?Refugiados o inmigrantes? Una decente pol¨ªtica de cuotas
Desde que comenzaron las protestas en el norte de Africa en diciembre del a?o pasado a¨²n no ha habido peticiones de asilo y refugio en Espa?a. Es un dato bastante significativo y l¨®gico al mismo tiempo. Significativo porque indica que no va a haber una avalancha de ciudadanos que vayan a salir de los pa¨ªses en conflicto de forma masiva, por lo menos de momento, y l¨®gico porque la mayor¨ªa de refugiados, entendiendo que son personas que han salido de su pa¨ªs por razones pol¨ªticas, religiosas o ideol¨®gicas, suelen quedarse en los pa¨ªses vecinos al suyo. Siempre existe la esperanza de que las circunstancias cambien y poder as¨ª volver a corto plazo. Naciones Unidas calcula que s¨®lo el seis por ciento de ellos llega al Primer Mundo.
De Libia han salido por tierra m¨¢s de trescientas mil personas, la mayor¨ªa inmigrantes del ?frica subsahariana, Paquist¨¢n, Bangladesh, T¨²nez y Egipto. Todos ellos hab¨ªan acudido a Libia a trabajar en la industria petrolera. Una vez instaurada la paz, muchos volver¨¢n. Pero estos individuos no son refugiados, a pesar de que en numerosos medios de comunicaci¨®n as¨ª se les denomina.
Hasta el momento, lo m¨¢s espectacular para los que quieren sacarle r¨¦dito pol¨ªtico a la situaci¨®n norteafricana son las barcazas repletas de subsaharianos, en primer lugar, y tunecinos o libios en segundo, que est¨¢n llegando a la isla de Lampedusa en Italia.
Los ciudadanos tunecinos y libios, la mayor¨ªa hombres j¨®venes que han decidido embarcarse hacia el Primer Mundo, huyen de la falta de oportunidades. Los subsaharianos que van en esas embarcaciones, son personas que escaparon originalmente de conflictos civiles o de la pobreza pero que llevaban tiempo atascados en Libia. No deber¨ªamos olvidar la frase de Gadafi, una vez iniciada la crisis libia, amenazando con enviar barcazas "llenas de negros" que llegaran a los pa¨ªses europeos del Mediterr¨¢neo. Est¨¢ cumpliendo su promesa.
De todas formas, este hecho tampoco es una novedad ya que hace mucho tiempo que ese flujo migratorio se est¨¢ desarrollando y jam¨¢s ha llegado a niveles preocupantes. Aunque, eso s¨ª, cuando les conviene, algunos pol¨ªticos populistas y xen¨®fobos lo intentan utilizar como espantap¨¢jaros electoral.
Berlusconi, que ahora se rasga las vestiduras por la llegada de estas barcazas, no hab¨ªa abierto la boca mientras estaban en vigor los acuerdos que hab¨ªa firmado no solo con T¨²nez sino tambi¨¦n con su amigo Gadafi, gracias a los cuales cada inmigrante que llegaba a Lampedusa era devuelto a un m¨®dico precio o a cambio de suculentos negocios, tal como denunciaron en su d¨ªa Amnist¨ªa Internacional y Naciones Unidas. Recordemos que las exportaciones de armas de Italia a Libia crecieron espectacularmente en los ¨²ltimos seis a?os.
Todav¨ªa es pronto para adelantar qu¨¦ pasar¨¢ en las pr¨®ximas semanas o meses pero es muy posible que los movimientos migratorios aumenten de forma moderada y ese es el momento de demostrar la talla moral de Europa. No se trata solo de un problema de solidaridad sino de decencia y dignidad.
Los europeos, que tanto nos ha costado reaccionar ante las matanzas de Gadafi, pero que tanto hemos aplaudido desde la derecha a la izquierda las demandas de democratizaci¨®n de los pa¨ªses del norte de ?frica y de Oriente Medio, tendremos que ser consecuentes y apostar por una pol¨ªtica de cuotas a la hora de dar una salida a esos inmigrantes.
Las cuotas o el tradicionalmente llamado reasentamiento permiten ofrecer protecci¨®n individual a las personas al mismo tiempo que son un mecanismo solidario para distribuir responsabilidades entre los diferentes Estados y no dejar todo el problema en manos del primer pa¨ªs de acogida.
Ya con los m¨¢s de 300.000 refugiados de Kosovo se practic¨® esta pol¨ªtica y no fue ning¨²n trauma. Todos los pa¨ªses europeos cumplieron su parte.
No podemos estar impulsando cambios en casa del vecino de forma verbal para despu¨¦s no echarle una mano cuando su techo se hunde.
Bastante vergonzoso sopor demostramos en los a?os noventa viendo como sal¨ªan de su pa¨ªs con lo puesto un mill¨®n de ruandeses sin que nadie hiciese nada. Tampoco pesta?eamos ante las masacres del Congo, Liberia o Sierra Leona y ni tan siquiera ante esa guerra que tuvo lugar en las entra?as de Europa, en la antigua Yugoslavia, en donde vimos c¨®mo violaban, mataban y aterrorizaban a hombres y mujeres desde los televisores de nuestra casa y como m¨¢s de un mill¨®n trescientas mil personas, entre refugiados y desplazados, tuvieron que abandonar sus hogares.
Y ahora, aunque el foco informativo est¨¦ centrado en el Norte de ?frica y Oriente Medio, tambi¨¦n podr¨ªamos comenzar a reflexionar sobre lo que est¨¢ pasando en Costa de Marfil, donde cientos de miles de desplazados viven una situaci¨®n humanitaria escandalosa.
Porque no abandona su tierra quien quiere, sino quien desesperadamente no tiene otra salida.
Merc¨¨ Rivas Torres es periodista y autora de 'Los Sue?os de Nassima'.
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