El desaire de Saleh hace temer un ba?o de sangre en Yemen
Los impulsores de la revuelta contra el presidente amenazan con reanudar las marchas si fracasa el acuerdo
Los ciudadanos de Yemen a¨²n trataban el domingo de salvar el plan para que Ali Abdal¨¢ Saleh deje el poder. El desaire del presidente al negarse a firmarlo el d¨ªa anterior hizo temer que se desatara un nuevo ba?o de sangre. Las calles de San¨¢ amanecieron tomadas por las fuerzas de seguridad, en especial en los aleda?os al palacio presidencial. Los j¨®venes impulsores de la revuelta vivieron el desplante de Saleh como un triunfo y planeaban intensificar sus protestas.
"El Consejo expresa su esperanza de eliminar los obst¨¢culos que todav¨ªa bloquean el acuerdo final, y su secretario general volver¨¢ a San¨¢ con ese prop¨®sito", afirm¨® un comunicado de los ministros de Exteriores del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG) tras reunirse en Riad. M¨¢s tarde el organismo (que agrupa a Arabia Saud¨ª, Kuwait, Catar, Bahr¨¦in, Emiratos ?rabes Unidos y Om¨¢n) aclar¨® que la visita ser¨¢ hoy mismo. El s¨¢bado, el secretario del CCG se fue de la capital yemen¨ª con las manos vac¨ªas.
"El gran peligro ahora es que vaya a por los manifestantes", interpretaba un observador occidental, temeroso de "una jugada a la bahrein¨ª". El rey de Bahr¨¦in aplast¨® sin contemplaciones la revuelta de su pa¨ªs en marzo. Pero a diferencia de ese pa¨ªs, en Yemen, los manifestantes cuentan con el apoyo de una parte del Ej¨¦rcito y la poblaci¨®n est¨¢ armada. Aunque desde el principio los activistas han insistido en el car¨¢cter pac¨ªfico de su protesta, reconocen que las cosas podr¨ªan cambiar en caso de agresi¨®n.
"Vamos a mantener nuestra contestaci¨®n pac¨ªfica, pero si llega el momento en que la revoluci¨®n encuentra una respuesta agresiva tendremos que tomar nuevas decisiones", reconoci¨® a este diario Tawakul Kerman. Esta dirigente juvenil no ocultaba su satisfacci¨®n por la forma en que hab¨ªa actuado Saleh. "Estamos muy contentos porque vamos a seguir con nuestra revoluci¨®n. La comunidad internacional no nos crey¨® cuando dijimos que el presidente no iba a dejar el poder", explica.
Fuentes diplom¨¢ticas occidentales conceden que el presidente est¨¢ buscando pretextos para esquivar el acuerdo. Sin embargo, se agarran a la esperanza de que las presiones de los vecinos de Yemen, en especial de Arabia Saud¨ª, logren un pacto de m¨ªnimos que evite que los partidos de oposici¨®n se alineen con el movimiento juvenil y que el enfrentamiento pol¨ªtico degenere en una guerra civil.
Ese riesgo se ve exacerbado por la existencia de una insurrecci¨®n en el norte, un movimiento separatista en el sur y la infiltraci¨®n de Al Qaeda en las regiones del este. De ah¨ª que EE UU, que el a?o pasado duplic¨® su ayuda militar a Yemen hasta 150 millones de d¨®lares para mantener la presi¨®n sobre ese grupo terrorista, haya trabajado entre bambalinas en una estrategia para la transferencia ordenada del poder.
La conocida como iniciativa del Golfo establec¨ªa que Saleh cediera el poder en el plazo de un mes a cambio de inmunidad para ¨¦l y sus allegados. Dos meses m¨¢s tarde se convocar¨ªan elecciones. El presidente y sus adversarios pol¨ªticos, entre los que hay tanto islamistas como izquierdistas, dieron el visto bueno al plan hace diez d¨ªas. No obstante, el s¨¢bado, Saleh se neg¨® a firmar.
Lo que los mediadores internacionales presentan como la primera soluci¨®n pac¨ªfica a una revuelta ¨¢rabe, para ¨¦l constituye un golpe que le convertir¨ªa en el tercer l¨ªder ¨¢rabe derrocado por un movimiento popular. De ah¨ª que primero rechazara rubricar el documento en calidad de presidente o que el mismo domingo, cuando los miembros del CCG aceptaron que lo hiciera como secretario general del partido gobernante, a?adiera la condici¨®n de que cesen las protestas.
Ese es un objetivo que nadie en la oposici¨®n puede garantizar. Aunque las manifestaciones crecieron notablemente cuando sus seguidores se unieron, el coraz¨®n de la revuelta es un movimiento juvenil que, a pesar de su falta de cohesi¨®n, cada vez est¨¢ m¨¢s estructurado. Adem¨¢s, el respaldo de los insurrectos del norte y de los separatistas del sur le da mayor proyecci¨®n.
"Es una batalla de voluntades", admit¨ªa Tawakul, la activista. "Nada va a parar la voluntad de la gente en su lucha pac¨ªfica contra el viejo sistema. Nadie quiere una revoluci¨®n a medias, por eso no hemos respaldado la iniciativa del Golfo. El presidente es ya un cad¨¢ver pol¨ªtico y ese plan equivale a una maniobra para resucitarle".
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