xico soltaban prenda sobre la supuesta ruptura de relaciones entre el presidente Felipe Calder¨®n y el embajador Carlos Pascual. El desencuentro se inici¨® a ra¨ªz de la publicaci¨®n en EL PA?S de los papeles del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks. En concreto, del cable 240473 , escrito por el embajador norteamericano el 17 de diciembre de 2009 -solo unas horas despu¨¦s de la ca¨ªda del narcotraficante Arturo Beltr¨¢n Leyva- y publicado por este peri¨®dico el 2 de diciembre de 2010.
En el despacho, firmado por Carlos Pascual, se aseguraba que la localizaci¨®n y muerte del poderoso narcotraficante fue posible gracias a la informaci¨®n suministrada a la Marina mexicana por los servicios de inteligencia norteamericanos. Pero no se quedaba ah¨ª. El embajador explicaba que, en un primer momento, tan valiosa informaci¨®n fue transmitida a la Secretar¨ªa de la Defensa (SEDENA), pero que el Ej¨¦rcito no la hab¨ªa llevado a buen puerto debido a su lentitud y su aversi¨®n al riesgo. "Nuestros servicios", escribi¨® Pascual, "transmitieron la informaci¨®n originalmente al SEDENA, que se neg¨® a actuar con rapidez y reflej¨® una aversi¨®n al riesgo que ha costado a la instituci¨®n una victoria principal contra el narcotr¨¢fico". Fue ese p¨¢rrafo, seg¨²n todos los indicios, el que hizo montar en c¨®lera a Felipe Calder¨®n. Una c¨®lera que se mantuvo a duras penas entre los muros de palacio hasta que, el pasado 22 de febrero, el presidente se despach¨® a gusto durante una amplia entrevista publicada por El Universal. El director del diario, Roberto Rock, pregunt¨® a Calder¨®n:
-?Cu¨¢l es su opini¨®n sobre los cables que exhibi¨® Wikileaks?
-Ah¨ª los embajadores o quienes generaron los cables le echaron mucha crema a sus tacos. Siempre quer¨ªan levantar sus propias agendas ante sus propios jefes, y han hecho mucho da?o por las historias que cuentan y que, la verdad, distorsionan. Hay muchos casos de los que no vale la pena hablar.
-?Puede citar un cable en particular?
-Los que hablaban de la descoordinaci¨®n entre las distintas dependencias. Yo al embajador estadounidense no tengo por que decirle cu¨¢ntas veces me re¨²no con el gabinete de seguridad ni qu¨¦ digo; la verdad es que no es un asunto de su incumbencia. No acepto ni tolero ning¨²n tipo de intervenci¨®n. Pero la ignorancia del se?or se traduce en una distorsi¨®n de lo que ocurre en M¨¦xico y se cae en una afectaci¨®n y una molestia en nuestro propio equipo.
"La ignorancia del se?or....". Ah¨ª es nada. El presidente de M¨¦xico llamando ignorante al embajador de los Estados Unidos. Sin embargo, el embajador Carlos Pascual sigui¨® en su puesto. Los rumores sobre el desencuentro, ya muy bien asentados en las propias declaraciones del presidente, siguieron creciendo hasta que, este jueves, Felipe Calder¨®n lleg¨® a Washington para entrevistarse con Barack Obama. En una reuni¨®n previa con periodistas y editores de The Washington Post, el presidente mexicano volvi¨® a expresar su malestar con el embajador. Seg¨²n public¨® el propio diario en su web, Calder¨®n se refiri¨® al cable donde Pascual acusa al Ej¨¦rcito de ser lentos, estar mal preparados y sufrir aversi¨®n al riesgo: "Es dif¨ªcil cuando ves el coraje del Ej¨¦rcito. Por ejemplo, ellos han perdido probablemente 300 soldados... y de pronto alguien en la embajada americana dice que no son lo suficientemente valientes". De forma sarc¨¢stica, Calder¨®n cont¨® a los periodistas del Post que en M¨¦xico existe una expresi¨®n que dice: "No me ayudes, compadre". Y a?adi¨® que la confianza es "algo dif¨ªcil de construir y muy f¨¢cil de perder". M¨¢s claro, agua. Si bien, cuando los periodistas preguntaron al presidente Calder¨®n si estaba dispuesto a seguir trabajando con el embajador Pascual, respondi¨®: "Tal vez hablar¨¦ de esa cuesti¨®n con el presidente Obama".
No trascendi¨® si finalmente Calder¨®n y Obama hablaron sobre el posible relevo de Pascual, pero se da por hecho que, noqueado por la publicaci¨®n de los papeles de Wikileaks, el actual embajador es hoy por hoy una pieza inservible en el siempre complicado engranaje de las relaciones entre M¨¦xico y Estados Unidos.
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